La tensión se dispara en Siria ante un posible ataque preventivo de EEUU

La Casa Blanca amenaza a Asad tras inferir que planea una operación con armas químicas

Un niño sirio recibe tratamiento tras el ataque con gass tóxico.

Un niño sirio recibe tratamiento tras el ataque con gass tóxico. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Estados Unidos ha lanzado una seria advertencia al régimen sirio de Bashar al Asad tras inferir que podría estar preparando un nuevo ataque con armas químicas. La Casa Blanca ha afirmado que "pagará un precio muy caro” si vuelve a vulnerar la prohibición contra el uso de las armas químicas, aunque ha insistido en que su principal objetivo en el país sigue siendo acabar con el Estado Islámico (EI). El mensaje estadounidense ha provocado una respuesta inmediata de Rusia, solo tres días después de que un caza del Pentágono derribara un avión sirio de fabricación rusa y llevara a Moscú a amenazar con derribar los cazas de la coalición que operan al oeste del río Éufrates. “Consideramos inaceptables las amenazas contra el liderazgo legítimo de Siria”, ha dicho un portavoz del Kremlin.

Las tensiones entre las grandes potencias que operan en el avispero sirio han aumentado significativamente en el último mes, después de que Pentágono haya roto con la prudencia que ha guiado sus operaciones en los últimos años para atacar hasta en cuatro ocasiones objetivos del régimen sirio y sus aliados en el país. Esa dinámica es nueva, tras el rechazo de Barack Obama a enfrentarse directamente al régimen de Asad, y ha puesto de relieve los peligros que acechan a medida que el EI pierde terreno. En Washington comienza a discutirse seriamente cómo gestionar la guerra una vez se haya neutralizado a los yihadistas. El escenario es complicado porque dejaría a EEUU y sus aliados frente a frente contra Rusia, Irán y Siria.

Tanto la Casa Blanca como el Pentágono dicen haber detectado maniobras del Ejército sirio en torno a la base aérea de Shayrat, muy similares a las que precedieron al ataque con armas químicas del pasado 4 de abril. Washington responsabilizó entonces al régimen sirio de la masacre con gas sarín, que dejó más de 80 muertos en Jan Sheijun. Solo tres días después, Donald Trump ordenó una lluvia de 49 misiles Tomahawk sobre la base de Shayrat, el primer ataque directo de EEUU contra el régimen sirio desde el inicio de la guerra. La operación causó daños relativamente modestos. Asad ha negado toda responsabilidad en el ataque de Jan Sheijún.

INTERCAMBIO DE AMENAZAS

“Si Asad lleva a cabo otro asesinato en masa con el uso de armas químicas, él y su Ejército pagarán un precio muy caro”, dijo el lunes el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer. Desde Naciones Unidas, su embajadora Nikki Haley dejó claro que, de producirse el ataque, su país responsabilizará también a los aliados de Siria: “Culparemos a Asad de cualquier otro ataque contra el pueblo sirio, pero también a Rusia e Irán, por apoyar que mate a su propia gente”. El Reino Unido se ha ofrecido a respaldar un potencial ataque preventivo de EEUU. “Si los americanos adoptan de nuevo una acción similar, quiero ser muy claro: nosotros la apoyaremos”, ha dicho el ministro de Defensa, Michael Fallon.

La escalada de la tensión llega en un momento de por sí muy delicado, después de que Rusia volviera a suspender el lunes la comunicación con Washington para evitar indeseados encontronazos aéreos como respuesta al derribo de un viejo cazabombardero sirio SU-22. “Cualquier aeronave, incluidos los aviones y los drones de la coalición internacional, que opere al oeste del río Éufrates será seguida por las fuerzas antiaéreas rusas en el aire y en tierra y será tratada como objetivo”, afirmó un portavoz del Kremlin. Según el Pentágono, el derribo del caza SU-22 se produjo después de que atacara a las milicias kurdas y árabes apoyadas por EEUU que operan en la provincia de Raqqa, la capital oficiosa del Estado Islámico.