tensión migratoria

Trump carga contra los jueces por bloquear sus planes contra los 'dreamers'

Un magistrado federal ordena al Gobierno que restablezca la protección a los 800.000 simpapeles que llegaron a EEUU siendo unos niños

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los planes inmigratorios de Donald Trump han vuelto a estrellarse contra la judicatura. Esta vez no ha sido el veto a los ciudadanos de ciertos países musulmanes, una medida que tras diversos reveses judiciales acabó entrando en vigor con una formulación algo menos indiscriminada que la original, sino la orden de eliminar el programa que protegía de la deportación a unos 800.000 inmigrantes que entraron ilegalmente en Estados Unidos cuando eran unos niños. Un juez federal de California ha impugnado la decisión de la Administración y le ha ordenado que vuelva a poner el programa DACA en práctica. El fallo da un respiro a los llamados ‘dreamers’ (soñadores), un colectivo que temía ser expulsado del país tras una vida en EEUU.

La Casa Blanca ha reaccionado de forma airada al requerimiento judicial y ha cargado nuevamente contra los tribunales, una constante desde que Trump llegó al poder. “Esto demuestra lo roto que está nuestro sistema de justicia y lo injusto que es”, ha dicho el presidente en las redes sociales. “Creemos que esta decisión es escandalosa, especialmente a tenor de la reunión bipartidista que el presidente mantuvo con éxito con miembros de las dos cámaras en la Casa Blanca”, añadió la portavoz Sarah Huckabee.

No en vano, la orden del juez se anunció poco después de que terminara la reunión que Trump mantuvo con los líderes republicanos y demócratas del Congreso para tratar de resolver el futuro de los ‘dreamers’. Trump ha pedido una “ley bipartidista de amor” para que no tengan que marcharse del país, pero también la ha condicionado a un pacto para que los demócratas le permitan financiar el muro en la frontera con México.

Promesa electoral

Trump tiene una extraña relación de amor y odio con DACA y los inmigrantes que se han beneficiado de ella desde que Barack Obama aprobó el programa en el 2012. En septiembre cumplió con su promesa de campaña para rescindir lo que había definido como “un decreto ilegal” para conceder una “amnistía” a los ‘dreamers’, a pesar de que DACA no contempla ninguna vía para regularizar su situación concediéndoles la ciudadanía. Todos ellos, de hecho, han tenido que renovar cada dos años el permiso para poder trabajar y permanecer legalmente en el país.

Pero desde la derogación del programa, Trump ha mostrado la intención de pactar un acuerdo para que los ‘dreamers’ no sean expulsados. Ha dicho que resolverá el asunto “con corazón y compasión”, que “no tienen que preocuparse de nada” y ha instado al Congreso a “hacer su trabajo”. Esos gestos de dirigente sensible los ha combinado, sin embargo, con esporádicos alegatos chovinistas, como el que lanzó el martes en las redes. “Que nadie se equivoque, ¡vamos a poner los intereses de los ciudadanos estadounidenses primero! Los hombres y mujeres olvidados de América nunca más serán ignorados”.

Posible recurso

Con el requerimiento del juez federal del distrito de San Francisco, William Alsup, el DACA se restablece temporalmente en todo el país, por lo que las autoridades inmigratorias no podrán deportar a los ‘dreamers’ a partir del 5 de marzo, como había establecido la orden del Departamento de Justicia. El caso seguirá ahora su curso en los tribunales y es muy probable que la Administración recurra el fallo de Alsup.

En paralelo a la vía judicial, la suerte de los ‘dreamers’ se ha convertido en una moneda política de cambio. Trump la está utilizando para tratar de pactar un acuerdo con los demócratas que incluya fondos para reforzar la frontera y medidas para restringir el derecho a la reunificación familiar de los inmigrantes y la lotería que reparte permisos de residencia. 

En la reunión del martes con los congresistas, Trump insistió en que firmará cualquier ley que le presenten los legisladores, una afirmación que ha soliviantado a sus aliados de la extrema derecha. “Esta fiesta del amor al DACA confirma la principal tesis del libro de Michael Wolff: cuando Bannon se fue, los demócratas liberales Jared, Ivanka, Cohn y Goldman Sachs tomaron el poder”, ha escrito en un tuit la comentarista ultraconservadora Ann Coulter