Donde Europa se acaba

Refugiados llevan a sus hijos a través de una carretera nacional hasta la frontera entre Grecia y Macedonia, cerca de la ciudad griega de Polykastro.

Refugiados llevan a sus hijos a través de una carretera nacional hasta la frontera entre Grecia y Macedonia, cerca de la ciudad griega de Polykastro. / periodico

RAFAEL VILASANJUAN

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Una nueva cumbre al rescate de una Europa en plena crisis existencial, y van... Cada vez que la UE percibe una nueva amenaza convoca a todos sus dirigentes, cada vez que hablan de refugiados la respuesta conduce al olvido o al fracaso.

La cumbre de hoy incorpora a Turquía, la puerta por donde salen cada mes miles de personas huyendo de la peor crisis humana con casi medio millón de muertos y otros 10 millones desplazados. Pero previsiblemente como todas las anteriores, esta se caracterizará por grandes anuncios y escasas acciones.

Mientras tanto, el temor que persigue a los refugiados es tan grande, que prefieren arriesgar sus vidas cruzando el Mediterráneo y entregando sus últimos recursos a mercaderes del tráfico humano, antes que quedarse encerrados en Turquía o incluso peor, bajo los bombardeos indiscriminados de sus ciudades en Siria e Irak.

Ni alambradas ni xenofobia

En los dos últimos meses, mas de 100.000 nuevos refugiados asoman a Europa. Ni la construcción de alambradas, ni la amenaza de movimientos xenófobos, ni las temperaturas de invierno han conseguido frenar la cifra de personas buscando refugio. Porque lo que les expulsa son guerras de violencia infinita.

Los recientes bombardeos de Alepo, la presión del Estado Islámico o la destrucción de sus ciudades son una amenaza mucho mayor que las barreras que hay que superar en la huida.

¿Donde iríamos nosotros si estuviéramos en guerra? Europa es el lugar donde quieren recalar muchos de ellos. Y tienen derecho. El problema es que la UE está mostrando sus límites mas estrechos con líderes que en vez de paliar su angustia acaban contagiados del mismo pánico.

La economía ha partido la Unión por un eje que divide al norte del sur, pero negando el asilo a los que buscan refugio de guerras en las que no somos ajenos, la respuesta parte a Europa por un eje aún mas claro: el de sus principios.

Sellar fronteras

Grecia y en menor medida Italia sufren la carga de todas las nuevas llegadas, pero frente a la responsabilidad que supone compartir un espacio común, los vecinos han empezado a utilizar todos los recursos disponibles para sellar sus fronteras.

La hostilidad empezó entre los países recién incorporados, cuyas instituciones todavía débiles son mas proclives al recelo. Pero se ha expandido por toda Europa. Mientras los refugiados se hacinan en Grecia, socios como Austria despliegan concertinas y todas sus fuerzas para que no entre nadie.

En Dinamarca a los que han llegado les confiscan las escasas propiedades que les quedan. En Francia e, se cierran

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violentamente campos en la frontera de Calais, en vez de adecentarlos. Y aquí en España, sin ir mas lejos ¿Alguien ha visto algún refugiado reciente? Sin una sola mención en el debate de investidura está claro que la indiferencia se reparte por igual de derecha e izquierda.

No hace falta otra cumbre, sino acción. La insolidaridad no es solo hacia la idea de aliviar la huida de los refugiados. No, más alarmante aún es que tampoco hay intentos por aliviar a los socios europeos que como Grecia o Italia están pagando sus peores consecuencias. Y es por ahí por donde Europa se acaba.