Violencia en Centroamérica

Desenterrar el horror en El Salvador

Un forense adscrito a la fiscalía que exhuma cadáveres da fe de la violencia de las maras

El forense Israel Ticas desentierra un cadáver en el municipio salvadoreño de San Sebastián.

El forense Israel Ticas desentierra un cadáver en el municipio salvadoreño de San Sebastián.

MONTSE
MARTÍNEZ

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Lo primero que hace el forense Israel Ticas al subir a su coche es colocarse la pistola debajo de la pantorrilla.«Estoy amenazado por las dos maras, la MS13 Salvatrucha y la M18, y los trayectos son de los momentos más peligrosos», explica ya dentro de su vehículo, camino del municipio de San Sebastián, a unos 100 kilómetros de San Salvador. La policía ha tenido un chivatazo y es muy probable que tenga que desenterrar a otra víctima. De hecho, es a lo que se dedica este forense de 48 años desde que trabaja adscrito a la fiscalía.

Los pandilleros, con independencia de su signo, en su despliegue de violencia sin límite y sin sentido, no solo matan a sus víctimas sino que, con bastante frecuencia, las descuartizan y las entierran en los lugares más insospechados. El listado de difuntos pendientes de ser exhumados es largo. Casi 100 personas, muchas en cementerios clandestinos.

«Les doy mi móvil personal a las madres de esos jóvenes que de-

saparecen», explica el forense, para añadir:«Nos quedamos sin jóvenes, los están matando».«Este trabajo me gusta porque me debo a estas familias salvadoreñas que sufren lo indecible», dice convencido. Ya ha sacado a 621 cadáveres de debajo de la tierra.

Ticas resalta que, en El Salvador, por el mero hecho de ser joven, ya te encuentras en peligro. Alerta del papel multiplicador de las redes sociales y del fundamental papel que están jugando en la captación de nuevos adeptos a las pandillas.«Además,-añade- las amenazas que se producen en las puertas de los institutos se han extendido ahora a la red».

Cien kilómetros por las carreteras de El Salvador dan para mucha conversación y el forense, lo primero que cuestiona, es la continuidad de la tregua que desde abril han firmado las dos principales maras del país, con la mediación de la Iglesia. La policía asegura que los homicidios han descendido de 15 a 5 cada día pero este profesional cree que se continúa matando pero ahora los asesinos entierra a sus víctimas en lugar de dejarlas en mitad de cualquier parte.

Ha visto de todo y cuenta cosas espeluznantes. Escenas de violencia que cuesta creer que sean reales.«Estos chicos tiene comportamientos de psicópatas, cuando están solos parecen palomitas, en grupo se convierten en asesinos sin ápice de arrepentimiento», asegura.

Barbaridades

Habla de cuerpos desmembrados, de cabezas separadas del tronco, de mujeres con palos y botellas dentro de la vagina, de pechos femeninos cortados y de embarazadas rajadas de arriba a abajo a las que han sacado el feto. Auténticas barbaridades.«Al Gobierno se le ha ido de las manos el fenómeno de las pandillas», sostiene el forense, tras asegurar que ya pronosticó este deterioro hace más de 10 años.

La colonia de Santa Fe, en el municipio de San Sebastián, es un lugar inhóspito donde todo el mundo ve, oye y calla. El forense desvela algunos datos del caso que se dispone a trabajar. El desaparecido es un chico de 24 años deportado de EEUU, miembro de la mara MS13 Salvatrucha.«Está troceado dentro de una fosa séptica», constata antes de bajar del coche. Al parecer, el joven ha sido víctima de su propia banda porque, según los códigos internos, el deportado de EEUU se hace automáticamente con el mando y los jefes en el municipio se negaron a ceder el poder a manos del recién llegado.

CON PICO Y PALA/ El chivatazo era cierto. La certeza, también. Son ya demasiados años de trabajo.

Fuertemente escoltado por la policía - «no sería la primera vez que nos atacan mientras trabajamos», dice-, el forense se arremanga y, provisto de pico y pala, empieza a señalar el camino de la exhumación. En lugar de acceder desde arriba, su método consiste en cavar alrededor y dejar los cadáveres en alto relieve para no destrozar las pruebas.

Se divirtieron mientras enterraban el cuerpo descuartizado. Antes de que asomen las extremidades, el forense retira botellas de cerveza y camisetas de varios equipos de fútbol. Los restos, enterrados desde hace aproximadamente un mes, están cada vez más cerca. El olor da debida cuenta de ello.