Panorama político en Francia

La derecha francesa gira más a la derecha

La elección del miembro del ala dura Laurent Wauquiez como líder de 'Los Republicanos' ahonda la fractura del partido gaullista

El presidente de Los Republicanos, Laurent Wauquiez.

El presidente de Los Republicanos, Laurent Wauquiez. / periodico

Eva Cantón

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En medio de un paisaje político en ruinas y desgarrada por la ofensiva de Emmanuel Macron, la derecha francesa quiere renovarse y pasar la página del fiasco de François Fillon, el malogrado candidato de Los Republicanos que vio frustrada su carrera al Elíseo tras el escándalo sobre los empleos ficticios de su familia. 

Los militantes del gran partido gaullista francés eligieron este domingo a Laurent Wauquiez, de 42 años y actual presidente de la región Auvernia-Ródano-Alpes,  como su nuevo líder con el 76,64% de los votos.

Sin apenas oposición,  Wauquiez dejó atrás a sus dos únicos adversarios en la contienda interna, Florence Portelli, exportavoz de Fillon, con un 16,11%  de apoyos y el joven Maël de Calan, próximo al alcalde de Burdeos, el moderado Alain Juppé, con un 9,25%.

"La derecha ha vuelto. Vamos a reconstruirlo todo. Es una derecha renovada la que se levanta hoy, una derecha que asume sus valores, una derecha serena que ya no se esconde", proclamó el vencedor apenas conocido el resultado. Su gran reto ahora será redefinir la línea política del partido gaullista heredero de la UMP de Nicolas Sarkozy y el PRP de Jacques Chirac. Miembro del ala dura del partido, Wauquiez asume un conservadurismo sin complejos y se ha propuesto convertirse en el rostro de la oposición a Macron.

La semilla de la división

La tarea será ardua, porque tras el fracaso en las presidenciales, Los Republicanos lograron situarse como la segunda fuerza en las elecciones legislativas de junio, con 113 escaños, pero el presidente francés sembró la semilla de la división al nombrar como primer ministro al conservador Edouard Philippe y asignar la cartera de Economía al también miembro de Los Republicanos Bruno Le Maire.

El partido sufrió su primera escisión en la Asamblea Nacional cuando una veintena de diputados creó un grupo parlamentario propio junto a miembros del centrista MoDem, favorable a las políticas del presidente.

La única oposición que encuentra La República en Marcha es la del líder de la Francia Insumisa, Jean Luc Melénchon, cuyo peso parece desvanecerse. Mientras, Marine Le Pen, debilitada por el fracaso electoral de mayo y centrada en la refundación del Frente Nacional, está prácticamente ausente del debate político. El espacio ideológico entre estos dos extremos es el que había ocupado hasta ahora el partido conservador, que se había ido alternado en el poder con los socialistas en los últimos cuarenta años.

Wauquiez deberá, por tanto, recuperar al electorado perdido, si antes logra convencer a sus propias filas, y evitar la fuga de los sectores más moderados. Este lunes, tan solo veinticuatro horas después de su elección, ha recibido un primer golpe. Xavier Bertrand, referente de la formación conservadora, presidente de la región Altos de Francia y exministro de Sarkozy, anunciaba que abandonaba el partido al no reconocerse en la estrategia de "derechización" del nuevo líder.

Coqueteo con el Frente Nacional

Durante la campaña que le ha llevado a la cabeza de Los Republicanos, Wauquiez ha puesto el cursor muy a la derecha, apropiándose del ADN más conservador  y  coqueteando incluso con los temas favoritos del Frente Nacional, como la identidad francesa o el rechazo a las élites. Aun así, asegura que no habrá alianzas con la formación ultraderechista.

Wauquiez reivindica igualmente las raíces cristianas de Francia para atraerse el favor del votante fiel a Fillon que, durante la presidencia de François Hollande, se manifestó en contra del matrimonio homosexual siguiendo las consignas del movimiento ‘Sens comnun’, un sector que apoya al nuevo líder de la derecha.

Reticencias sobre Europa

Pero lo que puede ser determinante para la supervivencia de su familia política es su postura sobre Europa. Wauquiez ha mostrado sus reservas hacia la Unión Europea, rechazando no obstante la etiqueta de euroescéptico, y plantea someter a referéndum un nuevo tratado de refundación.

Aboga por una unión de estados-nación y la creación de un "núcleo duro" en torno a doce países. Uno de sus mantras ha sido que "Europa no se construye en contra de la opinión de los pueblos".  El flamante presidente de Los Republicanos deberá construir un proyecto atractivo para la opinión pública francesa si pretende aspirar al Elíseo en el 2022. El 75% de los franceses, según un sondeo del Instituto Elabe, no cree que el partido abandere la renovación, ni de ideas ni de personas.

Ambicioso y sin empatía

Alumno brillante de la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA), autentico vivero de las élites francesas, y de Sciences Po, Laurent Wauquiez es el heredero político de Jacques Barrot, un conservador humanista que cuando es nombrado comisario europeo le deja al joven Wauquiez su puesto en la Asamblea Nacional. Wauquiez se convierte en 2004 a los 29 años en el benjamín del hemiciclo. En 2007 es portavoz del Gobierno de François Fillon y muestra ya grandes ambiciones políticas. Muchos colaboradores le reprochan una actitud excesivamente brusca y el moderado Alain Juppé critica su tendencia a querer estar en lo más alto de los índices de popularidad. En las filas de su propia familia política, muchos ven en él una máquina intelectual perfecta que carece de empatía y del sentido de la fidelidad.

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