INCREMENTO DE LA XENOFOBIA

La crisis de refugiados relanza la ultraderecha en Alemania

El partido 'Alternativa para Alemania' (AfD) sube a sus máximos históricos como tercera fuerza del país sirviéndose de una retórica muy dura contra la inmigración

La cúpula dirigente del AfD entona el himno alemán en la convención federal del partido, en Hannóver, el 29 de noviembre.

La cúpula dirigente del AfD entona el himno alemán en la convención federal del partido, en Hannóver, el 29 de noviembre. / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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El constante flujo de refugiados que llega a Alemania y las políticas aperturistas de Angela Merkel han creado un monstruo que la cancillera quería evitar. Los sectores de derecha más contrarios al éxodo de miles de personas tienen cada vez una voz más potente. Si el movimiento Pegida ha trasladado durante meses esa frustración en las calles con una retórica muy agresiva, ahora es el partido Alternativa para Alemania (AfD) el que amenaza con llevar ese fervor contra los refugiados al Bundestag, el Parlamento alemán.

El paulatino auge de este partido se ha constatado en las encuestas publicadas en las últimas semanas, que le sitúan con alrededor de un 10% de la intención de voto y se disputa ser el tercer mayor partido del país con el progresista Die Linke. El ascenso de este grupo, al que se ha comparado con una versión más dura del británico UKIP, llega ahora a sus mayores cuotas históricas. “No os unáis a ellos, hay odio en sus corazones”, advirtió Merkel en el mensaje de año nuevo que inauguraba el 2015. Esas advertencias parecen no haber sido escuchadas.

GIRO A LA DERECHA ANTIREFUGIADOS

El AfD nació en abril del 2013 como reacción al desgaste generado por la crisis financiera. Entonces querían vender su apuesta por el euroescepticismo y el conservadurismo nacionalista y se identificaban con los liberales, antiguos socios del Gobierno de Berlín. La irrupción de la crisis de los refugiados y el auge del movimiento antiislamista Pegida cambió el rumbo de la formación.

Las profundas reformas en la cúpula de este pasado verano intensificaron su aproximación a los grupúsculos más radicales. Después de meses de luchas internas, en un congreso extraordinario celebrado el pasado 4 de julio se escogió como nuevos presidentes a Frauke Petry y Jörg Meuthen, del ala más ultraconservadora y nacionalista. Cuatro días más tarde Bernd Lucke, uno de sus fundadores, abandonó el partido al lamentar su deriva xenófoba y antiislamista que, según indicó, llevan al AfD a ser “el partido de Pegida”. Después de su marcha el partido tan solo tenía el 3% de intención de voto, pero el creciente descontento con la llegada de refugiados ha propulsado sus números y aspiraciones.

LOS QUE MÁS TIENEN A PERDER

El ascenso en las encuestas del AfD también supone un problema para la CDU y la CSU, su partido hermano y aliado del Gobierno, que han visto como sus números caen. Eso ha llevado a las bases más conservadoras y a los ‘halcones’ de la formación a criticar abiertamente a la cancillera para que endurezca sus políticas. Aún así, el especialista en ultraderecha alemana de la Freie Universität de Berlín Carsten Koschmieder cree que el AfD no tiene mucho margen de mejora. “A medida que endurecen su discurso, también se alejan de las bases conservadoras más moderadas”, apunta.

El discurso de la formación ultranacionalista ha tenido un efecto contagio y los cristianodemócratas han exhibido una retórica más contundente. Ante las presiones, Merkel ha ido cediendo en su política de asilo. El doctor en historia contemporánea Xavier Casals cree que eso dañará al AdF. “Viven de magnificar la llegada de refugiados, pero en el momento en que Merkel endurezca su discurso la ultraderecha perderá los argumentos”, remarca.