CONFRONTACIÓN EN ASIA

Crece la tensión entre las dos coreas tras el cierre de un complejo industrial común

Pionyang ha declarado zona militar la zona de Kaesong, que los dos paises compartían, y expulsado a los trabajadores surcoreanos

Trabajadores del complejo industrial de Kaesong esperan cerca de la zona desmilitarizada

Trabajadores del complejo industrial de Kaesong esperan cerca de la zona desmilitarizada / cb

ADRIÁN FONCILLAS

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El complejo industrial de Kaesong, icono de la colaboración coreana y fiel termómetro del clima en la península, evidencia hoy la espiral de confrontaciones. Pionyang la ha declarado zona militar, urgido a los trabajadores surcoreanos a dejarla con lo puesto en media hora y decretado el embargo de todo el material de sus empresas.

El régimen estalinista se ha esforzado durante todo el día en escenificar la ruptura. También ha cortado las líneas directas y anunciado que cerraría las comunicaciones en la ciudad de Panmunjom tan pronto el último trabajador surcoreano traspasara las fronteras.

Pionyang ya cortó en 2013 las líneas directas y las reabrió poco después. Su eficacia es dudosa: pretenden evitar que la tensión se descontrole pero suelen ser las primeras víctimas.

Un militar surcoreano ya lo aclaró años atrás: “En un momento en el que la guerra puede desatarse en cualquier momento con Corea del Norte, no hay necesidad de mantener las comunicaciones”.ç

DECISIONES IMPULSIVAS

El origen de las decisiones de Pionyang, impulsivas incluso para sus parámetros de volatilidad, fue la clausura del complejo industrial conjunto aprobada ayer por Seúl como castigo por el lanzamiento de un misil de largo alcance el domingo.

Corea del Sur opina que Pionyang destina a su programa nuclear los beneficios de Kaesong. Esa clausura ha sido interpretada por el hipersensible régimen estalinista como “una declaración de guerra”.

“Las fuerzas enemigas surcoreanas experimentarán el precio severo y doloroso que deben pagar por detener el complejo industrial de Kaesong”, ha declarado el Comité para la Reunificación Pacífica de Corea (CPRK, por sus siglas inglesas) en la agencia de noticias estatal, KCNA.

Así que, cuando los trabajadores surcoreanos preparaban su salida y Seúl confiaba al comité bilateral las condiciones del desalojo, Pionyang les ha metido mucha prisa. El comunicado de la CPRK emitido a las 16.30 (hora local) les urgía a abandonar las instalaciones en media hora.

También ordenaba la confiscación de los bienes de las compañías surcoreanas, maquinaria y materias primas incluidas. Los trabajadores sólo podían llevarse sus pertenencias personales. Algunos han relatado a su regreso una presencia militar atosigante en el complejo en las últimas horas.

Kaesong es la última trinchera en las relaciones bilaterales. El complejo mide la gravedad de las crisis: si sigue abierta, la situación está bajo cierto control. Muchas expertos y analistas han llamado a la calma en tiempos de fragorosas amenazas señalando a Kaesong.

PERIODO PACÍFICO

El complejo, situado en suelo norcoreano a diez kilómetros de la frontera, fue inaugurado en el 2000 durante la sunshine policy , el periodo más pacífico en la península.

Kaesong no sólo ha sobrevivido por su fuerza icónica de cooperación sino por los beneficios mutuos. Las 124 compañías surcoreanas aprovechan los bajos salarios de los 54.000 trabajadores norcoreanos y Pionyang ingresa casi cien millones de dólares.

Es una de sus escasísimas fuentes de divisas. Los empresarios surcoreanos han lamentado que ambos gobiernos utilicen Kaesong como argumento negociador durante las crisis y echan de menos un contexto más estable.

Sus responsables muestran una desesperación comprensible después de haber escuchado ayer a su Gobierno cerrar el complejo y a Pionyang embargar sus bienes. Corea del Norte ha pedido compensaciones a Seúl por su “irresponsable decisión” y amenazado con pleitos si no llegan.

Las compañías surcoreanas declararon unas pérdidas de casi 900 millones de dólares (798 millones de euros) durante los 160 días que el complejo estuvo cerrado en 2013.