Corea del Norte: el país más sancionado del mundo

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ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Misil o ensayo nuclear, condena internacional, reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU y aprobación de nuevas y agravadas sanciones. Pyongyang y el mundo suman décadas en un bucle sólo interrumpido por algún fugaz acuerdo de desnuclearización. A las de la ONU se suman las unilaterales de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Ningún país ejemplifica mejor el fracaso de las sanciones que Corea del Norte, una pertinaz piedra en el zapato global. El aislamiento no sirve con unos líderes vocacionalmente aislados, sin desgarros morales para derivar a sus súbditos las escaseces y con una probada habilidad para el contrabando.

La casuística señala que las sanciones buscan ahogar la economía nacional, modificar el comportamiento del Gobierno y, en último caso, provocar su cambio. Lo tercero es tan improbable hoy como cuando el abuelo de la saga fundó el país más de medio siglo atrás. De lo segundo habla la febril actividad misilística reciente: Kim Jong-un ha lanzado 31 proyectiles en su lustro de reinado frente a los 16 durante los 18 años del de su padre, Kim Jong-il. Sólo lo primero se ha conseguido y no hay razones para el júbilo.

360 GRAMOS DE COMIDA AL DÍA

La economía vive tiempos especialmente complicados incluso para un país habituado a los cortes de suministros de luz y hambrunas. Su PIB bajó en 2015 un 1,1 % arrastrado por caídas en la agricultura, la minería, las manufacturas, la electricidad y el comercio exterior. Sólo mejoró la construcción y el sector de servicios. Supone la primera recesión en un lustro y se esperan peores números en 2016 tras las prohibiciones a sus exportaciones de minerales y metales. Son los cálculos del Banco de Corea (Seúl), necesariamente inexactos porque utiliza estimaciones, pero es lo mejor de lo que se dispone. Un informe reciente de la ONU revelaba que la autosuficiencia alimentaria que el régimen califica como “una bomba de hidrógeno contra los enemigos” es quimérica. Los ciudadanos reciben 360 gramos de comida diaria, un 12 % menos que el pasado año y muy por debajo de los 600 que recomienda la ONU. La producción de arroz cayó el pasado año un 26 % y el país necesitará este casi 700.000 toneladas de comida más de la que produce.

Pero la situación en palacio y alrededores no parece preocupante a pesar de los esfuerzos por expulsarlo del sistema económico y financiero global. Las viejas sanciones al Banco Delta Asia, donde Pyongyang guardaba sus divisas extranjeras, tuvieron una eficacia breve. Corea del Norte siempre ha encontrado caminos para evadir las transacciones habituales con intermediarios o entidades opacas. Parte del material que alimenta su carrera armamentista ha llegado a través de una compañía nacional que registra ilegalmente sus barcos, contrata tripulación extranjera y cambia la bandera. Un panel de expertos de la ONU ha revelado contratos de armas con países africanos como Uganda, Zimbabue, Nigeria o Etiopía. La supervisión de las sanciones se complica por la falta de medios, de ganas o de ambas de muchos países. China ejerció durante mucho tiempo de salvavidas en la tormenta pero los últimos desmanes han acabado con su paciencia y las organizaciones internacionales han acreditado su vigor en el cumplimiento de las sanciones.

CASTIGADO DESDE 1949

Corea del Norte es el país más sancionado del mundo, recuerda Bruce Cumings, catedrático de la Universidad de Chicago y experto en el país asiático. “Empezaron en 1949 y nunca han parado. Pero ellos tienen 100 o 1.000 formas de eludirlas. En los últimos 20 años, China ha sido clave para que resistieran. Hay un enorme tráfico en su frontera y no es posible regularlo. Sólo el 6 % de la carga se inspecciona”, señala.

El cuadro de violaciones sistemáticas de derechos humanos con represión a los elementos hostiles reales o imaginarios, las decenas de ejecuciones públicas o el control atosigante con unidades vecinales descartan una revuelta del pueblo por más sufrimientos que encadene. El régimen teme a los donju, esa élite de piel más fina y acostumbrada a los lujos capitalistas en la única dinastía estalinista del mundo. El Gobierno sella la lealtad de esos altos miembros del partido o el ejército con más y mejor comida, residencias en la capital y bienes como electrodomésticos, móviles o joyas. Todos los participantes en el último Congreso del Partido de los Trabajadores recibieron un televisor LED de 45 pulgadas. La detención reciente de un agente norcoreano en China con dólares falsificados para comprar electrodomésticos a la élite sugiere la desesperación de Pyongyang para contentarles. También sugiere el primer indicio de éxito de las sanciones internacionales después de décadas.