El control de fronteras, plato fuerte de la reunión de ministros de Interior de la UE

Numerosos países presionan a Grecia, que ha acabado por aceptar que equipos de intervención rápida de Frontex patrullen en sus aguas

en ruta con los refugiados

en ruta con los refugiados / JAVIER TRIANA

Silvia Martinez

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Los controles de fronteras siguen levantando ampollas en la Unión Europea. El plan para redistribuir a 160.000 refugiados no ha resuelto el problema. Eslovaquia y Hungría han denunciado ante el Tribunal de Justicia de la UE el sistema de cuotas pactado en septiembre. Y la opinión del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, de que el problema está en Grecia ha terminado por cuajar entre muchos ministros de interior de la UE que aprovecharán su encuentro de este viernes para mantener la presión sobre Atenas, que en un gesto de última hora solicitaba ayer ayuda para controlar sus fronteras. La decisión llega tras las amenazas de exclusión temporal del espacio Schengen y la prolongación a dos años de los controles con el país que los 28 analizarán en su reunión de hoy.

En los últimos meses han sido varios los países que han reintroducido de forma temporal esta medida. Alemania y Austria, a raíz de la fuerte presión migratoria, o Francia, a cuenta de la cumbre del clima de París. Ahora la presidencia de la UE, que ocupa este semestre Luxemburgo, recuerda en una nota elaborada para el debate que, desde 2013 y como última opción, “cuando el funcionamiento del espacio sin controles en las fronteras exteriores esté en riesgo y en la medida en que las circunstancias excepcionales representen una amenaza grave para el orden público o para la seguridad interior (…), el período para el restablecimiento del control podrá prolongarse hasta un máximo total de dos años”, señala en relación al artículo 26 del código de fronteras Schengen, la base jurídica para ampliar los controles previo análisis y recomendación de la Comisión Europea.

MEDIDA DE AUTOPROTECCIÓN

Se trata de una medida de autoprotección que podría permitir a Berlín prorrogar más allá de marzo de 2016 sus controles pero es, sobre todo, una forma de apretar las tuercas a una Grecia que ha hecho oídos sordos a todos y cada uno de los requerimientos que ha recibido para mejorar la vigilancia y el control de los refugiados e inmigrantes que entran en la UE a través de su territorio. Aunque no tiene frontera terrestre con otros miembros del espacio Schengen, hay varios países del este que llevan pidiendo meses su salida de esta zona.

“La suspensión de Grecia del Tratado Schengen nunca se ha planteado en el marco de la UE. Hay informes falsos para culpar a Grecia de gestionar mal los flujos migratorios y de refugiados”, se quejaba esta semana el gobierno de Alexis Tsipras que acusa de generar un entorno hostil hacia Grecia. Es más, admiten que aunque hay retrasos -solo funciona un hotspot en Lesbos- no toda la culpa es griega. “Hemos pedido 100 aparatos con sistemas de huellas dactilares y solo tenemos 42. Nos están diciendo que no queremos la ayuda de Frontex y eso es mentira. En mayo pedimos 320 personas y llegaron la mitad”, decía ayer el ministro de política migratoria, Ioannis Mouzalas.

INTERVENCIÓN EN LA FRONTERA GRIEGA

Las amenazas, en todo caso, han empezado a surtir efecto y Grecia ha terminado por ceder. Hace semanas que los gobiernos europeos pedían gestos a Atenas y ayer llegaron in extremis. Las autoridades helenas activaron el mecanismo de protección civil y pidieron al centro de coordinación de emergencias europeo el envío de ambulancias, equipos sanitarios, kits de emergencia, mantas y camas. Además, aceptaron un nuevo plan operativo con la agencia europea para el control de las fronteras exteriores que permitirá a Frontex empezar a desplegar expertos en la frontera entre Grecia y la exrepública yugoslava de Macedonia para controlar a los inmigrantes y refugiados que intentan cruzar a través de esa vía e impedir que nadie salga del país sin control y sin la toma de huellas dactilares, uno de los elementos pactados en la cumbre extraordinaria de los países de la ruta de los Balcanes que todavía no habían visto la luz.

Junto a estas dos medidas, una tercera con el foco puesto en el Egeo. Tras semanas de reticencias, Atenas también solicitó ayer el despliegue de equipos de intervención rápida de Frontex para dar apoyo inmediato a sus guardas de fronteras en la principal vía de entrada al país y por donde han entrado en noviembre 50.000 personas. Se trata de compromisos importantes que ayudarán a suavizar previsiblemente las críticas a Grecia. Los anuncios no cambian, sin embargo, el hecho de que la presión migratoria sobre el viejo continente sigue siendo enorme. Entre enero y octubre entraron en la UE 1,2 millones de inmigrantes y refugiados lo que supone un incremento del 431% respecto al año pasado.