ANTE EL TRIBUNAL 43 AÑOS DESPUÉS

EEUU juzga al asesino de Víctor Jara

El exmilitar pinochetista está acusado de haber torturado y disparado al reconocido cantautor chileno

Joan Turner de Jara, viuda de Víctor Jara, entra en el tribunal acompañada de sus hijas Manuela (centro) y Amanda (derecha).

Joan Turner de Jara, viuda de Víctor Jara, entra en el tribunal acompañada de sus hijas Manuela (centro) y Amanda (derecha). / periodico

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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“¡Canto que mal me sales/Cuando tengo que cantar espanto!/ Espanto como el que vivo/ como el que muero, espanto”. Víctor Jara escribió en una letra abigarrada su último texto el 15 de setiembre de 1973, cuando estaba preso en el Estadio de Santiago de  Chile. Un día más tarde, el cuerpo de uno de los artistas más populares de ese país durante el Gobierno de la Unidad Popular, fue encontrado con 44 impactos de bala cerca del cementerio de la capital. Han pasado 43 años.

La justicia chilena avanzó en el esclarecimiento de un episodio que estremeció al mundo. Pero faltaba una pieza en esta causa tan sensible, la de Pedro Pablo Barriento. Se trata del militar acusado de haber torturado y disparado contra el autor de “Te recuerdo, Amanda”.

El juicio ha empezado este lunes en la ciudad de Orlando, estremecida por la acción terrorista al local gay. Barrientos vive en Estados Unidos desde el mismo momento en que el dictador Augusto Pinochet se preparaba para entregar el poder.

PASAR INADVERTIDO

Corría 1989. El exmilitar, actualmente de 67 años, intentó disolverse en el anonimato. Se radicó en Deltona, al norte de Miami y se hizo ciudadano estadounidense. Con la ayuda de la organización civil Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA), la familia de Jara demandó a Barrientos hace tres años.

Barrientos invocó su condición de estadounidense para solicitar al tribunal que desestime la demanda por considerarla carente de “jurisdicción”. Su argumento no fue atendido. La Ley de Protección a Víctimas de la Tortura, que considera imprescriptibles a esos delitos de lesa humanidad, hizo posible que se abriera el juicio en EE.UU.

“La importancia de esto no termina con mi familia, sino que se extiende a todos los que han pasado tantas décadas en busca de respuestas acerca de sus seres queridos”, ha dicho Joan Turner de Jara, viuda del cantante, compositor y director teatral.

Barrientos fue uno de los tenientes del Ejército encargado de custodiar a los prisioneros en el Estadio Chile, que en la actualidad lleva el nombre de Víctor Jara. “La sangre para ellos son medallas/La matanza es acto de heroísmo/¿Es este el mundo que creaste, dios mío?”, escribió en una de sus gradas el hombre al que este oficial le colocó un arma detrás de la cabeza.

Jara pudo entrever que ese serían sus últimas palabras. Barrientos ya sabía cuál iba a ser su destino. Llenó el tambor de su pistola y empezó a jugar a la “ruleta rusa” frente a la sien del cantante. Después llegaron los gritos.

A los 89 años, Joan Turner ha estado presente en el tribunal de Orlando, acompañada de sus dos hijas, Amanda y Manuela. Unas 20 personas participarán como testigos en el juicio. Esperan una sentencia ejemplar. Luego, reclamarán la extradición del exoficial.  

CAUSA PARALELA

Barrientos y otros 10 exoficiales se enfrentan en Chile a una causa paralela por distintos grados de responsabilidad en el asesinato. Miguel Vázquez Plaza, miembro de la Corte de Apelaciones de Santiago, ha dictaminado una acusación en contra de diez funcionarios del Ejército en retiro. Vázquez Plaza procesó el año pasado a: Raúl Jofré González, Hugo Sánchez Marmonti, Nelson Haase Mazzei, Edwin Dimter Bianchi, Ernesto Bethke Wulf, Jorge Smith Gumucio, Hernán Chacón Soto, Patricio Vásquez Donoso y Juan Jara Quintana.

Vázquez Plaza pudo determinar que “durante su detención, Víctor Jara Martínez fue reconocido por el personal militar instalado en el interior del Estadio Chile, siendo separado del resto de los prisioneros para ser llevado a otras dependencias ubicadas en los camerinos, ocupadas como salas de interrogatorios y apremios, donde fuera agredido físicamente en forma permanente por varios oficiales”.

El 16 de septiembre de 1973 le dispararon con envilecimiento. “El cadáver  fue encontrado en los días posteriores en un terreno baldío cercano a la línea férrea, con signos evidentes de haber recibido golpes en el cuerpo y los impactos de bala detallados en el informe de autopsia”. Barrientos supuso que nunca tendría que rendir cuentas por esto.