Colombia silencia las armas

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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"Silencio". La palabra se ha repetido como un mantra en buena parte de Colombia desde que lunes fue cobrando forma. Los hombres y mujeres habían naturalizado los ruidos de la guerra interna. Ahora, esos sonidos empiezan a pertenecer al pasado. Cuarenta y ocho horas después de que el presidente Juan Manuel Santos anunciara el inicio del cese al fuego bilateral y definitivo desde el día 29, las FARC respondieron con la misma decisión política.

“Ordeno a todos nuestros mandos, a todas nuestras unidades, a todos y cada uno de nuestros combatientes, a cesar las hostilidades de manera definitiva contra el Estado colombiano a partir de las 24 horas de la noche de hoy”, dijo el domingo Timoleón Jiménez, alias Timochenko, el principal referente de la guerrilla. En el que parece ser su último mensaje desde La Habana, Timochenko aseguró que la insurgencia recibió “emocionada” la instrucción dada por Santos:

Repican las campanas

“Hoy más que nunca queremos abrazarnos como compatriotas y comenzar a trabajar unidos por la nueva Colombia”. La metáfora del “silencio” fue usada especialmente en las grandes ciudades.“En Bogotá no se alcanza a percibir la magnitud del cese el fuego bilateral, pero en los lugares donde hay conflicto, a las 12 de la noche se escucharon sirenas, las campanas de las iglesias sonaron celebrando este acuerdo", dijo Humberto de la Calle, el hombre que encabezó las negociaciones con las FARC en nombre del Gobierno. De la Calle también habló de haber sentido “una gran emoción” a medida que el domingo iba quedando atrás y se llevaba una historia 52 años de enfrentamientos y “siete millones de víctimas”. 

Se viven momentos extraordinarios en Colombia. “Se termina así el conflicto con las FARC”, dijo Santos y la emoción lo quebró. En los hechos, el presidente avanzó en esa dirección debido a la confianza construida durante las negociaciones. Los últimos 13 meses fueron los de menor intensidad del conflicto desde 1964 en número de víctimas, heridos, y acciones violentas.

Timochenko  recordó que la guerrilla tiene por delante el objetivo de convertirse  en un movimiento político legal en las condiciones pactadas. Y todavía restan ver imágenes que prometen ser imborrables.La canciller María Ángela Holguín reveló que el Gobierno y las FARC analizan la posibilidad de sellar el acuerdo ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que se adelantará para mediados de septiembre.

Confianza en el futuro

Según el portal de la revista Semana, el presidente a buscado con esa orden garantizar entre otras cosas la logística y seguridad que requerirá la Décima Conferencia Nacional  de la guerrilla. La reunión de las FARC, prevista para los primeros días del mes entrante, se espera como otro de los hitos históricos de este proceso de pasa. Los principales mandos de la insurgencia avalarán los acuerdos de La Habana e iniciarán su compleja pero inexorable conversión en una fuerza política.

“Esperamos que haya mínimas disidencias (en esa conferencia)”, dijo De la Calle. El tono de las declaraciones de una y otra parte ha dado un giro muy difícil de imaginar a fines de 2012, cuando se iniciaron las conversaciones bilaterales. En los últimos días, el antes demonizadoTimochenko gana las portadas por su llamamiento a “hacer todo lo que al alcance para que las víctimas del doloroso conflicto tengan justicia y reparación”. 

Repercusiones en el Congreso

El Congreso recibirá en las próximas horas el pedido de convocatoria del plebiscito para avalar o rechazar el 2 de octubre lo pactado en La Habana. La coalición de Santos y otras fuerzas de centroizquierda ya se pronunciaron por el 'sí', al igual que distintas organizaciones sociales. De la Calle confía que el apoyo a la paz irá creciendo a medida que se acerque la consulta

“No nos asusta ni nos parece malo que haya voces en contra”. Ya se sabe que los seguidores del expresidente Álvaro Uribe aunaron sus voces para decirle 'no' al acuerdo.Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, el máximo jefe del ELN, la guerrilla que aún continúa operativa, ha expresado un peculiar descontento por el resultado de las negociaciones entre las FARC y el Gobierno.

A través de una larga carta enviada a Timochenko, Gabino  dijo que no comparte la “esencia” de lo pactado. A la vez, dejó entrever que, si el ELN no llega a entenderse con las autoridades, todo el peso del Estado se descargará sobre ese grupo. Gabino teme que desmovilizados de las FARC terminarán colaborando con esa tarea.