MEDIDA POLÉMICA

La claudicación silenciosa de Merkel

La cancillera Angela Merkel, ante los medios.

La cancillera Angela Merkel, ante los medios. / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Marta Santaella es una de los casi 140.000 españoles que residen en Alemania. En el 2006 vivió su primera toma de contacto con el motor económico de Europa cuando realizó su Erasmus en Stuttgart. Cinco años más tarde, esta malagueña de 32 años volvería a hacer las maletas para mudarse al norte. En Innsbruck, Austria, conocería a su futura pareja, con quien ahora comparten a Marina, una niña de poco más un año. Ahí recibió la ayuda estatal para su hija, la Kindergeld, y pensaba que en el pueblo alemán de Prieros, donde se instaló este pasado agosto, la cosa seguiría igual. Pero ahora ser extranjera y desempleada en Alemania es mucho más complicado.

Esta última semana el gobierno liderado por la canciller Angela Merkel ha anunciado una dura restricción a las ayudas sociales de los ciudadanos europeos que no tienen trabajo al ampliar de seis meses a hasta cinco años el tiempo de estancia necesaria en el país para que tengan el mismo derecho que los autóctonos. La propuesta, que se ratificará sin problemas en el Bundestag gracias a la mayoría absoluta del Ejecutivo, hará que los europeos que no hayan trabajado nunca en Alemania y pidan una ayuda social tengan que abandonar el país. Según anunció la ministra de Empleo, la socialdemócrata Andrea Nahles, la repatriación sí que la costeará el Estado. "Nunca pensé que por ser extranjera me limitaran mis derechos y el de mi hija", dice ahora Marta, preocupada y confundida por el complejo sistema burocrático alemán.

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A pesar de la polémica que ha despertado fuera de Alemania, esta modificación de la ley fue muy solicitada por los municipios alemanes, responsables de la asignación de esas ayudas, para poder desprenderse de la carga fiscal que supone mantener a extranjeros que aún no han contribuido a las arcas nacionales. Desde que Merkel aprobó los minijobs el Hartz IV, como se conoce al sistema de ayudas sociales alemán, es cada vez más necesario como un complemento para poder seguir adelante. "Es un toque de atención del gobierno para meter miedo a la gente después de tantos años de ayudas generosas", sentencia Santiago Suárez, presidente de La Plaza, asociación de ayuda a los españoles de Berlín.

Mientras se restringía la ayuda a los migrantes comunitarios, Berlín anunciaba una mejora en la proporcionada a los alemanes y una reducción de los impuestos de 6.300 millones de euros. La nueva ley impulsada por el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, aumentará la prestación social a los menores, el sueldo básico sin impuestos y vinculará el sistema tributario a la inflación para que el pago de tasas no sea una carga para las familias alemanas. Todo un gesto para demostrar que el gobierno piensa en los suyos.

LA ULTRADERECHA MARCA LA AGENDA

Aunque el Ejecutivo formado por democristianos y socialdemócratas presentó la ley como una manera de evitar lo que se conoce como Sozialtourismus, los escasos ciudadanos europeos que vienen únicamente a Alemania para aprovecharse de sus ayudas sociales, esta y las otras medidas esconden una innegable voluntad política. La Gran Coalición ha entonado su particular "primero los de casa" en un intento de apropiarse de uno de los temas más reivindicados por el populismo xenófobo. "Alemania sigue los pasos que Cameron marcó en el Reino Unido [limitar las ayudas sociales a extranjeros para contentar a los ultra partidarios del Brexit], servirse del populismo para decir que ayudaran a los autóctonos antes que a los extranjeros", considera Gero Neugebauer, politólogo de la Freie Universität de Berlín.

El impresionante ascenso político obtenido por Alternativa por Alemania (AfD) en las cinco elecciones regionales que se han celebrado durante este 2016 le ha dado fuerza para marcar la agenda política de un gobierno que ya piensa en los comicios federales del año que viene. Hasta ahora la Unión Cristiana Demócrata (CDU) de Merkel podía jugar a ser un partido centrista pero tras el avance por la derecha de la formación xenófoba su posición se ha traducido en una sangría electoral.

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Los socialdemócratas (SPD) han visto como los desempleados, los obreros, los pensionistas y los autónomos - sus votantes tradicionales - se han arrojado a los brazos de un populismo que promete dar respuesta a sus problemas culpando al foráneo. "AfD ha forzado al SPD a actuar con rapidez para recuperar a sus votantes pero la contradicción con sus principios que supone esta ley puede pasarle factura", añade Neugebauer. Así, no es de extrañar que las medidas impulsadas ahora por el ejecutivo beneficien directamente al sector social que tratan de recuperar, el más vulnerable.

Marta aún no sabe qué pasará con su situación en Alemania. La doble nacionalidad de su hija y ser familiar de un autóctono podría ayudar a resolver su caso, algo con lo que no podrán contar los 3.984 españoles desempleados que viven en el país y que dependen de las ayudas sociales. Los más afectados, cuenta Suárez, serán los mayores de 40 y 50 años con poco conocimiento del alemán. "La ley los pone aún más en riesgo. Se marcharon de España por las dificultades económicas y ahora se encuentran con un país que les quiere echar", concluye.