EL DESGASTE DEL PODER
El poder desgasta físicamente a Macron
Los colaboradores del jefe del Elíseo admiten que ha envejecido y que duerme muy poco
Emmanuel Macron no había cumplido los 40 cuando hace año y medio llegó al Palacio del Elíseo, pero su juventud no ha impedido que el peso del poder le haya pasado factura. Al menos eso es lo que piensan cercanos colaboradores del presidente francés, que le ven cansado, envejecido y falto de sueño, según cuenta el diario ‘Le Parisien’.
La gestión permanente de las crisis, la responsabilidad ligada al cargo y una agenda sobrecargada son los culpables de que la imagen de un presidente desbordante de energía sea cosa del pasado. En los 533 días que lleva al frente del país, Macron ha hecho más de 170 desplazamientos en Francia y 66 viajes al extranjero.
Con los damnificados
La semana pasada acortó su presencia en la cumbre de la francofonía que se celebró en Armenia para preparar la remodelación gubernamental. Este lunes, una semana después de las inundaciones que causaron 14 muertos en el sur de Francia, ha visitado la zona devastada por las aguas y ha reconfortado a sus habitantes.
“Yo estaré ahí. Estaremos ahí, les vamos a ayudar durante mucho tiempo”, les ha prometido Macron, que ha anunciado la creación de un fondo de 80 millones de euros para paliar los daños que el Ministerio de Economía ha estimado en 200 millones de euros.
Esta semana viajará a Bratislava y a Praga y, de regreso a Francia, Macron recorrerá las regiones del norte y este del país en el marco de los actos del centenario del final de la Primera Guerra Mundial. Un ritmo “infernal”, dicen algunos, “inhumano”, agregan algunos ministros.
“Adelgaza a ojos vista”, señala en el diario un ministro que reconoce que el presidente duerme poco y envía SMS a horas intempestivas porque a veces no es consciente de que ha cambiado de uso horario. Otro relativizan el desgaste físico y recuerdan que va unido al puesto.
Nula delegación
Le pasó lo mismo a Jacques Chirac o al presidente Barack Obama, que envejeció notablemente durante los ocho años que ocupó la Casa Blanca. Nicolas Sarkozy incluso le puso un nombre y solía hablar de ‘la lavadora del Elíseo’ para referirse a la erosión que provoca el poder. “Cuando sales has encogido dos tallas”, bromeaba el expresidente.
En el caso de Macron, dicen sus colaboradores, todo se acentúa y es normal que esté agotado porque prácticamente no delega y gestiona el país con la única ayuda del secretario general de la presidencia, Alexis Kohler.
Para romper ese ritmo, Macron dispone de la residencia oficial de La Lanterne, no lejos de París, donde acude regularmente los fines de semana con su esposa, Brigitte. Y para liberar tensión, practica el boxeo de vez en cuando con un oficial de seguridad, una afición que comparte con el primer ministro, Edouard Philippe.
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