Calentando la nueva Guerra Fría en Europa

Un oficial de la marina estadounidense en el centro de control de armas del USS Monterey, en el puerto de Constanta (Rumanía), en el mar Negro, en el 2011.

Un oficial de la marina estadounidense en el centro de control de armas del USS Monterey, en el puerto de Constanta (Rumanía), en el mar Negro, en el 2011. / periodico

ELISEO OLIVERAS

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Paso a paso, con despliegues militares, maniobras, provocaciones, y demostraciones de fuerza, la OTAN Rusia van calentando la nueva Guerra Fría en Europa, iniciada con la intervención de Moscú en Ucrania y la anexión de Crimea. En lugar de priorizar medidas diplomáticas y políticas para intentar rebajar la tensión, EEUU y la OTAN han dejado que sea la lógica militar la que vaya definiendo en los últimos meses la dinámica en la frontera oriental europea, pese a que la potencialmente explosiva guerra civil ucraniana sólo está congelada en precario y que el régimen de Kiev, dependiente de Occidente, se muestra incapaz de cumplir tanto sus promesas de regeneración política como los Acuerdos de Minsk de conceder una autonomía real a las regiones rusófonas del este y facilitar la celebración de elecciones locales en esa zona.

Mientras crece la inestabilidad política en el sudeste europeo, con una nueva crisis gubernamental en Bulgaria y el deterioro de la situación en Macedonia, la OTAN y la Unión Europea (UE) parecen actuar como si no necesitaran a Rusia para estabilizar Ucrania, ni para poner fin a la guerra civil en Siria antes de que el conflicto suní-chií encienda todo Oriente Medio.

La puesta en marcha esta semana de la base del escudo antimisiles de la OTAN en Rumanía escudo antimisiles de la OTAN y la construcción de una base complementaria en Polonia, se suma a los anuncios estadounidenses del despliegue de fuerzas de combate en los países bálticos, a las maniobras militares anglo-estadounidenses con tanques en Georgia (en el flanco sudeste de Rusia) y a la preparación por la Alianza Atlántica del ejercicio militar Anakonda con 25.000 soldados, que se realizará en Polonia en junio.

BRIGADA BLINDADA

El vicesecretario de Defensa de EEUU, Robert Work, confirmó a la OTAN en abril el próximo despliegue en Polonia y los países bálticos de una brigada blindada norteamericana, que se sumará a otra brigada anunciada previamente, y supondrá el despliegue de cientos de tanques y 1.700 vehículos militares. El reforzamiento militar se complementará con otras dos brigadas prometidas por Alemania y Gran Bretaña.

Rusia respondió anunciando el despliegue de 30.000 tropas adicionales en sus fronteras occidentales. Del mismo modo, ante la nueva base del escudo antimisiles, el responsable ruso de la Fuerza de Misiles Estratégicos, el general Sergey Karakayev, anunció el desarrollo de una nueva generación de misiles intercontinentales capaces de eludir la defensa norteamericana mediante "una fase de aceleración más corta" y "una trayectoria de vuelo difícil de predecir". 

El anterior secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel, advirtió esta semana contra el despliegue de tropas en el Este, al que Rusia responde con otro, y recomendó a la Administración Obama que frene su plan de militarizar Europa Oriental. "No estoy seguro que haya alguna reflexión estratégica detrás" de esos planes, señaló Hagel. "Si fuera ahora secretario de Defensa iría con mucho cuidado, porque muy rápido podríamos encontrarnos con una concentración militar de la Guerra Fría, que no tiene sentido para ningún bando" y a la que después es muy difícil poner fin, añadió Hagel.

PROMESAS INCUMPLIDAS

Rusia considera que la OTAN ha incumplido sus promesas de 1997, cuando se pactó el Acta de Cooperación Mutua OTAN-Rusia, de no establecer bases en los países del antiguo Pacto de Varsovia, ni desplegar tropas de combate en esos países de Europa Oriental, ni ampliarse a las repúblicas de la antigua Unión Soviética, como los países bálticos y las promesas de adhesión realizadas a Georgia y Ucrania. Cada nueva decisión de la OTAN es interpretada por Moscú como un paso más para rodear militarmente a Rusia y debilitarla.

La mayoría de los gobiernos de Europa occidental estima que el yihadismo y la desestabilización del norte de África son los peligros más inmediatos, mientras que Polonia y los bálticos afirman en que Rusia es una amenaza mucho más grave que Estado Islámico, como el ministro polaco de Asuntos Exteriores, Witold Waszcykowski.

EEUU y la OTAN justifican el despliegue militar en el Este por la actuación de Moscú y con informes, como el de RAND Corporation, que asegura que los países bálticos caerían en 72 horas en caso de un hipotético ataque ruso. En la OTAN se teme que las importantes minorías rusófonas que existen en Letonia, Estonia y Lituania podrían dar al presidente ruso, Vladímir Putin, una excusa para intervenir, como en Crimea. Pero se silencia que la marginación política y social que sufren esas minorías es consecuencia de que la OTAN y la UE admitieron a los tres países sin que hubieran corregido antes esa discriminación.