CRISIS MIGRATORIA EN EUROPA

Bruselas abre la batalla por el control de las fronteras exteriores de la UE

Un helicóptero de Frontex persigue a un presunto traficante de personas en aguas de Lesbos (Grecia), el 24 de septiembre.

Un helicóptero de Frontex persigue a un presunto traficante de personas en aguas de Lesbos (Grecia), el 24 de septiembre. / periodico

SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La realidad se impone. Ni Grecia ni Italia registran a todos los inmigrantes refugiados que llegan a sus costas y la Comisión Europea ha decidido aprovechar las lagunas para ganar terreno y asumir nuevas competencias con la creación de un cuerpo europeo de guardias de costas y fronteras, dotado al menos con 1.500 efectivos, con capacidad para actuar en tan solo tres días e incluso en contra de la opinión del país afectado. De salir adelante la propuesta -ahora debe ser negociada con Consejo y Parlamento- supondría un cambio radical y una cesión importante de soberanía por parte de los estados miembros.

“Este año han llegado 1,5 millones de personas, dos veces más que en los últimos cinco años. Algunos estados miembros han introducido controles internos. Lo que está ocurriendo pone en cuestión Schengen y si queremos mantener este espacio la gestión de las fronteras exteriores debe ser una responsabilidad compartida”, justifica el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, que apunta a la enorme presión migratoria de este año o los ataques de París como “fallos importantes” que demuestran la necesidad de medidas urgentes.

REFUERZO DE FRONTEX

La primera de ellas será reforzar el papel de Frontex, rebautizada como agencia europea de guardias de costas y fronteras, que verá aumentado su personal de 402 efectivos en el 2016 al millar en el 2020, y su presupuesto de los 238 a los 322 millones. En la reserva, al menos 1.500 expertos que podrán ser desplegados en tres días si la agencia constata vulnerabilidades en una frontera concreta, determina que el país afectado no ha tomado medidas para corregirlas y no hay una mayoría cualificada de países en contra de la propuesta que plantee la Comisión en un comité de expertos constituido con representantes de los Veintiocho. Todos los gobiernos tendrán que aportar policías: hasta el 2% de la fuerza los países con fronteras exteriores y un 3% el resto.

La Comisión Europea insiste en que el despliegue será el “último recurso” y que se realizará en colaboración con las autoridades del país afectado. “No quitamos la soberanía a los estados. La agencia no sustituye la responsabilidad nacional”, asegura el comisario Dimitrios Avraomopoulous ante la división que genera la idea. Francia Alemania son partidarios de crear este tipo de equipos, otros como Polonia Hungría lo rechazan.

SOBERANÍA NACIONAL

“No creo que sería correcto. Forzar la ayuda a los estados miembros es incompatible con el hecho de que la protección fronteriza forma parte de la soberanía nacional”, advertía el lunes el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto. “Sería antidemocrático”, añadía el polaco Witold Waszczykowski. Otros no se han significado, pero dado que se trata uno de los últimos reductos de soberanía la negociación a 28 se augura acalorada y podría arrancar en el Consejo Europeo que empieza este jueves.

Bruselas también ha propuesto modificar el código de fronteras de Schengen para posibilitar controles sistemáticos obligatorios y el cotejo con las bases de datos policiales de todos los ciudadanos europeos que entren o salgan del espacio de libre circulación.