ENTREVISTA

Boban Minic: "La única esperanza para Bosnia es la Unión Europea"

El periodista bosnio, exjefe de Cultura de Radio Sarajevo, denuncia el desinterés europeo por los Balcanes y alerta contra la creciente influencia externa de Turquía y Rusia

El periodista Boban Minic, fotografiado en L'Escala (Girona), el 28 de abril.

El periodista Boban Minic, fotografiado en L'Escala (Girona), el 28 de abril. / periodico

MARTÍ BENACH / BARCELONA

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Boban Minic (Sarajevo, 1950), periodista bosnio afincado desde hace años en Catalunya, protagonizó el documental Good Night Sarajevo y acaba de publicar La vida y la muerte de Yugoslavia, breve radiografía de las guerras y la posguerra en los Balcanes. Estos días ha regresado a Sarajevo, coincidiendo con el 25 aniversario del inicio oficial del asedio de la ciudad, el 2 de mayo de 1992, por las tropas serbobosnias. Un criminal sitio en el que murieron más de 10.000 personas, la mayoría civiles, entre ellos su hermana Jadranka, fallecida en un bombardeo contra el mercado de Markale, cerca de su casa. El cruel asedio, casi medieval, se extendió por 45 meses, más de tres años, tantos como la propia guerra de Bosnia, cuyas secuelas aún perduran en el dividido país balcánico.

-¿Cómo recuerda el sitio de Sarajevo 25 años después?

-Había incredulidad y una confusión total. Nadie pensaba que la guerra y las masacres pudieran llegar a la multicultural Sarajevo, la llamada Jerusalén de Europa. Pero cuando vimos movimientos de maquinaria pesada militar fuera de la ciudad empezamos a sentir escalofríos. No sabíamos lo que estaba pasando hasta que estalló un feroz bombardeo contra los transportes y la radiotelevisión. Entonces lo descubrimos: habían cerrado un anillo impermeable de tanques, lanzadoras, cañones y francotiradores.

-Cerraron todos los accesos y ya no se pudo entrar ni salir.

-De un día para otro empezó la agonía y la lucha por sobrevivir. En pocos días se acabó la comida, cortaron la electricidad, el gas... Teníamos un hijo de 3 años y mi mujer estaba embarazada. El bebé nació el 8 de octubre, en el sótano del hospital, sin luz, iluminado solo con mecheros... El invierno fue terrible, apenas había leña para calentarse. Lo hicimos todo para sobrevivir y salir a flote.

-Usted resistió por convicción y por compromiso con los ciudadanos que le escuchaban durante la guerra. ¿Por qué abandonó al final Sarajevo?

-Decidimos quedarnos como acto de resistencia. Intenté hacer mi trabajo con normalidad, para animar y ayudar a la gente que nos escuchaba. Pero mi perspectiva cambió radicalmente cuando un día encontré una bala perdida incrustada en la cuna de mi hijo, a la altura de la cabeza. Tenía que sacarlo de allí. Tuvimos que esperar seis meses hasta lograr salir en un convoy humanitario. Yo permanecí en Sarajevo hasta quedarme sin voz.

-Prometió no regresar jamás, pero lo ha hecho varias veces.

-No fue una promesa, ocurrió poco a poco; un día me desperté, noté un viento frío y lo pensé de golpe. No tenía sentido, mis hijos están felices y plenamente integrados en Catalunya. Pero volví un par de veces, casi de incógnito, con un nudo en la garganta, pensando que no soportaría los recuerdos. La última fue para enterrar a mi madre, a finales del 2014. Cumplí su último deseo.

-¿Qué ha cambiado en Bosnia desde que acabó la guerra en 1995?

-La guerra no ha acabado. Después de Kosovo, la mayoría lo creyó, pero el conflicto terminó en seco, sin resolver los problemas. Ahora hay más divisiones que nunca, provocaciones constantes, amenazas de secesión… La división tras los acuerdos de Dayton es tan profunda y estructural que no se ha podido avanzar. Y lo que pasa ahora en Macedonia es también parte de esta crisis regional. Hace meses 'Die Welt' dijo que Macedonia era el país más inestable de Europa, y que su desaparición era inminente. Un sociólogo búlgaro añadió que pasaría igual que en Ucrania.

-En Yugoslavia la comunidad internacional no supo reaccionar a tiempo.

-La UE y la comunidad internacional no tuvieron voluntad de salvar a Yugoslavia. En 1991, Yugoslavia tenía una deuda externa de 14.000 millones de dólares. Podía haber sido rescatada y no quisieron. Quizá molestaba por su socialismo de autogestión de los trabajadores, opuesta a la idea reinante en la UE. Algunos pensaron que todo fue a propósito: que el FMI y el Banco Mundial decidieron no intervenir para llevarla a la quiebra. Ahora los países de la ex-Yugoslavia deben 180.000 millones.

-Dayton trajo la paz pero hizo a Bosnia ingobernable, abocada a la crisis permanente, con poderes desiguales entre dos entidades autónomas y un frágil Gobierno central. ¿Por qué no se ha reformado aún aquel tratado?

-En el 2002 escribí sobre la necesidad de un Dayton-2, pero ya es un poco tarde. Serbios, croatas y musulmanes defienden Dayton en lo que les beneficia, y no lo quieren tocar. Amenazan con una nueva guerra si lo tocan. Tampoco la Republika Srpska quiere devolver sus competencias. Un cambio sin confrontación bélica parece imposible. El acuerdo de Dayton finalizó la guerra, pero al convertirse en parte de la Constitución dejó muchos problemas por resolver. Le puso a Bosnia una camisa de fuerza. Ahora no sé cómo sería posible cambiarlo, aunque sería necesario. Un testimonio de la conferencia de Dayton ya reveló que la gente del Pentágono le confesó que se trataba de un experimento imposible y que en un plazo de 20 años ocurriría lenta pero definitivamente la división de Bosnia.

-¿Hasta qué punto son creíbles las amenazas de secesión de la Republika Srpska (RS), la entidad serbobosnia?

-Dicen que son fanfarronadas de su presidente, Milorad Dodik, pero no es así. La propia Academia de las Ciencias y las Artes de Serbia, ideóloga de la Gran Serbia, considera la RS como la única victoria de los serbios en las últimas guerras, un logro de la política de Milosevic. Por eso es tan apreciada e intocable. Tienen detrás a Serbia y también a Rusia. Dodik siempre es muy bien recibido en Moscú, y en las manifestaciones nacionalistas en la RS sacan siempre muchas fotos de Putin. Prefieren a Rusia antes que a la UE, y es muy peligroso.

-¿Por qué dice que la UE ha abandonado Bosnia y los Balcanes?

-No lo digo yo solo, hace poco un alto funcionario de la UE declaró que Bosnia ya no era importante para Europa. ¿Por qué? No lo sé. Quizás porque la UE está en crisis y hace 10 años que no acepta nuevos miembros. Parece asustada y como si solo quisiera mantener a los que están dentro. Aceptar un país con problemas internos podría debilitarla. Pero la única esperanza para Bosnia es la UE. Existe la conciencia de que donde no llegue la UE, llegarán los rusos.

-Pero ya han entrado Eslovenia y Croacia, y Bosnia es candidata desde el 2016.

-Sí, pero no cumple los requisitos, por el propio Dayton. Se le pidió, por ejemplo, que reformara la Constitución para que cualquier ciudadano, no solo serbios, croatas o musulmanes, pudiera ser elegido presidente, y no lo ha hecho. El Tribunal de Estrasburgo lo pidió hace años, y no lo cumplen, nadie quiere perder poder. Y sin cambios, no hay posibilidades. La división actual de Bosnia ha posibilitado una corrupción sin precedentes. Los líderes nacionalistas son los jefes supremos en su territorio, controlan el Gobierno, la policía, la justicia… En el fondo, no tienen interés en la UE. La RS también perdería su autonomía. Todo ello hace que Bosnia esté en la cola, y que la gente normal no tenga esperanzas en salir adelante.

-Los expertos en seguridad europea apuntan que la Bosnia actual es un territorio abonado para la radicalización islámica. ¿Es un riesgo o una realidad?

-Ambas cosas. En las calles ya se ven musulmanes más radicales, de la corriente wahabí, apoyados por Arabia Saudí, cuando en Bosnia el islam no era nada sectario. Es posible que el radicalismo aumente por la influencia y la financiación exterior, y por la falta de perspectivas. Después de la guerra, algunos muyaidines se quedaron y viven aislados en zonas rurales donde han impuesto la ‘sharia’. Cientos de jóvenes se han unido al Estado Islámico. Con Kosovo, puede que Bosnia sea el país europeo con más yihadistas per cápita. Algunos murieron, otros han vuelto o están regresando...

-Rusia ha intentado desestabilizar los Balcanes para recuperar influencia. ¿Teme que estos intentos acaben afectando a Bosnia?

-Sí, hay dos cosas que deberían asustarnos un poco. En primer lugar, la radicalización islamista y la influencia de Turquía. Cuando Erdogan ganó el referéndum constitucional, hubo una gran celebración. Algunos bosniomusulmanes celebraron una batalla turca ganada al Ejército bosnio en la edad media. ¡Es irracional! Turquía está teniendo una influencia desmesurada, y podría influir en la radicalización de Bosnia y de los musulmanes de toda Europa. En segundo lugar, la creciente presencia de Rusia, que amenaza a Montenegro por la OTAN, apoya el referéndum separatista en Bosnia y ayuda militarmente a Serbia. Croacia también compra armas a EEUU. Parece que estén preparando otra guerra. ¿Dónde sucedería? Pues en Bosnia. La UE debería interesarse otra vez por los Balcanes y aprender de los errores pasados.