La carrera hacia la Casa Blanca

La batalla de Nueva York

Clinton (centro) saluda a la audiencia durante una visita al restaurante Kung Fu Tea, en Queens (Nueva York), este lunes.

Clinton (centro) saluda a la audiencia durante una visita al restaurante Kung Fu Tea, en Queens (Nueva York), este lunes. / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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En el año de la campaña electoral estadounidense más impredecible y sorprendente todo es diferente, también en Nueva York. Por primera vez en varias décadas las primarias en la ciudad y el estado cuentan, y mucho. Y aunque las encuestas muestran antes de la cita de este martes en las urnas neoyorquinas cómodas ventajas tanto de Hillary Clinton sobre Bernie Sanders en el campo demócrata como de Donald Trump sobre John Kasich y Ted Cruz en el republicano, fuera de los sondeos la realidad está llena de matices.

La de Nueva York es una batalla personal tanto para Clinton, hija ‘adoptiva’ del estado por el que llegó al Senado tras ser primera dama, como para Sanders, que ha forjado su veterana carrera política en Vermont pero es un nativo de Brooklyn. Ambos, que han endurecido su enfrentamiento, encarnan, con sus diferencias, la progresía que identifica a la urbe por excelencia de Estados Unidos. Y sí, Clinton aparece 13 puntos por arriba en la media de encuestas que realiza Real Clear Politics, una ventaja apoyada en parte en su clara condición de favorita entre grupos de votantes clave como negros e hispanos, que representan más del 52% de la población de la ciudad. Pero este domingo era Sanders quien congregaba a un récord de más de 28.000 personas en Prospect Park, y es el septuagenario socialista demócrata quien ha reavivado aquel clamor por una revolución política que hace cuatro años y medio se propagó desde el mismo corazón de Wall Street con el movimiento ‘Occupy’.

El propio Sanders, subido en la ola de ocho victorias en las nueve últimas citas electorales, pronosticaba la semana pasada en Nueva York una posible “sorpresa para el establishment” y decía: “Si hay mucha participación podemos ganar”. El domingo Jeff Weaver, el jefe de campaña de Sanders, enviaba un correo electrónico destacando una encuesta que reducía a un único dígito (el 6) la ventaja de Clinton. Y aunque todo el equipo de Bernie se aferra a la posibilidad de una sorpresa como la de Michigan, donde la favorita cayó pese a que los sondeos la situaban 20 puntos por delante, saben que el sistema va en su contra. Como en muchas de las citas que quedan por delante en Nueva York, donde se reparten 291 delegados demócratas, las primarias son cerradas, lo que significa que no pueden votar los independientes, uno de los puntales de Sanders. Solo pueden ir a la urnas quienes se registraron como demócratas antes de que expirara el plazo en octubre, lo que más que dejará fuera a muchos jóvenes y a muchos que entonces no estaban tan familiarizados con Sanders ni sus propuestas.

LOS 'VALORES NEOYORQUINOS' DE TRUMP

También para Trump, nacido en Queens, la de Nueva York es una batalla personal, especialmente ante su principal rival, Ted Cruz, que cuando se iniciaron las votaciones en Iowa cuestionó los “valores neoyorquinos” del magnate inmobiliario. Y poco ha importado que el ultraconservador senador tejano se esforzara este mismo lunes por recordar que se refería a los valores progresistas demócratas que suelen dominar la política neoyorquina y criticaba únicamente al favorito republicano por defender en el pasado el aborto; Trump ha aprovechado la votación en casa para volver a sugerir que Cruz puso en su diana a los mismos neoyorquinos que respondieron al 11-S y ha vuelto a reivindicarse como un neoyorquino de pro, que habla directo y sin moderse la lengua.

Su estrategia parece estar dándole resultados y en la media de encuestas de Real Clear Politics Trump va unos 30 puntos por delante del moderado John Kasich y a 35 de Cruz. El sistema de reparto proporcional puede dejar a sus rivales arañar algunos de los 95 delegados en juego si él no supera el 50% de los votos y se endurece su enfrentamiento con el aparato del partido por un sistema de designación de esos delegados que dice “amañado” para favorecer a Cruz, pero la batalla de Nueva York parece llevar su nombre en la victoria.