ANIVERSARIO DE UN ROBO MÍTICO

Un atraco casi perfecto

Ronnie Biggs, de 83 años, en el funeral de Reynolds el pasado marzo.

Ronnie Biggs, de 83 años, en el funeral de Reynolds el pasado marzo.

PAULA ACEBES
LONDRES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Lo llamaron el robo del siglo. Hace hoy 50 años una banda de ladrones asaltó un tren postal que se dirigía a Londres y robó un total de 2,6 millones de libras esterlinas, la mayor cantidad que se había sustraído hasta la fecha en un solo atraco. Parecía un robo perfectamente calculado, con una precisión milimétrica. Aunque no lo fue tanto: 15 personas fueron detenidas y juzgadas. Los cabecillas lograron burlar a la justicia durante un tiempo y arrastraron una vida de fugitivos digna de cualquier película de acción.

La historia comenzó poco después de las tres de la mañana del 8 de agosto de 1963. Un tren de correos que había abandonado la tarde anterior la estación escocesa de Glasgow con destino a la de Euston, en Londres, se detuvo ante una señal roja a la altura de Leighton Buzzard, a unos 68 kilómetros de la capital británica. Había caído en la trampa: la señal era falsa. Un grupo de al menos 15 hombres, ayudados por la neblina que cubría esa noche la campiña inglesa, asaltaron el ferrocarril y se hicieron con 120 sacos de dinero cuyo valor ascendía a 2.631.684 libras, más de 40 millones de libras o 46 millones de euros actuales.

Pese a que no se utilizaron armas de fuego, el maquinista Jack Mills sufrió un golpe en la cabeza del que nunca se recuperó y por el que moriría siete años más tarde. Nadie más resultó herido, si bien los empleados del tren, asustados, recibieron la instrucción de esperar media hora para llamar a la policía. Los agentes deducirían después, con acierto, que el grupo se habría refugiado en un área de radio no superior a los 48 kilómetros del lugar del atraco.

Los asaltantes, efectivamente, se escondieron en la granja de Leatherlade, a unos 27 kilómetros de la escena del asalto. Allí, pasaron días jugando inocentemente al Monopoly con el dinero robado hasta que, preocupados por la persecución policial, se repartieron el botín -en billetes de una y cinco libras- y se separaron.

Las pistas proporcionadas por los testigos condujeron a los detectives hasta el lugar ya abandonado, donde encontraron gran cantidad de víveres y sacos de dormir. Las huellas dactilares halladas en objetos como el juego de mesa o un bote de kétchup permitieron arrestar poco a poco a los sospechosos.

Uno de ellos, Ronald Arthur Biggs, conocido comoRonnie Biggslogró huir de la prisión de Wandsworth en julio de 1965 tras 15 meses entre rejas. Comenzó entonces una prolongada carrera de fugitivo que duraría casi 36 años y que provocaría más de un sonrojo a Scotland Yard y al detective que llevaba el caso, Jack Slipper.

Cirugía estética

Tras fugarse del penitenciario llegó a Francia, donde se sometió a una cirugía plástica y consiguió documentos de identidad falsos que le ayudaron a aterrizar en Australia con el nombre de Terence Furminger. Tras desvelarse su escondite en un reportaje de televisión, emprendió de nuevo una huida con otro nombre, Michael Haynes, que concluyó en Brasil.

Allí también fue descubierto y detenido, pero el hijo que tuvo en 1974 con la bailarina Raimunda Castro frustró un nuevo intento de Jack Slipper de dar caza al fugitivo. La ley brasileña impedía la extradición de cualquier hombre cuyos hijos hubieran nacido en el país.

Biggs permanecería en Brasil concediendo entrevistas, escribiendo artículos y haciendo publicidad -llegó a grabar con los Sex Pistols el temaNo One Is Innocent- hasta el año 2001, cuando, enfermo y sin dinero, decidió volver al Reino Unido, casi cuatro décadas después del asalto ingresó en la cárcel de Norwich. Su mal estado de salud le procuró la libertad en el verano del 2009.

Pese a haberse convertido en el personaje más notorio del suceso, Biggs siempre reconoció al ladrón profesional Bruce Reynolds, fallecido el pasado febrero a los 81 años, como el cerebro de la operación. Juntos escribieron The Great Train Robbery. 50th Anniversary: 1963-2013, un libro conmemorativo del 50º aniversario del asalto al tren de Glasgow, un robo casi perfecto.