Los mails secretos vuelven a perseguir a Hillary

Con los caucus de Iowa a la vuelta de la esquina, el Departamento de Estado hizo público el viernes que Hillary Clinton recibió material clasificado como “top secret” a través de su servidor personal de correo electrónico, una circunstancia que ha reabierto las críticas a cómo gestionó sus comunicaciones durante los cuatro años que dirigió la diplomacia de Estados Unidos. Saltándose las reglas habituales, Clinton utilizó un servidor personal alojado en su casa neoyorkina para gestionar sus correos oficiales, poniendo así en peligro la seguridad de sus comunicaciones. Aunque sus rivales demócratas no han querido explotar el asunto, los republicanos han tratado de convertirlo en un “escándalo” que como mínimo le está obligando a dar continuamente explicaciones.

Esta última información podría tener consecuencias que van más allá de lo meramente político porque es ilegal discutir información secreta a través de redes desclasificadas y el FBI está investigando si Clinton pudo haber cometido alguna irregularidad. En total son 22 los emails con material “top secret” que no se harán públicos. La campaña de la exsecretaria de Estado ha culpado a las agencias de espionaje de lo sucedido, al afirmar que los correos no llevaban ninguna clasificación cuando los recibió y que fue posteriormente cuando la inteligencia les otorgó esa protección por su tendencia a abusar de la clasificación. A los republicanos, sin embargo, no les han servido sus explicaciones. Donald Trump describió el ‘affair’ como un “desastre” y se preguntó en Twitter “cómo alguien con tan mal juicio puede ser nuestra próxima presidenta”.

También Marco Rubio aprovechó esta última información para atacar a la favorita a la nominación demócrata. “¿Saben que hubiera pasado si alguien de mi equipo hubiera hecho algo así? Los hubiera despedido y habrían sido juzgados”, afirmó Rubio.