En mezquitas y en filas separadas

ANTONIO BAQUERO

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En Iránuno vota donde quiere. A diferencia de países como España, donde cada votante ejerce su derecho al sufragio en el colegio electoral en que está censado, en Irán los electores pueden depositar su papeleta en el centro de votación que deseen. Incluso pueden votar en otra ciudad. Eso sí, elegirán a los candidatos que se presenten por esa cirunscripción.

Para evitar que un iraní vote en varios colegios electorales, todos los electores han de pasar por un farragoso trámite. Su documento de identidad, una especie de pasaporte de color marrón, pasa por las manos de numerosos agentes electorales, que primero le dan las dos papeletas de voto y que luego le hacen mojar su dedo en tinta y estamparlo en una ficha que se queda la mesa electoral.

RELLENAR LAS PAPELETAS

Acto seguido, se le entregan al votante las dos papeletas de voto, una al Parlamento y otra a la Asamblea de Expertos. Al ser listas abiertas, el elector escribe en ellas los candidatos que quiere. Hasta 30, en el caso de Teherán. No todos tienen que ser de la misma formación. Un iraní puede votar a la vez a reformistas conservadores.

Con tanta gente queriendo votar, faltaban mesas donde apoyar las papeletas, así que muchos acababan sentándose en el suelo y apoyando las hojas en las rodillas.

URNAS AZULES Y ROJAS

Una vez rellenada la papeleta, se deposita el voto en dos urnas azules y rojas, que son de plástico grueso y están cerradas con bridas. Es entonces cuando el personal de la mesa electoral estampa en una página del documento de identidad del ciudadano un sello oficial conforme ha votado.

En Teherán se han establecido 120 centros de votación. Aunque algunas están en escuelas, uno de los emplazamientos habituales son las mezquitas, con lo que el voto se lleva a cabo bajo impresionantes bóvedas recubiertas de azulejos azules y verdes adornados con inscripciones coránicas. Como las urnas son colocadas en el espacio que hay antes de entrar en la sala de rezo, no hay que quitarse los zapatos al entrar. Otras muchas están en escuelas y en centros culturales.

COLAS DIFERENTES

En todos esos locales, hombres y mujeres entran por puertas diferentes. Y si solo hay una entrada, al menos se les hace formar colas distintas, pera evitar la mezcla de sexos.

Algunos centros de votación son preferidos por los electores. Así, muchos acuden al de Huseinia Ershad, en el centro de la ciudad, pues les permite ver de cerca a altos digntarios del régimen, que suelen ir a votar esta mezquita. En el rato que estuvo este diario, por ahí pasaron varios ministros anteriores y actuales, así como antiguos altos mandos militares.

Pese a las kilométricas colas, la gente se lo toma con calma, convencidos de que, esta vez sí, puede valer la pena esperar.

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