GUERRA DE SIRIA

Asad sigue a lo suyo pese el ataque de Trump

Damasco intensifica los bombardeos y ataca un territorio rebelde en el norte de Homs

Un soldado sirio toma fotos de los escombros de un edificio bombardeado en la operación liderada por EEUU, que formaba parte del Centro de Estudios e Investigaciones Científicas, en Damasco.

Un soldado sirio toma fotos de los escombros de un edificio bombardeado en la operación liderada por EEUU, que formaba parte del Centro de Estudios e Investigaciones Científicas, en Damasco. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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No puede decirse que el régimen de Bashar el Asad parezca muy impresionado por el ataque de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Tan solo 24 horas después, el Ejército de Damasco ha empezado una campaña de intensos bombardeos sobre una bolsa de territorio rebelde situada al norte de Homs, en el oeste del país.

En unas pocas horas –la mañana de este domingo–, Damasco ha lanzado 28 ataques aéreos, según han asegurado los Cascos Blancos, una organización opositora que se dedica al rescate de víctimas atrapadas bajo los escombros.

Y no se ha quedado ahí. Tras los bombardeos, durante la tarde de este domingo, el Ejército de Asad ha emprendido con éxito una ofensiva terrestre para conquistar un pequeño pueblo de la zona, al este del enclave rebelde. Los siguientes pasos, dice Damasco, serán la captura de la zona rural alrededor de la ciudad de Al Rastan, en la carretera que va de Homs a Hama, dos de las mayores ciudades del país, ambas en manos de Asad.

Se espera, además, que en las próximas horas y días los ataques contra esta y otras zonas opositoras se incrementen. La semana pasada, tras una brutal campaña de cuatro meses, Asad logró conquistar Guta. La ofensiva sobre esta región, la única que estaba bajo control rebelde en la provincia de Damasco, tuvo su coste: 1.600 civiles murieron bajo las bombas de Asad y su aliado, Rusia.

Con el viento de la guerra claramente a favor y el decisivo apoyo de Rusia e Irán, el régimen sigue a lo suyo, recuperando terreno día a día. Como si el ataque de Trump, May y Macron no se hubiera producido. Está por ver su efecto sobre el uso de armas químicas, la proclamada línea roja. Pero parece claro que, sobre el terreno, no habrá tenido ningún otro.

Investigación en curso

La ofensiva sobre Guta terminó el pasado día 7 con un ataque químico. Sirvió para que, al fin, la última milicia opositora que quedaba se rindiese. Sirvió también de motivo para el ataque del sábado después de que Occidente culpara a Damasco de su autoría. Este domingo, un grupo de investigadores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) está en la zona para averiguar lo ocurrido. Junto con la ONU, esta organización ha investigado los ataques químicos en Siria. Ha habido, según dicen, 33: 27 de ellos de responsabilidad probada de Asad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) da por hecho que el ataque químico existió, aunque Rusia sigue asegurando que fue todo una «fabricación del Reino Unido». Londres, por supuesto, lo niega. «Nuestras relaciones con los rusos son muy malas desde el asunto de Salisbury (el envenenamiento de un exespía ruso protegido por Gran Bretaña). Pero llegados al momento de la acción concreta del ataque en Siria, quisimos dejarles claro qué es lo que queremos y qué es lo que no queremos. Es muy importante, en este momento de malas relaciones, dejar claro nuestro rechazo al uso de armas químicas», ha dicho este domingo el ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, admitiendo el limitado alcance de la respuesta: «No planeamos más ataques de momento». "No hemos declarado la guerra a Asad", corroboró el presidente francés, Emmanuel Macron, en una entrevista televisada.

Homs, Idleb y Daraa

Tras la toma de Guta, los objetivos de Asad son ahora el norte de Homs –la región atacada este domingo–, Idleb (norte) y Daraa (sur). Idleb, como Guta, lleva años siendo duramente atacada. La diferencia es que en Idleb hay presencia de más grupos rebeldes, la zona no está cercada y hay, además, varios destacamentos de militares turcos.

De hecho, uno de los grupos con más presencia y control en la zona es Hayat Tahrir al Sham, antes conocida como Jabhat al Nusra; o, lo que es lo mismo, Al Qaeda en Siria. También hay otras milicias opositoras, financiadas y armadas por TurquíaTurquía.

Daraa, en la frontera sur con Jordania, tiene una importancia simbólica enorme: fue aquí donde empezó todo, donde, en el 2011, tras las caídas de Mubarak en Egipto y Ben Alí en Túnez, un grupo de jóvenes escribió en una pared un lema que haría historia: «Es tu turno, doctor» (Asad es oftalmólogo). Su detención y tortura dio inicio a una ola de protestas que, meses más tarde, mutaría en una guerra civil que lleva medio millón de muertos a sus espaldas.