PROTESTAS EN BUENOS AIRES

Argentina aprueba el recorte de las pensiones con un alto coste político para Macri

El Parlamento vota en medio de una convulsión social con manifestaciones, caceroladas y huelga general, mientras que el Gobierno denuncia actos de violencia y parte de la oposición promete volver a salir a la calle

Cacerolada nocturna contra la reforma de las pensiones ante la residencia del presidente argentino, Mauricio Macri, en Buenos Aires.

Cacerolada nocturna contra la reforma de las pensiones ante la residencia del presidente argentino, Mauricio Macri, en Buenos Aires. / periodico

Abel Gilbert

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Después de 17 horas de debate y por ocho votos de diferencia, la Cámara de Diputados aprobó una reforma de las pensiones por la que se reducirán como mínimo un 13%. La nueva ley, que también rebaja los subsidios por discapacidad, a los excombatientes de la guera de las Malvinas y a millones de familias de escasos recursos que reciben las asignaciones por hijo y embarazo, se sancionó a un alto precio político. El presidente Mauricio Macri ha sufrido su primera convulsión en la calle:  grandes protestas -en algunos casos con brotes de violencia promovidos por una minoría-, caceroladas durante la noche mientras debatían los legisladores y, además, una huelga general, seguida a medias.

La ley se impuso con el respaldo de un sector del peronismo (oposición). Macri considera indispensable el recorte para sostener a un Gobierno con endeudamiento externo enorme. El dinero que se sacará a los pensionistas está destinado a equilibrar el gasto público y a pagar a los acreedores, como ha recomendado el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Ahora comienza una resistencia pacífica: habrá marchas y cacerolas. Todos sabemos cómo evolucionan estos procesos en la sociedad”, anticipó el líder de los diputados kirchneristas, Agustín Rossi.

“El Estado cumplirá sus obligaciones con los jubilados y los demás pobres”, garantizó el diputado macrista Eduardo Amadeo, en referencia al “bono de compensación” que se ofrecerá para los que pierden dinero. De hecho, el Gobierno solo se propone restituir 200 millones de euros de los 5.000 millones anuales que, calcula la oposición, le quitará a jubilados y pensionistas. Con esa masa monetaria, las autoridades buscan equilibrar el gasto público nacional y de las provincias.

Escenas inéditas

La batalla campal entre fuerzas de seguridad y manifestantes que precedió a la aprobación de la ley no tiene precedentes en 34 años de democracia. Los gases lacrimógenos, las balas de goma y las piedras atravesaron el aire como nunca. Hubo numerosos heridos, tanto policías como ciudadanos. El Gobierno puso el acento en el carácter violento de los episodios, en las aceras destrozadas y en la cantidad de policías que recibieron impactos. El diario 'La Nación' habló de “forajidos” que buscaron que Macri “quedara manchado” con sangre. “Toda esa violencia que vimos ayer estuvo claramente orquestada y la vamos a enfrentar junto a la Justicia para saber quiénes fueron los responsables, porque no fue espontáneo. En Argentina se vive un clima de paz y de esperanza de futuro”, dijo Macri, y acusó a los diputados opositores de haber propiciado los disturbios. “Le agradezco a la policía la labor que llevó a cabo ayer, defendiendo la democracia; espero que lo sigan haciendo”. El sindicalismo y la oposición destacaron, por su lado, lo masivo de la protesta: unas 400.000 personas. Por las redes sociales circularon a su vez numerosas imágenes de jóvenes y hasta ancianos perseguidos o golpeados con saña por grupos de uniformados, denuncias de ciudadanos pacíficos a los que se les arrojó gas pimienta y otros abusos, lejos de las escenas de las trifulcas.

Por la noche, mientras proseguía la discusión en el Parlamento, se inició una cacerolada en distintos barrios de la ciudad, incluso aquellos donde es inocultable la simpatía por Macri. El ruido llegó hasta la misma residencia donde dormía la familia presidencial. Miles de personas marcharon durante la madrugada otra vez hasta el Parlamento. “Diputados, diputados/ No te lo pedimos más/ si los tocan a los viejos / qué quilombo (lío) se va a armar”, corearon hombres y mujeres, con sus cacerolas en la mano. Escenas similares se vivieron en las principales ciudades bonaerenses y del interior del país.

“Es un 19 de diciembre, tenemos recuerdos tremendos. Sepamos medir la situación”, dijo el diputado Daniel Filmus, en alusión a lo que 16 años atrás sucedió en esta misma ciudad: la convulsión social derivada de la vigencia del 'corralito' financiero que acabó con el Gobierno del presidente Fernando de la Rúa. Con ese recuerdo, el diputado pidió sin suerte que se levantara la sesión.

El fantasma del 2001

Lo ocurrido estas horas guarda semejanzas y diferencias con el pasado. En unos aspectos, la reforma es parecida a la que intentó sacar adelante De la Rúa en el 2001, antes de que estallara la crisis, con un añadido que también provoca polémica: la extensión hasta los 70 años del momento de acceder al beneficio de la pensión. No deja de ser una paradoja que la ministra de Trabajo que hace 16 años tuvo que implementar aquella poda, Patricia Bullrich, sea ahora la encargada de la cartera de Seguridad y responsable del endurecimiento represivo.

Macri no es un mandatario impopular como lo era De la Rúa. El oficialismo considera que su derecho a transformar el sistema se lo dio el 40% de los votos obtenido en las elecciones parlamentarias de octubre. La oposición le recuerda que si venció es porque ocultó sus intenciones en el tema de las pensiones: una reciente encuesta revela que dos de cada tres personas mayores de 51 años la rechazan.

Durante el debate, la diputada Elisa Carrió habló de una conjura callejera urdida por la expresidenta y actual senadora, Cristina Fernández de Kirchner. El diputado Adrián Grana le contestó: “Esto no es un golpe de Estado sino un acto colectivo en defensa de sus intereses”. Lauana Volnovich sostuvo que se trata de un proyecto a lo “Robin Hood”, pero mientras que el personaje medieval robaba a los ricos para repartir entre los pobres, “acá sucede al revés”.

Rebajas de impuestos

La coalición Cambiemos se ha encontrado en un callejón sin salida. Ha devaluado la moneda un 40% apenas llegó al poder, hace dos años. Pero se ha endeudado a pasos agigantados (100.000 millones de dólares) y ya no se encuentra en condiciones de financiar el gasto público sin un ajuste profundo. El recorte de las pensiones, el aumento sostenido de las tarifas de los servicios públicos y los despidos en el Estado se han vuelto la única fuente de recursos. Macri rebajó sustancialmente los impuestos a los grandes productores agropecuarios, las fortunas y a las empresas mineras.