ESCÁNDALO EN LA SANTA SEDE

Aparecen nuevos detalles sobre el despilfarro vaticano

Francisco «no está descorazonado sino muy sereno», asegura el portavoz del Papa

ROSSEND DOMÊNECH / ROMA

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El papa Francisco, el cardenal que en Buenos Aires viajaba en autobuses y metro y se preparaba él solo la cena, atisba ahora desde los 50 metros cuadrados en los que vive cómo sus cardenales moran en 300 y 400 metros cuadrados y viajan en primera clase. Descubre también como el banco de su Estado-ciudad mantiene cuentas cifradas, las donaciones al Papa terminan en sueldos y remodelaciones y en Roma -capital de Italia y no del Vaticano- 25.000 personas repostan sus coches en las dos gasolineras papales, donde pagan un 30% menos. El Papa ha topado también con la Iglesia, como en el 2013 hiciera Benedicto XVI aunque, aduciendo su edad, acabó por tirar la toalla.

Este jueves salen a la venta en más de 20 países los libros 'Vía Crucis' y 'Avaricia', con informaciones sobre los comienzos del pontificado de Francisco. El segundo volumen comienza con el relato de un sacerdote que llama al reportero Emiliano Fittipaldi y le pide que vaya al exterior del Vaticano en coche.

«Aquí fuera está mi coche lleno de documentos, que en la moto no te habrían cabido», le dice. Eran 224 páginas sobre el banco, los ministerios y los revisores de cuentas del Vaticano. «Tienes que escribir un libro, incluso para el Papa, que debe conocerlo», le dice el eclesiástico.

DOS DETENIDOS

Gianluigi Nuzzi, autor de 'Vía Crucis', que presentó este miércoles, le fue incluso más fácil. Es amigo de la relaciones públicas Francesca Inmaculada Chaouqui, que el sacerdote riojano Lucio Ángel Vallejo Balda introdujo en la comisión de Francisco para reformar toda la economía vaticana. En prisión uno y libre con cargos la otra, ambos están a acusados de la difusión de documentos secretos.

La documentación publicada no revela nada que Francisco y sus colaboradores no supieran ya, porque son las conclusiones de su comisión de reforma. En cualquier caso, no será fácil de digerir saber que el Vaticano posee casas por 4.000 millones, con frecuencia alquiladas a VIP por poco dinero; que el coro de la Capilla Sixtina gasta 1,6 millones al año; que la Guardia Suiza cuesta 5,8 millones, o que para hacer un santo se paga. O bien que se realizasen inversiones en Exxon Down Chemical, multinacionales que contaminan; que los salesianos inviertan en sociedades luxemburguesas, mientras que los franciscanos prefieran las suizas, como explica el anónimo monseñor al atónito reportero frente al coche aparcado.

«Las noticias feas no son una fuente de alegría, eso es obvio aunque no significa que [el Papa] esté descorazonado, sino que sigue adelante muy sereno», ha dicho el portavoz del Papa, Federico Lombardi.