Akihito ya tiene la ley que le permitirá abdicar

El Parlamento abre la puerta al debate sobre la sucesión de mujeres

Japan's Emperor Akihito and his son Prince Akishino attend an event at Imperial Palace in Tokyo

Japan's Emperor Akihito and his son Prince Akishino attend an event at Imperial Palace in Tokyo / KKH/STE

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Akihito ya puede jubilarse. El Parlamento ha aprobado este viernes una ley que permite la sucesión en vida del emperador y empuja al trono del crisantemo a su hijo Naruhito. No es exagerado calificar la ley de histórica porque no ha habido abdicaciones en los dos últimos siglos. Japón solventa así el problema urgente mientras lidia aún con el estructural: qué papel corresponde a las mujeres de la Casa Real cuando escasean los varones.

Un año ha tardado la cámara alta en aprobar la ley que se daba por descontada cuando Akihito reclamó en verano pasado el plebeyo derecho a la jubilación. El emperador, de 83 años, mencionó el rigor de la agenda y su salud declinante en una alocución televisada. Akihito ha sufrido neumonía, problemas de corazón que han requerido un bypass y cáncer de próstata. Pero la ley sólo contemplaba entonces la salida por deceso.

La ley deberá detallar cómo se ejecutará una sucesión que la prensa nacional sitúa en diciembre del 2018, cuando Akihito esté a punto de cumplir las tres décadas en el trono. Su hijo mayor, Naruhito, será el emperador número 126 de una institución con más de dos milenios de Historia. No se prevé problemática: Naruhito también parece más que satisfecho con ese carácter humano que impuso Estados Unidos a los emperadores tras la Segunda Guerra Mundial y su padre desempeñó con entusiasmo. La sonrisa beatífica, el acento en las clases desfavorecidas, el arrepentimiento sincero por las barbaridades del imperialismo japonés y la voluntad por aceitar las oxidadas estructuras palaciegas unen a ambos.

ASEGURAR LA SUPERVIVENCIA

Más miga que la ley tiene la resolución que la acompaña. El Parlamento ha pedido al Gobierno que investigue “rápidamente” las vías para asegurar la supervivencia de la Casa Real. Es una resolución vaporosa, no obligatoria y sin plazos que cumplir, pero revolucionaria porque alude a la posibilidad de que las mujeres puedan heredar el trono.  

Naruhito sólo tiene una hija, la princesa Aiko. Después de Naruhito se sitúa su hermano menor, el príncipe Akishino, y por detrás el hijo de éste, el príncipe Hisahito. El nacimiento de Hisahito en 2006 dio un respiro a los tradicionalistas cuando empezaban a carecer de sucesores masculinos con los que defender su oposición a las mujeres.

Pero el debate sobre el papel que debe desempeñar la mujer en la familia real en el siglo XXI es cíclico y volvió a hervir el pasado mes cuando la princesa Mako anunció su matrimonio. La nieta de Akihito tendrá que abandonar la institución por casarse con un plebeyo. Lo ordena una ley japonesa que ni siquiera contemplan las monarquías europeas más rancias. La familia real cuenta con 14 mujeres entre sus 19 integrantes. Seis de ellas son solteras y es seguro que alguna siga la senda de Mako. No es descartable que Palacio carezca en breve de suficientes miembros para cumplir todas las obligaciones protocolarias y públicas. 

LEY SÁLICA INNEGOCIABLE

El primer ministro, Shinzo Abe, navega entre dos corrientes. La sociedad apoya el final de la ley sálica mientras esta es innegociable para sus correligionarios del conservador Partido Democrático Liberal. Abe se ha resistido a modificar la renuncia impuesta a los derechos reales de las mujeres que desposen a plebeyos por temor a abrir la puerta a las reclamaciones sucesorias de las princesas.

El primer ministro también navega entre sus contradicciones internas. La pertinaz crisis económica le ha empujado a dictar leyes que saquen a las mujeres de su tradicional refugio doméstico. Pero entre sus salidas laborales no figura, por ahora, el trono del crisantemo.