EEUU admite a los primeros solicitantes de asilo de la caravana de inmigrantes

Tras más de un mes de viaje cargando con un niño de dos años y otro de seis, más un tercero que crece en su vientre, Gabriela Hernández accedió el martes al paso fronterizo de San Ysidro para solicitar asilo en Estados Unidos. Estaba exhausta y tenía miedo, por más que fuera una de las pocas integrantes de la caravana de inmigrantes centroamericanos que ha podido iniciar los trámites. “No sé qué haré si no me lo conceden. No puedo regresar a mi país”, le dijo a la CNN. Hondureña de 27 años, Hernández se separó de su marido huyendo del maltrato doméstico hasta que un día las maras dieron con ella para averiguar el paradero de su ex. Según su propio relato, le dieron 12 horas para encontrarlo. De otro modo, matarían a su hijo mayor. Aquella misma noche decidió poner tierra de por medio. Cogió a sus niños y comenzó a caminar hacia el norte.

Hernández y su prole forman parte del pequeño grupo de ocho inmigrantes que han podido acceder al paso fronterizo para solicitar asilo solo un día después de que las autoridades estadounidenses cerraran el paso a la caravana aduciendo falta de medios para tramitar nuevas solicitudes. “Aún faltamos muchos, pero esto es un triunfo de todos. La lucha sigue”, escribieron en Facebook los organizadores de la marcha. La caravana ha ido perdiendo a muchos de sus integrantes en el camino, una odisea en autobús, a pie y a bordo de los trenes de carga que cruzan México, el medio más utilizado por los inmigrantes centroamericanos para llegar hasta la frontera de EEUU. De los más de 1.500 que empezaron en Tapachula, quedan unos 200, según Pueblo Sin Fronteras, la oenegé que organiza desde hace cinco años estas marchas para visibilizar el drama de los inmigrantes.

Esperando turno

Sus intenciones chocan con la postura de la Administración Trump, que se ha conjurado para arrestar a todos aquellos que traten de cruzar la frontera ilegalmente. Al menos 11 habrían tratado de hacerlo, según el Departamento de Justicia, que anunció el arresto de seis hondureños, tres guatemaltecos y dos salvadoreños. El resto espera turno para solicitar legalmente el asilo, un proceso largo y tortuoso que no siempre llega a buen puerto. Los solicitantes tienen que demostrar que sufren persecución política, religiosa, étnica o sexual en sus países de origen.

Los organizadores de la marcha, respaldados por abogados y trabajadores sociales, escogieron inicialmente a medio centenar de inmigrantes para que expusieran su caso en la aduana. La lista incluía una mujer con un embarazo de riesgo, madres con niños pequeños y mujeres transgénero. Pero ante el portazo inicial han tenido que cumplir con el cupo impuesto por las autoridades aduaneras y han priorizado el paso de cuatro adultos y cuatro niños, entre ellos Hernández y sus dos hijos.