Terror en Escandinavia

El abogado de Breivik retrata a un demente que cree estar en guerra

La policía noruega se toma un descanso mientras sigue buscando cuerpos en las aguas del fiordo de Noruega.

La policía noruega se toma un descanso mientras sigue buscando cuerpos en las aguas del fiordo de Noruega.

MARC MARGINEDAS
OSLO / ENVIADO ESPECIAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todavía es pronto para que la defensa y la acusación definan sus líneas de actuación ante el juicio de Anders Behring Breivik, supuesto asesino de 76 personas, la mayoría de ellas jóvenes en el campamento de verano de Utoya, pero una y otra parte ya han dado a entender por dónde podrían acabar decantándose. Geir Lippestadt, abogado defensor, compareció de nuevo ante los medios de comunicación para describir a su cliente como un demente «frío» que se cree en «guerra», lo que, caso de probarse, en palabras del propio letrado, le eximiría de ir a la cárcel. La fiscalía, por su parte, estudia la posibilidad de acusar a Breivik de crímenes contra la humanidad, delito que, según una disposición introducida en el Código Penal noruego en el 2008, se castiga con 30 años de prisión.

Bajo esta pugna se esconde un debate de mucho mayor calado acerca de si el Código Penal de un país como Noruega está preparado para castigar adecuadamente y ofrecer justicia a las familias de las víctimas de un asesino múltiple de casi ocho decenas de personas. «Es una pregunta difícil; es cierto que cuando fue elaborado, el código legal no tuvo en consideración crímenes de esta magnitud, pero hay que tener en cuenta que en la justicia noruega no existe la cultura de la venganza y que todo está orientado a lograr la rehabilitación del criminal», explica a EL PERIÓDICO Knut Heidar, decano de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Oslo.

Suceda lo que suceda cuando comience el juicio, lo cierto es que Breivik, según ha dejado claro en el manifiesto de 1.500 páginas publicado en internet con sus pensamientos, vive en un mundo donde la compasión no puede existir y donde es necesario proteger a la raza blanca, que está siendo objeto de un genocidio. «Piensa que está en guerra, y cuando se está en guerra, se pueden realizar este tipo de cosas sin declararse culpable», enfatizó Lippestadt. «Detesta a todo aquel que cree en la democracia; afirma estar desolado por haber cometido este gesto pero afirma que era necesario para comenzar la revolución», subrayó.

PRETENSIÓN DEL FISCAL / Frente a la posibilidad de que el acusado logre finalmente evitar la cárcel gracias a una eventual declaración de demencia, la fiscalía estudia la posibilidad de presentar cargos por crímenes contra la humanidad, lo que permitiría solicitar en el juicio una condena de 30 años de prisión, según adelantó el fiscal Christian Hatlo.

Nada más publicarse esta declaración, los portavoces policiales se encargaron de recordar que la policía se ha referido hasta el momento al párrafo 147 del código penal referente a los delitos de «sembrar el miedo en el seno de la población» y «la desestabilización grave de las funciones de la sociedad», punible con una pena máxima de 21 años.

No obstante, como ya se encargó de subrayar el día anterior el secretario del juzgado de Oslo, Geir Engebretsen, después de que Breivik prestara declaración ante el juez Kim Heger, no es descartable que acaben presentándose más cargos a medida que avance la investigación.

En medio de este debate jurídico, la policía empezó a desvelar los nombres de los fallecidos, lo que saturó de inmediato su página web.