El perfil

El pirómano antimusulmán

Terry Jones es un exgerente de hotel que afirma que un buen día sintió la llamada de Dios y se fue a Alemania donde fundó la pequeña congregación que hoy dirige en una ciudad de Florida.

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I. N.
NUEVA YORK

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Hasta ahora, el más famoso Terry Jones era un miembro de los Monty Pyton y su mayor incursión en el mundo de las polémicas religiosas era La vida de Brian, la brillante sátira sobre fanatismo religioso. Hoy, otro Terry Jones ha dejado en nada la controversia que en algunos lugares provocó aquella película con su plan, al que ahora ha renunciado, de organizar en su pequeña iglesia de Gainesville, en Florida, una quema de coranes en el aniversario del 11-S. Lo suyo no es ficción.

Vive el pastor Jones desde hace décadas embarcado, como infinidad de cristianos renacidos que fundan o lideran pequeñas congregaciones religiosas que proliferan en Estados Unidos, en lo que denomina como «una misión de Dios». Y es que en algún momento, mientras era gerente de un hotel, este hombre nacido hace 58 años en Tennessee dijo sentir una revelación divina y decidió dedicar su vida a «reestablecer el reino de Dios en la tierra».

Líder carismático

Empezó a hacerlo en Alemania, adonde llegó con su esposa Sylvia y sus tres hijos en 1982 para abrir en Colonia una sucursal del Dove World Outreach Center. La idea era liderar desde la localidad germana «el despertar cristiano de Europa», y aunque nunca llegó a abrir ningún otro centro, sí logró hacer crecer la congregación hasta cerca de un millar de feligreses.

Era, según han relatado ahora algunos de ellos, un líder «carismático» y con «enorme potencial manipulador». Regentaba la iglesia, dicen «con puño de hierro» y convirtió la comunidad religiosa «en una especie de secta», en la que obligaba a los miembros a darle un porcentaje de sus ingresos o a trabajar sin prácticamente remuneración.

Los problemas con sus propios feligreses y con las autoridades forzaron a Jones a abandonar en el 2006 Alemania, donde, entre otras cosas, fue multado por usar el título de doctor (lo tiene pero concedido por una oscura escuela de teología californiana no reconocida). Y aunque su partida de Alemania dejó de manifiesto su carisma, pues el número de miembros de la congregación hoy no supera las varias decenas, su personalismo no ha logrado hacerle despegar en Florida.

Allí Jones ha mantenido tácticas sectarias. La web The smoking gun ha obtenido una copia de un manual, hecho por su esposa, en el que se insta a los fieles que quieren estudiar en la iglesia a romper con sus familias. «Las ocasiones como bodas, funerales y bautizos no son excepción -dice el documento-. No habrá llamadas de teléfono». Se veta también a los estudiantes a mantener «relaciones románticas con el sexo opuesto».

Protestas homófobas

Sin demasiados fieles ni seguimiento a iniciativas como las protestas homófobas contra un candidato a alcalde gay (que pusieron en peligro las exenciones fiscales que tiene como representante religioso), Jones buscó en internet su altavoz. Empezó en YouTube una serie de vídeos para lanzar sus mensajes. Escribió también un libro titulado El islam es del diablo e incluso mandó a los hijos de unos miembros de la congregación a la escuela con una camiseta con ese eslogan (los niños fueron obligados a marcharse y volver sin ellas).

Y fue en facebook donde lanzó la iniciativa del Día Internacional Quema un Corán (de seis a nueve de la noche), en una página donde ya más de 14.000 personas han apretado en facebook el botón de like que señala aprobación.

Jones lleva ahora una pistola en su cinto. Habla de las amenazas que recibe. Da entrevistas a medios de todo el mundo. Ve muñecos con su imagen arder en países como Afganistán. Y se siente poderoso: ayer Jones sabía que la Casa Blanca se había planteado hacerle una llamada para que abandonase el plan. Al final, la visita de los agentes del FBI y las presiones de Obama han surtido efecto