Joan Carreras: «En el Carmel no sabemos lo que es andar 'a peu pla'»

Nacido en Gràcia y afincado en el Carmel desde hace 12 años, Joan Carreras sortea los desniveles de su barrio, valorando todo lo positivo que el monte en el que se ubica, un gran ático urbano, le regala cada día. Lo mejor: aire más fresco y limpio, vistas y tranquilidad.

Valores CAP, biblioteca y metro dan vida al CarmelLA BIBLIOTECA JUAN MARSÉ, A DONDE ACUDE EL ACTOR CON SU HIJO DISPONE DE TERRAZA Y CAFETERÍA Y TAMBIÉN DE MUY BUENAS VISTAS

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CARME ESCALES / BARCELONA

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Once de la noche. Un ciclomotor se abre paso desde la calle de Marina, en el extremo del Eixample que alberga el Teatre Nacional de Catalunya (TNC). Va siguiendo las líneas rectas y la disposición plana de las calles del más ordenado distrito de la ciudad, dos elementos que irá viendo desaparecer a medida que se aproxima a su barrio. "En el Carmel ni tenemos línea recta para ir de un sitio a otro, ni sabemos lo que es caminar a peu pla"dice el actor  Joan Carreras (Barcelona, 1973).

Él nació y vivió su infancia en Gràcia, cuando "el Carmel no te lo recomendaba nadie", recuerda. "Imagino que era por desconocimiento, porque ahora que vivo en este barrio, sé que es un lugar seguro. Cuando tenía perro y salía a pasear con él de noche, nunca tuve ningún problema. De noche, en el Carmel, todo el mundo duerme. A las 22.30 horas ya no hay nadie en la calle", explica el vecino. "Si quieres salir a cenar y a tomar una copa, como no compres la cena y la montes en casa, con velas, en el barrio apenas hay restaurantes donde hacerlo, además del Fausto", detalla.

Orografía singular

Pero la ciudad ya tiene otros barrios donde cenar y salir de copas. El vecino del Carmel sabe que la tranquilidad de su barrio es debida, en parte, a su condición residencial. Subir al monte predispone a aislarse del mundanal ruido para descansar. "Este es un barrio diferente a los otros de Barcelona. Aquí no tienes la sensación de estar en la ciudad", declara el actor. "Lo que más caracteriza al Carmel es la sinuosidad de sus calles, todo lo contrario al Eixample, que es el orden personificado. Aquí, como ocurre en el caso de muchas urbanizaciones, primero se construyeron las casas, muchas de las cuales se las hicieron los propios vecinos, y luego se hicieron las calles. Por eso el barrio tiene una concepción tan laberíntica. La construcción de las casas -todas relativamente bajas- y, después, la urbanización de las calles, además, tuvieron que adaptarse a la orografía", señala.

También la musculatura de las piernas del vecindario del Carmel ha sido moldeada por los desniveles del monte en el que reside. "Si ves los gemelos de las yayas del Carmel, ríete de los de Induráin", destaca Carreras, que hasta el próximo domingo, 12 de abril, encarna, en la obra L'art de la comèdia, -dirigida y coprotagonizada por Lluís Homar- a un prefecto, representante del poder, en la Italia de los 60. Su personaje se enfrenta a artistas, cuestionando el valor de la interpretación de un actor en una sociedad, como vehículo de transmisión de emociones, una herramienta que Joan Carreras, como profesional del teatro, tiene muy clara y presente.

Con esa adrenalina que aflora al culminar cada actuación, más, si cabe, por esa temática tratada en su obra actual en el TNC, sobre el reconocimiento y dignidad del actor, Carreras regresa a casa. Solitaria circulación por sus calles, ya de noche, hasta llegar al edificio en el que habita, en un ático con terraza a cuatro vientos y vistas de 360º sobre la ciudad y las montañas que la rodean.

"Vivo en una finca que debió ser construida en los años 60, cuando llegaron al Carmel personas de ciudades y pueblos de toda España", describe el actor. A él, el azar le llevó al Carmel. "Buscaba piso y vine a visitar uno en el Carmel, que me enamoró, sobre todo por la luz que tiene", rememora. Así, por el piso que tanto le atrajo, Joan Carreras se instaló en el barrio. "El Carmel es un barrio de supervivientes, de gente que  llegó a Barcelona para construir aquí su futuro, un barrio de trabajadores, donde cada cual hace su vida, viven y dejan vivir", resume el vecino. "Si yo me tuviera que cambiar de piso, seguramente volvería a elegir uno en el Carmel", afirma.

Sin turistas, pero conectado

El metro y cuatro autobuses: el 87, el 22, el 92 y el V21 suben al barrio. "El 87 pasa por alguna curva en pendiente que requiere tener un máster en conducción", comenta el actor, que cuando sube al barrio en bus desde el TNC ,lo hace en el V21.

A partir del próximo día 20 de mayo, Joan Carreras volverá a estar en cartel en el Teatre Nacional de Catalunya, entonces en la Sala Petita, con la obra Incerta Glòria, inspirada en la novela de Joan Sales y bajo la dirección de Àlex Rigola. A medida que el actor, que se dio a conocer en series como Temps de Silenci 39+1, ambas de Televisió de Catalunya, se aleja del centro de la ciudad, de regreso a la montaña del Carmel, va dejando atrás también a los turistas. "Estamos por encima del parque Güell, que viene a ser la frontera a partir de la cual queda toda la concentración de turistas", comenta el vecino, que en septiembre estrenará Marits i Mullers en la Sala Villarroel.