Análisis

Celebrar, sí; exigir, también

El cine español goza de buena salud, pero no gracias a una buena política cultural

JUDITH COLELL. Directora y vicepresidenta de la Academia de Cine

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El 2014 ha sido un gran año para el cine español. Las cifras lo atestiguan: las películas realizadas en casa alcanzaron la mejor taquilla en términos absolutos, con 123 millones de euros recaudados, y consiguieron una cuota de pantalla del 25,5%; y casi 21 millones de espectadores escogieron ver películas españolas. Pero no solo ha habido grandes producciones comerciales, se ha realizado, además, cine más pequeño, cine de autor, como 10.000 KM, Magical Girl y Loreak, que también ha gozado de mucha presencia en las salas; y trabajos más radicales que han trazado un buen recorrido en los festivales. Y lo atestiguan también los hechos: el jueves Nadie quiere la noche, de Isabel Coixet, abría la Berlinale. Que una película española abra una de las citas cinematográficas del mundo no es algo usual.

Celebremos, pues, la buena salud del cine español y sus actuales éxitos, pero no caigamos en triunfalismos y bajemos la guardia. Lo que ahora sucede no es gracias a una buena política cultural sino que es pese a una equivocada política cultural. Estamos recogiendo los frutos de años y años de esfuerzo y trabajo de todos los que formamos parte de la industria cinematográfica del país. Unos frutos que, casualmente, han eclosionado todos a la vez y han convertido en el 2014 en un gran año. Pero que si no se cuidan perderán continuidad. Para seguir gozando de un cine español de calidad y de éxito es imprescindible un cambio en la política del Gobierno y una apuesta firme por lo audiovisual. El IVA al 21% es escandalosamente alto. Y las inversiones insuficientes. Dos medidas injustas si se tiene en cuenta que la industria cinematográfica, este año, ha triplicado en beneficios las inversiones en ella realizadas. Cosa que, además, pone en entredicho la tan manida idea de que no somos una industria rentable.

Ha sido un año fantástico. Es fantástico que el público haya respondido. Es fantástico que guste nuestro cine. Es fantástico que hagamos películas estupendas. Y es fantástico que estemos en los grandes festivales. Pero no podemos olvidar que seguimos en crisis. Seguimos teniendo problemas: muchas empresas de distribución, producción, exhibición están cerrando y el paro en el sector es alto. Por eso es imprescindible, también, el apoyo de la Administración y el papel de TVE como principal motor del cine español. Un papel que este año han interpretado, casi en exclusiva, las cadenas privadas.

Disfrutemos del momento, aplaudamos a los ganadores de un Goya, que este año, por bueno, somos todos, tanto los que se han llevado la estatuilla como los que no. Pero no seamos autocomplacientes y no nos creamos a salvo. Y mañana, cuando la resaca haya pasado, exijamos una mayor apuesta de las instituciones por una industria que ha demostrado sobradamente que puede ser, y es, generadora de recursos y uno de los pilares de la recuperación del país.