nueva tendencia

El pollo se sienta a la mesa en Barcelona

La reciente apertura de varios restaurantes en la ciudad recupera el interés gastronómico por este ave

Una de las mesas del restaurante La Parrilla de Pollos Planes.

Una de las mesas del restaurante La Parrilla de Pollos Planes.

FERRAN IMEDIO / BARCELONA

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El 'boom' de la gastronomía se deja notar también en un terreno tan popular como el del pollo. Lo que hasta no hace tanto tiempo era un plato sin mucho interés gastronómico más allá de los domingos, ahora ha llegado a nuevos restaurantes que lo tienen como reclamo: Chez Cocó, abierto en el 2012, es el más glamuroso y antiguo en la apuesta por este ave, pero últimamente han aparecido La BrochetteLa Parrilla de Pollos Planes y Chicken shop / Dirty Burger, que enseñan que el pollo se puede comer de muchas maneras, no solo a l'ast (que también), como lo preparan en tantos establecimientos de barrio que son auténticas instituciones para los barceloneses.

¿Por qué esa fiebre por esta carne blanca? Responde Jordi Gotor, chef de la 'rôtisserie' Chez Cocó (Diagonal, 465). Los pollos de todo tipo ('cocquelet', el vasco lumagorri y el pata negra del Penedès...) son los reyes de la carta, que también cuenta con pichones, patos, pulardas, pintadas, codornices... "Dependemos de las modas, y la del pollo quizá lo sea. Pero no solo triunfa por eso. Si está bien cocinado, está muy rico y es sano. No es como la carne roja, y no tiene la sangre que tanto echa para atrás a algunas personas. Además, no engorda tanto y se puede comer dos o tres veces a la semana, mientras que zamparse un entrecot tres veces por semana puede ser más pesado".

Otro factor que juega a favor del pollo es su versatilidad gastronómica. "No te acabas el recetario. Hay mil maneras de cocinarlo: guisado, frito, rustido...", recuerda Gotor.

DE LA 'RÔTISSERIE' SOFISTICADA AL RESTAURANTE 'MUNDANO'

Chez Cocó es el más sofisticado de los restaurantes consagrados al pollo que han abierto en Barcelona. Los demás buscan una imagen más 'mundana', como Chicken Shop / Dirty Burger (plaza Duc de Medinaceli, 2), consagrado al pollo asado y a la hamburguesa, y decorado como se hacía EEUU en los años 50. Tres cortes de pollo (entero, mitad o un cuarto) que se pueden combinar con cinco guarniciones (patatas fritas cortadas a mano, dos ensaladas, mazorca de maíz con mantequilla de ajo y cebolla en tempura) y aliñar con salsas caseras. Los responsables del local son los mismos del club social privado Soho, que tienen varios restaurantes en todo el mundo.

BISTRÓ

La Brochette (Muntaner, 215), que abrió en octubre pasado se define como "un coqueto bistró dedicado al pollo", con una decoración inspirada en los años 60 que también sirve platos para compartir, como ensaladas, 'brochettes' (todas con pollo). Las croquetas, los canelones, incluso las butifarras y las hamburguesas se hacen con esta carne blanca. Y el plato estrella, claro está, es un pollo a l'ast de corral macerado con siete especias.

Santi Rodero, dueño del local, se animó a poner en marcha La Brochette al ver que en su anterior restaurante, La Delizia, los clientes le pedían más pollo en el menú. "Nos salía buenísimo. Y como es económico, sano y gusta a casi todo el mundo, nos atrevimos con un establecimiento monotemático", explica Rodero, cuyo plato más caro es un pollo entero con patatas fritas por 12 euros.

BUFET LIBRE

La Parrilla de Pollos Planes (Aragó, 237), ha abierto este año en el Eixample siguiendo el ejemplo de los locales de la Comunitat Valenciana (Castellón, Valencia, Elche, Cullera y Sagunto), Madrid y Zaragoza. Comenzó como una pollería al uso que tuvo tanto éxito rustiendo pollos que ha acabado abriendo restaurantes por media España.

Es un bufet libre que sirve varios cortes (contramuslos, pechuga y alitas, con salsas y especias variadas) hechos a la parrilla de gas, además de pinchos, canelones, kebabs, chorizo, chuletas, brochetas, longanizas, hamburguesas... de pollo. Los precios promocionales, ya que acaban de abrir, son de escándalo: 7,99 euros al mediodía con una bebida, un postre o un café (8,99 de noche y los fines de semana, pero sin bebida, ni postre ni café), y 14,99 con barra libre de bebida.

Siendo el pollo un producto popular, debieron de pensar, ¿por que no iban a serlo los precios?