con mucho gusto. CUADERNO DE GASTRONOMÍA Y VINOS

Pasta y mucho más

La cocina italiana barcelonesa tiene sus raíces en restaurantes del XIX, El Beco del Racó o el Suizo, y continuidad en establecimientos como el Tramonti 1980

Giuliano Lombardo prepara pasta en la cocina del Tramonti 1980.

Giuliano Lombardo prepara pasta en la cocina del Tramonti 1980.

MIQUEL SEN

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Barcelona y la cocina italiana mantienen una relación intensa y duradera iniciada con la creación de un restaurante célebre, el Beco del Racó. Fundado en 1815 por Antonio Ardizzi, estuvo situado en la calle de Sagristans. Alcanzó fama entre una población dispuesta a comer mucho y bien. Una práctica que tuvo continuidad con la apertura en 1904 de La Italiana, una tienda en la que Attilio Rivali dio a conocer todo lo sabroso de su país, desde las pastas a los quesos. Su bisnieta Carla sigue fiel al recetario de la Génova de sus antepasados, lo que es toda una tentación para pasear por Bonsuccès, una calle con un nombre optimista, y acabar comprando pesto y pasta fresca, elaborados según receta centenaria.

El viento en las velas que hacían corto el viaje entre Génova y Barcelona ha creado vínculos potentes con repercusiones culinarias que dieron como resultado la apertura del Tramonti 1980, de los hermanos Lombardo, un restaurante que va más allá de la pasta para adentrarse en el rico recetario de las Cinque Terre, un paisaje culinario próximo para todos aquellos a los que nos gusta comer dentro de los parámetros de la dieta mediterránea. Planteamiento que conlleva una manera de vivir propicia al disfrute de la vida, en la que la tertulia es tan importante como el contenido del plato. Los mejillones a la Spezina, rellenos de un fino picadillo rico en acelgas invernales, yema de huevo y queso Pecorino, una precisa suma de sabores simples, sello de la elegancia italiana, dan para conversar.

Pinacoteca particular

A la sombra de los incontables cuadros que decoran Tramonti 1980 se puede hablar de cómo se elabora un risotto al Gorgonzola y pera, deliciosa cremosidad en contraste con la textura de la fruta, mientras nos enteramos de los propósitos divulgadores de Joan Manuel Serrat, embajador de las Cinque Terre.

Un viaje inmóvil a La Spezia, gracias a la evocación del vino, los guisos y unas minúsculas copas de Grappa que dan vida a dos artistas que fueron mis amigos. Forman parte de la colección  de Tramonti: Aulestia y Argimón. H