el veredicto de la revista 'the wine advocate'

Clásicos catalanes

El gurú del vino Robert Parker señala las mejores botellas del año

FERRAN IMEDIO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La lista más influyente del mundo, la de la revista The wine advocate, la biblia del vino que dirige con nariz de hierro el gurú Robert Parker, dio hace unos días su veredicto sobre los vinos catalanes que cató su enviado especial, Luis Gutiérrez. Y hay que hacer muchísimos brindis porque son muchísimos los vinos con notas altas, y además, de todo pelaje y condición, lo que certifica que, aquí, además de calidad, hay variedad.

Y el caso que mejor ejemplifica esta teoría es el ganador, el único que ha logrado los 100 puntos, la nota máxima: Ca les Viudes, de Arrels del Priorat. Un rancio del Priorat con un siglo de crianza que llevan mimando desde hace dos décadas, en un proyecto casi temerario por ruinoso, René Barbier, santo y seña de la enología en Catalunya, y su socio Jaume Balaguer. Hace unos años, nadie habría dado un euro por una propuesta de este tipo. De hecho, casi nadie no lo hace. Así que parecía inimaginable la apuesta de Parker.

Pues ahora resulta que no solo colocan un rancio en el selecto club de entre 100 y 96 puntos, sino tres. Un reconocimiento histórico. Y eso son palabras mayores porque se trata de un club cuyos miembros son definidos por la publicación como «extraordinarios, profundos, complejos, con carácter y con atributos que se esperan de un clásico». Arrels, también de la bodega Arrels del Priorat, de 30 años de crianza, y Pajarete Solera 1851, de De Muller, pueden presumir de tener 96 puntos.

«Satisface que reconozcan un trabajo que no parecía importante, que era antiguo», sonríe Balaguer, convencido de que el rancio puede enarbolar la bandera de Priorat. Eso sí, a un precio estratosférico: 600 euros. Si es tan caro es porque la producción es anecdótica: 40 botellas de medio litro. No pueden hacer más porque cada cinco años se les evapora el 40% del líquido de las barricas.

Hay varias explicaciones que explican este amor parkeriano por lo rancio. Primera: a Gutiérrez le gustan (una obviedad, cierto, pero es un fan declarado de los madeiras). Segunda: se buscan vinos distintos. Y el rancio lo es. «Son diferentes a lo que se hace en el resto del mundo», recuerda Jordi Benito, enólogo de la bodega reusense De Muller.

Al llevar alcohol etílico añadido, los productores tienen que pagar más impuestos, de modo que muchos lo han abandonado por poco rentable.

Y al ser De Muller de los pocos en Catalunya que lo continúan elaborando - y ahí llega la tercera razón del éxito-, saben cómo palpita el mercado: la demanda de este tipo de vinos en EEUU lleva tiempo aumentando.

LA 'NORMALIZACIÓN' DEL CAVA / La historia de Parker con el vino rancio parece seguir el mismo camino que el cava. Hace unos años, tampoco nadie habría dado nada por este espumoso en una lista como la norteamericana y, en el 2011, como si un corcho que salta por sorpresa, con todo el estruendo del mundo, la lista incluyó entre los mejores el Recaredo Turó d'en Mota de 1999, con 96 puntos.

Aquel año, además, fueron distinguidos con 95 el Turó d'en Mota del 2000 y el Reserva particular [según la biblia de Parker, un vino de entre 90 y 95 puntos es «sobresaliente, de excepcional complejidad y carácter»]. Este año, el Recaredo Turó d'en Mota del 2001 obtiene 96. Pero en el grupo de entre 90 y 95 la presencia de espumosos es enorme. Así pues, Parker y el mundo del vino que sigue sus listas como mandatos divinos ha aceptado que el cava es un producto de primera.

MUCHOS TINTOS / Además de las rarezas que suponen los tres rancios y el cava en el top 12 catalán (porque son 12 los que tienen entre 96 y 100 puntos), los otros ocho ya son más previsibles, y tintos. L'Ermita 2010, de Álvaro Palacios, un clásico del Priorat, logra 99 puntos; Espectacle 2010, de Espectacle del Montsant (también de René Barbier), y Les Manyes 2010, de Terroir al Límit (Priorat), 98. Hay otros dos con 97 (los priorats Clos Erasmus 2010, de Clos i Terrasses, y Les Tosses 2011, de nuevo de Terroir al Límit), y tres más, también priorats, de 96 (Clos Mogador 2011, Ferrer-Bobet Selección Especial 2010 y Les Manyes 2011).