nuevas palabras para el sexismo de siempre

Y usted qué es: ¿puma o feminazi?

Términos como 'angeles', 'toy boys', 'cuñados', 'femi-stasi' y 'pollaviejas' subrayan en unos casos y subvierten en otros los estereotipos de género. Repasemos algunos de ellos.

Alessandra Ambrosio, en el desfile de Victoria's Secret,el martes pasado.

Alessandra Ambrosio, en el desfile de Victoria's Secret,el martes pasado.

NÚRIA MARRÓN

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Es posible que alguna vez se haya topado con algunos de estos términos y le hayan sonado a chino. Sin embargo, también es probable que esté harto de que le salgan al paso en tertulias, artículos y redes sociales. Aquí va un diccionario breve con nuevas palabras que en unos casos subrayan y en otros señalan y subvierten el sexismo de trazo fino.

ÁNGELES

Nombre con el que se conoce a las modelos del desfile anual de la casa de lencería Victoria’s Secret.

Las habrán visto decenas de veces portando alas y bragas de precios celestiales. Sin embargo, la superbowl lencera ha llegado este año con escrache. La firma, recordarán, lanzó una campaña en la que se veía al combo de tops habituales contoneándose bajo el eslogan «el cuerpo perfecto», lo que fue contestado desde change.org

para que fuera retirada por considerar que alentaba la inseguridad femenina al exprimir ese filón de la moda y la cosmética por el cual una mujer nunca está lo suficiente delgada ni es lo bastante joven. Al fin y al cabo, la top Adriana Lima ya había explicado hace tres años la cara siniestra de ese cuerpo perfecto que festeja la marca: dos meses antes del desfile, dijo, las chicas pasan un chequeo para conocer su masa muscular, porcentaje de grasa y retención de líquidos; empiezan a entrenarse dos veces al día; siguen una dieta de batidos de proteínas, e ingieren cuatro litros diarios de agua. Las últimas dos semanas solo toman batidos y 12 horas antes del show dejan de beber por completo. «Así te secas y pierdes de golpe cuatro kilos».

CUÑADO

Figura propulsada por las redes sociales que concentra algunos comportamientos cotidianos que atraviesan clases sociales e ideologías. Es el enterado del bar, el que tiene opiniones para todo y el que , en los temas de género, desenvaina un discurso de corte matrimoniadas: la guerra de sexos está superada y a las feministas les falta sentido del humor (y un poquito de pintalabios).

De un tiempo a esta parte, la sociología callejera ha puesto el foco sobre esta figura tan polisémica. Aquí algunas pistas: el cuñado-progre, escribían auscultando el fenómeno los periodistas Irene G. Rubio y Diego S. Paratcha en el periódico Diagonal, se jacta de haber corrido ante los grises; el neoliberal firma frases tipo «vosotros sois de izquierdas pero bien que os gustan las gambas», y unos y otros confluyen disparando contra el feminismo. Si cuenta un chiste machista y su interlocutora pone cara de nada, puede contestarle: «Es broma, mujer. ¿No estarás en uno de esos días?».

CHONI

Chicas de clases populares que, tirando de estereotipo, visten ropa deportiva de marca, peinan largas y enlacadas melenas y sus únicas inquietudes pasan por la depilación láser y ver Mujeres y hombres y viceversa.

Tuvo que llegar el inglés Owen Jones con su libro Chavs: la demonización de la clase obrera para poner las largas sobre esta etiqueta de cuya burla general han participado desde intelectuales hasta programas como Gran Hermano y Gandía shore, cuyos cástings han ido a la caza descarada de personajes zafios que se jactan de su incultura. Más allá de brindar esa sensación de superioridad que tanto engancha a la audiencia, el escritor mantiene que los chavs (los primos británicos de canis y chonis) son demonizados para justificar ante la opinión pública los recortes en ayudas, becas y prestaciones de desempleo. En prosaico, el argumento sería más o menos este: ¿para qué mantener las becas si su único interés geográfico es saber dónde está el centro comercial?

FEMINAZI

Su etimología y semántica no tiene mucha ciencia: feminista + nazi. 

El término, muy en boga últimamente, lo empezó a utilizar un locutor estadounidense llamado Rush Limbaugh, quien a su vez se lo oyó decir a un amigo suyo, un tal Tom Hazlett quien, al parecer, combinaba su interés por los neologismos con clases de Economía en la Universidad de California. Ya en los años 90, Limbaugh llamaba feminazis a todas las mujeres que defendían el derecho al aborto, algo que él emparentaba con el Holocausto. «Una feminazi –dijo– es una mujer que cree que lo más importante en la vida es asegurarse de que se practiquen tantos abortos como sea posible». Veinte años más tarde, la palabra la esgrimen aquellas personas que, con un victimismo entre risible y alarmante, consideran que el movimiento feminista ha devenido en una ideología «totalitaria y fanática» que «sobrerreacciona» ante las críticas y que «discrimina al hombre». Como sinónimos de feminazi funcionan los términos femi-stasi (en alusión a la policía política de la RDA), hembrista y odiahombres. Los adjetivos rabiosa y peluda no son necesarios, pero puntúan.

MACHISMO-LENINISMO

Término que apunta al sexismo que pervive en la izquierda radical.

Con este título, se abrió un encendido debate al poner en cuestión a los activistas que aceptan el feminismo «en abstracto», pero no se comprometen con la cuestión de género ni asumen –personal y políticamente– las consecuencias de la salida de la mujer del espacio privado.

MILF

Acrónimo de Mother I'd Like to Fuck (en inglés: madre con la me gustaría follar), muy socorrido en publicaciones enrolladas y un subgénero del porno con categoría propia en los Oscar de esta industria.

Su etimología se retrotae hasta la película American pie (1999), en la que aparece la frase «¡amigo, es una MILF!», en alusión al personaje que interpretaba Jennifer Coolidge. Desde ese momento quedaba claro que quien adjudica el adjetivo es un varón veinteañero o treinteañero que casi da tratamiento de parafilia al hecho de sentirse atraído por una mujer de 40 años o más. También existe el vocablo GILF. Sí, lo han adivinado.G de grandmother (abuela).

POLLAVIEJA

«Hombre en posición de poder, o al menos en ventaja política, social y cultural, que se vale de ese estatus para perpetuar el discurso dominante, conservador, clasista, machista, racista y / u homófobo».

La definición, del periodista Ignacio Pato, no solo identifica y se burla de señores como Arias Cañete o el alcalde de Valladolid, aquel que dijo que las mujeres te pueden denunciar por violación por compartir un ascensor. Hay consenso en señalar que el vocablo, propulsado y decodificado en las redes sociales, también alude a los progres distinguidos que, desde la transición, se han erigido en el canon de casi todo, y a todos esos hombres más jóvenes y modernos que son parte del establishment político o cultural y que lo ponen en cuestión todo menos a sí mismos. ¿Pistas? «Un pollavieja –escribía el periodista– gusta del consenso. Especialmente en torno a su opinión». 

PUMA

Dícese de la mujer de más de 40 años, normalmente de clase acomodada, que sale a la caza de jovencitos. 

La literatura que está alentando esta nueva etiqueta –exprimida en libros, webs y piruetas de márketing– no tiene desperdicio: que si ellas buscan recordar tiempos en los que sus cuerpos eran más firmes, que si así llenan un vacío existencial. No se oyó la palabra puma cuando afloró la relación entre Johnny Depp, de 51 años, y la modelo Amber Heard, de 28. Ni siquiera cuando se supo que Woody Allen, de 79, mantenía una relación con Soon Yi, de 44. Subtexto: las mujeres siempre tienen un vacío que los hombres deben llenar. Es decir, se encargan de enseñarles de qué va la vida cuando son jóvenes y, ya pasados los 40, de recordarles cómo eran en décadas anteriores. Por cierto, que a las presas de la puma se les llaman, también despectivamente, toy boys (chicos juguete).

SUPERPUTAS DE LA MTV

Aspecto hipersexualizado que lucen muchas de las cantantes que residen en la MTV.

La escritora punk Virginie Despentes, ideóloga por cierto del concepto, hace la siguiente reflexión: «Nunca se habían exigido tantas pruebas de sumisión a las normas estéticas, tantas modificaciones corporales para feminizar un cuerpo –escribía en su Teoría King Kong–. Al mismo tiempo, ninguna otra sociedad ha permitido de forma tan libre la circulación corporal e intelectual de las mujeres. Parece paradójico, pero creo que las mujeres disimulan espontáneamente lo que acaban de lograr. ‘Liberémonos, pero no mucho, no queremos asustar’, parecen decir. Y se sitúan en la posición de seductora de modo tan ostentoso que ellas mismas saben que –en el fondo– se trata de un simulacro. Salir de la jaula siempre ha ido acompañado de sanciones brutales». 

WAG

Acrónimo de Wives And Girlfriends (en inglés, mujeres y novias) de futbolistas.

El término se ha convertido por sí mismo en un subgénero informativo de los tabloides británicos, que inventarian cada compra, cada parto y cada sesión de zumba de las parejas de los futbolistas. Durante años, se las presentó como un accesorio que combinaba con el reloj y el coche del héroe de la cancha, e incluso como un modelo de ascensor social. «Un futbolista te puede llevar de la vivienda social a una mansión», celebraba la periodista Alison Kervin en WAGs at the World Cup. La fascinación por el fenómeno, sin embargo, parece estar de retirada. Por lo visto, han comprobado que no es ningún chollo de la emancipación estar siempre a expensas de la pareja y de la trituradora mediática.