cena benéfica DE LA FUNDACIÓN RAFA NADAL

'Urdangarín', Kinski y el señor Velasco

Velada con el 'doble' del duque, la actriz y el ganador de una Ducati

COMO UNA MOTO 3 Kinski y José Velasco, ganador de una Ducati, el jueves. Debajo, Nadal y su novia, Xisca, y el 'doble' de Urdangarín.

COMO UNA MOTO 3 Kinski y José Velasco, ganador de una Ducati, el jueves. Debajo, Nadal y su novia, Xisca, y el 'doble' de Urdangarín.

FERRAN IMEDIO

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«¡¡¡Pero si esUrdangarín!!!».Los fotógrafos que retrataban a los que iban desfilando ante sus cámaras camino de la cena de gala de la Fundación Rafa Nadal, celebrada el jueves en la Sala Oval del MNAC, le dispararon sin cesar nada más verle.«¡Iñaki, Iñaki!». Y él miraba allí donde le llamaban. Pero no era el duque de Palma. Más que una falsa alarma, aquello fue un verdadero cachondeo. Porque aquel tipo alto, rubio, con porte regio y vestido como si fuera a una audiencia real o a un congreso sobre el deporte organizado por el Instituto Nóos realmente se le parecía, pero no era él; ni siquiera la mujer que le acompañaba recordaba a la infantaCristina aunque fuera también rubia y alta. EseUrdangarínera un jefe de la holandesa United Post Lotteries, que patrocina a la organización del tenista. El hombre, que parecía no entender la broma, atendió a los gráficos con una inocente sonrisa de cortesía. Otra diferencia con el yerno del Rey, que no está para risitas.

Y eso que la noche no prometía muchas alegrías por el protocolo que exigía la cita, repleta de ejecutivos, profesionales liberales y gente bien, que pusieron dinero para los proyectos de la fundación, que cuenta con la ayuda de Invest for Children (ahora colaboran con Aldeas Infantiles en la integración a través del deporte de unos 40 menores desfavorecidos de Barcelona y Granada). Quizá por eso no muchos se atrevieron a abordar aNadal, algo mustio porque le duele la rodilla (se lesionó en la final de la Davis) y no tenía el estómago fino; no probó el aperitivo y bebió refresco de cola. Pese a todo, el número 2 del mundo fue gentil con quienes se le acercaron, ya fuera la primera dama de Catalunya,Helena Rakosnik,el motociclistaSete Gibernau, el relojero y patrocinador personalRichard Milleo el arquitecto Luis Alonso, que dirige las obras de la Ciutat del Tenis de Manacor, propiedad delcrack. Poco estuvo por su novia,Xisca Perelló,en segundo plano, su hábitat preferido.

MAGIA, MÚSICA Y ACROBACIAS / Pero sí hubo alegrías. Como la deJosé Velasco,ganador de una Ducati Monster 696 en el sorteo posterior a la cena y a los números de magia, música y acrobacias (nada que ver con el concierto deJulio Iglesiasdel año pasado en Madrid). Se la entregóNastassja Kinski.Velasco, todo un señor, subió al escenario, tomó de la mano a la actriz, la besó arrodillándose, le robó el micro aSanti Millán, conductor de la gala, y, casi como si hiciera una declaración de amor, pidió hacerse una foto con la alemana sobre la bella montura. La actriz, bastante azorada, accedió. Y el señorVelascocomenzó a entablar una conversación con ella que más parecía un flirteo que otra cosa. Eso pensaronMillány los 360 invitados. «Se está viniendo arriba», narró el presentador antes de echarlo amigablemente porque tras él veníaPaz Vegapara repartir el último premio de la noche. Si se queda, igual le pregunta a la actriz andaluza por su polémica foto para el calendario de una casa de galletas alemanas en la que aparece rezando desnuda en una iglesia de Sevilla. «Son fotos artísticas con las que quise homenajear a mi tierra», le hubiera contestado la morena, que se pasará las Navidades «comiendo turrones» mientras lee algún guion de Hollywood.

Por esas fechas el señorVelascoya debería estar sacándose el carnet de moto. Solo así podrá estrenar la Ducati con laKinskide paquete.