«Lo que más me gusta de Sira es su faceta de pilla»

-¿Cómo enfocó este trabajo?

-Era imprescindible ser fiel a los guiones. Luego había que estar muy abierta y dejar que el personaje te empapara y te dijera sus cosas.

-¿Se parece este personaje a la Victoria que encarnó en La señora?

-Son muy distintas. Sira es una chica castiza de la plaza de la Paja y Victoria era una joven de clase alta que había estudiado todo lo que había querido. Por eso me apetecía este papel: era como explorar ese otro mundo del que viene desde abajo.

-¿Qué le parece como lectora la novela homónima de María Dueñas?

-La leí para hacer la serie y me gustó. ¿Que si está justificado su éxito? No me siento autorizada para decirlo. Dueñas me parece una escritora con rigor que ha tratado la trama de sus personajes de una manera que ha enamorado. La novela ha arrasado porque al público le ha gustado. No se puede juzgar a la gente.

-¿Cuál cree que es el elemento en que se basa el éxito de la novela?

-El amor, que es algo que nos engancha a todos. Sira vive un amor desgraciado, pero luego encuentra sus ángeles de la guarda. Es una tía fuerte que intenta salir adelante. Y no lo hace mendigando, sino buscándose la vida. Esto es lo que más me gusta de Sira: la parte de pilla, de coger el pasaporte, vender las pistolas porque tiene necesidad... A mí me interesan los personajes con necesidad.

-¿Qué escena la emocionó más?

-La del reencuentro con mi madre. La esperaba con muchas ganas.

-¿Qué siente al haber sido la niña bonita de Alberto Oliart, el anterior presidente de RTVE?

-No entiendo la pregunta.

-Oliart dijo que se quedaba embelesado viéndola en La señora...

-No lo sabía. ¡Qué bonito! Yo intento hacerlo lo mejor posible.

-¿Qué personaje le hubiera gustado hacer en aquella secuela de La señora llamada La República?

-El de la miliciana, el de Verónica Sánchez: se parece un poco a Sira.

-¿Qué le impulsó a participar activamente en el movimiento del 15-M?

-El ser una indignada. Participé en las asambleas y me quedé fascinada con esa unión ciudadana para cambiar las cosas y esa conciencia de que es posible transformarlas. Esa unión me hizo sonreír.

-¿Cómo fue su experiencia en aquellas asambleas?

-Ahí te das cuenta de lo difícil que es hablar, comunicarse y llegar a un consenso. Es que lo que tú entiendes por democracia o por feminismo no es lo que entiendo yo. Es muy complicado llegar a un acuerdo: cuando se consigue es como descubrir América. ¡Y todo para que al día siguiente se vuelva a debatir el mismo punto!

-¿Qué es lo que más le indigna?

-Que sean muy pocos los que viven muy bien y que haya gente sin trabajo que ha estudiado mucho. Yo no puedo hablar porque soy una privilegiada. Pero mis amigos no son actores y la mayoría están en paro. Apoyo el 15-M, aunque creo que hay que empezar la casa desde los cimientos. No me vale tu lema revolucionario si llegas a casa y pasas de tu novia y tus padres. Tienes que practicar el amor ciudadano y tratar a tu mujer con amor, hacer la cena y no tirar papeles por la calle.