Paul McCartney revela los secretos sexuales de los Beatles

Ringo Starr, John Lennon, Paul McCartney y George Harrison, con la Oden del Imperio británico, en octubre de 1965.

Ringo Starr, John Lennon, Paul McCartney y George Harrison, con la Oden del Imperio británico, en octubre de 1965. / TH

Laura Estirado

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Sir Paul McCartney podría quedarse en casa tomando el té, contando su fortuna y llevando una vejez plácida y tranquila. Sin embargo, a sus 76 años, el 'exbeatle' acaba de lanzar nuevo disco, Egypt Station, el pasado fin de semana ofreció un concierto sorpresa para todos los viajeros del metro de Nueva York y se acaba de desnudar en una extensísima y suculenta entrevista para la edición británica de la revista GQen la que revela divertidísimas anécdotas hasta ahora desconocidas, entre las que no faltan detalles sexuales del grupo más famoso de la historia. Desde sesiones masturbatorias en grupo en casa de John Lennon, encuentros íntimos con las groupies o la vez en que la banda al completo aplaudió cuando George Harrison, con 17 años, perdió la virginidad en la habitación en la que todos dormían.

"Éramos niños pequeños traviesos". McCartney le da así al play y comienza un viaje casi lisérgico acompañado por el periodista Chris Heath en la oficina de Soho Square en la que el ídolo trabaja desde finales de los 70. Al sexo hay que añadir otros aspectos intersantes que también se revelan durante la charla, como la época en que cazaba ranas para hacerse un hombre, cuando probó las drogas o cuando la trepanación fue una opción que barajó Lennon.

Matando ranas en Liverpool

Pero vayamos por partes. La historia de McCartney empieza como todas, por el principio, cuando aún no pensaba en ser cantante ni compositor, cuando el niño Paul se entretenía cazando batracios en Liverpool, la mejor forma que se le ocurrió para prepara su incorporación al Ejército. "No podía matar a nadie. ¿Qué iba a hacer? ¿Conseguir una bayoneta y herir a alguien? (...) Así que terminé matando ranas". Finalmente, quitaron el servicio militar y McCartney se libró de la experiencia. Por aquel entonces, aún no sabía de Elvis y se imaginaba de mayor conduciendo un camión que le llevaría a recorrer medio mundo (lo que acabó haciendo por tierra, mar y aire).

"Liverpool no era un país de hadas", recuerda. Los niños mataban gatos y hacían catapultas para lanzarse piedras en ese "territorio salvaje" donde los profesores "eran unos locos chiflados". 

McCartney retrocede tan atrás en su charla de una hora con Heath que es capaz de ver hasta su propio nacimiento: "No sé si es cierto o pura especulación, pero tengo una visión de una especie de habitación con azulejos blancos e instrumentos clínicos de cromo, y el ruido metálico de esas cosas en las bandejas de cromo...". Llega hasta el núcleo y a decir sin ruborizarse que con aquellos viajes con ácido de los 60 pudo vislumbrar su propio ADN: "Era como ver una espiral subir en mi cerebro, de bellos colores, como gemas multicolores subiendo en bucle".

Lennon y las drogas

McCartney fue el último Beatle en probar las drogas. El primero fue John, que "siempre quiso saltar por el precipicio". "Una vez me dijo: '¿Alguna vez pensaste en saltar?'. Le dije: 'Vete a la mierda. Salta y dime cómo es'".

"Esa era básicamente la diferencia" entre las personalidades del "gato loco" de John y del "sensato" Paul. Por ejemplo, revive, "todos habíamos leído sobre eso, 'el arte antiguo de la trepanación'. Si era antiguo debía ser bueno. Lo único que había que hacer era abrir un pequeño agujero en el cráneo y dejar salir la presión. Pero, mira, John, pruébalo tú y cuéntame cómo funciona", fue de nuevo la respuesta de McCartney.

De todas formas, McCartney asegura que Lennon no lo hubiera hecho. "No creo que hablara en serio. Él lo dijo, pero es que decía todo tipo de cosas".

Onanismo en grupo y sexo con 'groupies'

Decía y hacía. En la entrevista de GQ GQ se narra otra escena para enmarcar: "Estábamos en casa de John, y éramos unos cuantos. En vez de emborracharnos y perder el control, nos sentamos en unas sillas. Las luces estaban apagadas y alguien empezó a masturbarse... Y todos le seguimos", rescata del baúl de los recuerdos McCartney. "Mientras cada uno estaba a lo suyo gritábamos cosas como '¡Brigitte Bardot!'" (...) "Fue una diversión inofensiva. No hicimos mal a nadie, ni siquiera a Brigitte Bardot".

Pero esa no es la única anécdota crazy y subida del todo de la entrevista. Como la ya conocida sobre el día en que George Harrison perdió la virginidad, a los 17 años. Aún no eran tan famosos y toda la banda dormía en la misma habitación de un hotel. Todos estuvieron calladitos, en silencio, hasta que rompieron en aplausos al finalizar el acto.

"Teníamos una cama y dos juegos de literas, y si uno de los chicos traía a una chica, se tapaban con una manta y así no se notaba nada, salvo un poco de movimiento", relata.

Lo de las orgías con groupies que siempre se ha contado sobre los Beatles es un mito, si bien sir Paul McCartney admite que hubo "encuentros sexuales de tipo celestial" con fans. Lo más cerca que estuvo de una orgía fue una vez en Las Vegas, cuando un chico con el pelo engominado les preguntó si querían una prostituta. "Todos dijimos que sí, y yo pedí dos -detalla-. Fue una experiencia maravillosa", zanja.