La boda real británica

Novios de verdad

Guillermo y Kate culminan hoy ocho años de noviazgo con un matrimonio por amor

El príncipe Guillermo y Kate Middleton dieron a conocer ayer una foto inédita tomada por Mario Testino al incluirla en el programa de la ceremonia nupcial.

El príncipe Guillermo y Kate Middleton dieron a conocer ayer una foto inédita tomada por Mario Testino al incluirla en el programa de la ceremonia nupcial.

BEGOÑA ARCE

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Las campanas de la abadía de Westminster repicarán esta mañana 5.000 veces para festejar el primer matrimonio del siglo XXI de un futuro heredero de la corona británica, el príncipe Guillermo. A diferencia de la de sus padres, Carlos de Inglaterra y Diana de Gales, la boda de hoy será por amor y despierta tanto interés como apatía en el Reino Unido. Catherine Elizabeth Middleton, de 29 años, descendiente lejana de mineros, y Guillermo Arturo Felipe Luis Gales, de 28, príncipe de sangre azul, segundo en la línea de sucesión al trono, se convertirán en marido y mujer cuando el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, bendiga su unión. La nueva pareja está llamada a revitalizar una monarquía que languidece irremediablemente. «Renovarse o morir», debieron de pensar en palacio al aceptar en su seno a una plebeya bien educada que ha dado muestras de un apreciable aplomo en sus primeras apariciones.

Hoy será para Kate la gran prueba, el momento en que no deben temblarle las piernas ni la voz, cuando todas las miradas sigan cada uno de sus gestos. La novia acudió nuevamente ayer por la mañana a la abadía acompañada por el príncipe Enrique, que actuará de padrino; de su hermana Pippa, que será la dama de honor, y de los pajes. Fue un último ensayo general de aproximadamente una hora, esta vez sin Guillermo.El programa oficial de la ceremonia, que quiere ser la quintaesencia del espíritu británico, se dio a conocer al mismo tiempo e incluye una foto en blanco y negro inédita de la pareja tomada por Mario Testino. También constan los himnos, la liturgia y el intercambio de votos matrimoniales. Al igual que ya ocurrió con la princesa Diana, Kate no prometerá obediencia a su esposo, comprometiéndose solo a «amar, reconfortar, respetar y respaldar» al príncipe. El programa recoge una nota de los novios que dicen sentirse «enormemente conmovidos y agradecidos por el afecto» que «mucha gente» les ha manifestado durante su noviazgo. El dinero de la venta de 150.000 copias que se van a tirar del programa, a dos euros el ejemplar, estará destinado a obras caritativas.

Kate y su familia posaron ayer para los fotógrafos a las puertas del Hotel Goring, donde los Middleton se han alojado y han pasado la última noche antes de la boda. Guillermo apareció anoche por sorpresa en el Mall (la avenida hacia el Palacio de Buckingham por donde hoy desfilarán en carroza los recién casados) para saludar a la multitud que había acudido a ver los preparativos del festejo. Horas antes Camila, la futura suegra de la novia, había salido a dar un paseo por la misma zona. Allí estuvo departiendo muy sonriente con el público allí apostado y contó a la gente que «todo estaba listo» para el gran día y que la familia real se sentía «muy ilusionada» con la boda.

CENA PARA LA REALEZA / Isabel II, por su parte, se desplazó al Hotel Mandarin, junto a Hyde Park, para presidir una cena de bienvenida en honor de los miembros de la realeza que acuden al enlace. El príncipe Carlos y su esposa Camila, que vestía un traje de blonda azul noche, pasaron a saludar a los invitados en el cóctel del aperitivo y, tras departir con ellos unos minutos, regresaron a Clarence House para cenar con el novio y su hermano. A la velada asistieron la reina Sofía y los príncipes de Asturias, que a pesar de que llegaron juntos a Londres, se alojaron en hoteles diferentes por cuestiones logísticas. Mientras la soberana está en el Claridges, Felipe y Letizia se han quedado en el Hilton Park Lane.

Para asistir a la recepción del Mandarin, en la que se exigía esmoquin para los hombres y traje largo para las mujeres, la soberana española eligió una creación de Margarita Nuez en tonos marrones. Y la princesa de Asturias optó una vez más por su modisto de cabecera, Felipe Varela, que diseñó para esta ocasión un traje largo de muselina y tul en color gris lavanda y escote palabra de honor. Letizia se peinó con un recogido romántico.

Como la boda de hoy.