VIDAS PARALELAS

DiCaprio y Redford, dos tramperos muy 'verdes'

A Leonardo Di Caprio y a Robert Redford les unen papeles, del Gran Gastby a los rudos hombres de la montaña, y la pasión por la defensa del medioambiente.

IDOYA NOAIN

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Primera mitad del siglo XIX, frontera de Estados Unidos, oeste salvaje, un trampero, la naturaleza grandiosa y brutal, la ambición del hombre blanco, la supervivencia, la venganza. Es la historia de 'El renacido', la película de Alejandro González Iñárritu que es favorita para los Oscar y que por quinta vez pone a Leonardo DiCaprio a las puertas del premio de la Academia de Hollywood de interpretación, probablemente más cerca que nunca [el filme llega a la cartelera española el próximo viernes]. Pero es también la historia de las aventuras de Jeremiah Johnson, una película dirigida por Sidney Pollack y protagonizada por Robert Redford que se estrenó en 1972, cuando su mensaje sobre el medioambiente y su vena antisistema encontraba eco en el movimiento contra la guerra de Vietnam y la contracultura.

Los dos trabajos interpretativos, tan similares como diferentes, han creado otro punto de conexión entre dos actores a los que separan casi cuatro décadas (Redford tiene 79 años y Di Caprio, 41) pero a los que unen enormes paralelismos, mucho más profundos que haber nacido a solo unos kilómetros de distancia (Redford en Santa Mónica y DiCaprio en Los Ángeles) o haber encarnado a personajes similares e incluso idénticos (los dos han sido, por ejemplo, El gran Gatsby).

Casi se podrían intercambiar sus declaraciones sobre la experiencia de dos rodajes tan intensos como los de estas historias de hombres de montaña, ambos inspirados en personajes reales, ambos marcados por las complicaciones de las duras condiciones exteriores y por el reto de dar vida a emociones y vivencias con poquísimas líneas de diálogo. En su día, por ejemplo, Redford aseguró que «hay películas como 'Las aventuras de Jeremiah Johnson' en las que no actúas. Se vuelve una experiencia en la que te integras y fluyes». No es muy distinto a lo que ha dicho DiCaprio sobre su recreación de Hugh Glass. «Se trataba de intentar reaccionar a lo que me rodeaba. (...) Necesitaba dejar que la historia y la aventura me llevaran adonde necesitaran ir».

EL COMPROMISO

Es también pareja la inversión personal en los dos proyectos, realizados en puntos álgidos de sus carreras como actores, y su compromiso con sus directores. Redford, que había rodado ya con Pollack Propiedad condenada y que acabaría colaborando con el realizador en siete títulos, fue su principal aliado para asegurarse de que rodaban en escenarios naturales en Utah en vez de en los decorados que proponía el estudio para mantenerse dentro del limitado presupuesto (de unos 3,5 millones de dólares, y para el que Pollack llegó a hipotecar su casa). Leonardo DiCaprio, por su parte, le dio a González Iñárritu cuerpo y alma en el gélido y duro rodaje en Canadá y Argentina en la supreproducción de 135 millones de dólares.

Vegetariano desde 1992, llegó a comerse (y luego vomitar) un hígado crudo para una escena (aunque era Jeremiah Johnson quien tenía el apodo de come-hígados), se sometió a sesiones de maquillaje de cuatro y cinco horas para dar con hasta 47 protesis realismo a sus heridas y, como el resto del equipo, luchó constantemente con gripes y para tratar de evitar las hipotermias.

Eran sacrificios por una causa mayor. O, en realidad, por dos: el cine y películas con un importante mensaje que conecta con la pasión también compartida por la defensa del medioambiente.

SALUD Y BIENESTAR

El creador de Sundance y del Redford Center (que apoya expresiones narrativas socialmente comprometidas) fue uno de los pioneros del Hollywood concienciado, abriendo un camino que Leonardo DiCaprio recorre también desde hace años, especialmente desde que en 1998 estableció una fundación con su nombre dedicada a «la salud y el bienestar de todos los habitantes de la tierra».

Los dos han prestado voz, trabajo y dinero a esas causas; los dos se sientan en el consejo de administración del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales de Estados Unidos; los dos acumulan galardones y aplausos por su trabajo conservacionista y a finales del año pasado coincidieron en la cumbre del clima de París, urgiendo a un compromosio definitivo en la lucha contra el cambio climático. Tan distintos. Tan similares.