Tribunales
Bill Cosby: juicio al ídolo caído
El legendario cómico y actor se enfrenta a un proceso por abusos sexuales a una entrenadora de baloncesto
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON
Durante muchas décadas Bill Cosby fue uno de los ídolos de América, y con el tiempo el padre perfecto, aquel patriarca grandullón, tierno, cabal y cariñoso que encarnaba Cliff Huxtable en ‘El show de Cosby’, aquella serie de los ochenta que relataba la vida de una familia afroamericana acomodada de Brooklyn. El actor y cómico rompió barreras en la esfera pública para los negros, ejerció de baluarte de la moral pública y le llovieron honores, contratos publicitarios y reconocimientos. Tal era su reputación de hombre ímprobo que un ejecutivo publicitario de Coca-Cola llegó a decir que “las tres personalidades más creíbles son Dios, Walter Cronkite y Bill Cosby”.
Todo aquello es historia. Un vídeo del cómico Hannibal Buress se hizo viral en 2014 y destapó la caja de los truenos, reavivando viejas acusaciones sobre la conducta de Cosby y dando pie a que afloraran muchas nuevas. Más de 40 mujeres han acusado al actor de violarlas, drogarlas y abusar sexualmente de ellas, unos incidentes que se extienden desde 1965 a 2008. La gran mayoría han prescrito, pero no todas porque Cosby se sienta ahora en el banquillo. Tiene 79 años, dice ser inocente y se ha acogido a su derecho para no declarar. Es un hombre acabado que lucha contra viento y marea para no acabar sus días entre rejas.
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El juicio penal comenzó el lunes en Pensilvania. Andrea Constand le acusa de haberla drogado y violado al penetrarla con los dedos mientras estaba paralizada por los narcóticos en su casa de Filadelfia en 2004. Ambos se conocieron tres años antes, cuando Constand era entrenadora del equipo de baloncesto femenino de la Universidad de Temple, de la que Cosby había sido alumno y su patrón más famoso. Se frecuentaron y se hicieron amigos. Ella necesitaba dirección en su carrera y él se ofreció como mentor hasta aquella noche en casa de Costand, cuando según ha declarado ella el cómico le ofreció “tres pastillas homeopáticas” para calmar el estrés. Ella tenía 30 años, él 66.
En las primeras jornadas del juicio, la defensa ha argumentado que ambos mantenían una relación amorosa y que el encuentro sexual nunca se produjo. Esgrimen además que Constand tardó casi un año en denunciarlo ante la policía y que los meses posteriores a la presunta violación ambos hablaron por teléfono hasta en 72 ocasiones. Pero la acusación tiene una baza importante. Cosby declaró en una deposición de 2005, que estuvo sellada durante años, que en reiteradas ocasiones a lo largo de su vida utilizó metacualona (‘quaaludes’), un sedante-hipnótico similar a los barbitúricos, para seducir y mantener relaciones sexuales con mujeres.
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Aunque el juicio se centra exclusivamente en el incidente con Constand, la defensa trata de convencer al jurado de que la conducta de Cosby responde a un patrón reiterado durante décadas y de que el actor sería en realidad un depredador que ha utilizado a lo largo del tiempo su fama, su influencia y los sedantes para aprovecharse de mujeres más jóvenes. En una dramática apertura del litigio, el lunes llamó a declarar a Kelly Johnson que, entre lágrimas, contó cómo conoció al actor hace dos décadas, cómo se hicieron amigos y cómo la colmó con regalos hasta que un día la drogó y la violó.
Sucedió presuntamente en un hotel de Los Ángeles en 1996. Cosby la convenció para que se tomara una pastilla que la hizo sentir como si flotara. Cuando recuperó la consciencia estaba medio desnuda y tenía una loción en las manos. “Me hizo tocarle el pene”, declaró.
En su contra, Constand tiene varias declaraciones erróneas que hizo en su día a la policía. Le dijo, por ejemplo, que nunca estuvo a solas con el actor antes que la asaltara o que no volvió a mantener contacto con él posteriormente. “Me equivoqué, tuve mucha confusión al tratar de ordenar las fechas”, ha reconocido en el juicio. Cosby se enfrenta a tres cargos de asalto indecente con agravamiento y una pena máxima de 10 años de cárcel.
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