Marina Castaño, ni título ni euros

Primero se esfumó el marquesado y ahora ve cómo dos terceras partes de la herencia millonaria de Cela va a manos del hijo (y la nieta) del Nobel.

LA HEREDERA. Camila Cela, la única y discreta nieta del Nobel, en una imagen del 2003.

LA HEREDERA. Camila Cela, la única y discreta nieta del Nobel, en una imagen del 2003.

POR NÚRIA NAVARRO

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Ya no es la heredera universal de Camilo José Cela. Tras 12 años de feroz pelea en los tribunales, el Supremo ha fallado en favor del hijo de su difunto marido, Camilo José Cela Conde, que se lleva 5,2 millones de la legitima, más la recuperación de bienes por donaciones realizadas en vida por el escritor. «No tengo nada que decir», afirmó Marina Castaño por teléfono el pasado miércoles, desde su domicilio de Puerta del Hierro -en venta por siete millones, según Vanitatis- justo en el momento en que Cela Jr. daba una rueda de prensa en Mallorca para expresar su satisfacción moral por la sentencia. «Permaneceré en silencio», zanjó ella, sin traslucir angustia por el hecho de que en menos de 30 días está obligada a acatar la sentencia de forma voluntaria, y ella y la fundación que presidió suelten el montante o habrá embargo.

Un día antes, había dejado ir que se enteró de la sentencia por internet, se permitió la pequeña venganza de subrayar que ella «vive de su trabajo» y «no de saquear a sus padres», y que los asuntos de dineros la «aburren que la matan». No opina lo mismo el que fue secretario y confidente del autor de La Colmena, Gaspar Sánchez Salas, que ha destapado en un libro los intentos de la periodista, 42 años menor que Cela, por desheredar a su único hijo. Ni tampoco todos aquellos que siguieron la vida de la periodista desde que se casó con el escritor en 1991, y que derramaron calificativos como «oportunista», «avara», «prepotente» «manipuladora» por administrar y controlar el dinero del autor.

Al coro de críticos se añadió este miércoles el abogado de Cela Conde, Miquel Capellà, quien afirmó que Castaño hizo lo que estuvo en su mano para que su marido no tuviera el menor contacto con su única nieta, Camila, hoy la heredera del título y los euros. La joven, que actualmente tiene 25 años y es licenciada en Historia del Arte por la Universitat de les Illes Balears, parece aspirar al anonimato.

Epílogo  sin brillo

La decisión del Supremo ha roto el último blindaje de Castaño. A los nueve años de morir su esposo tuvo que dejar la presidencia de la Fundación Camilo José Cela, después de su deriva financiera, las quejas de los trabajadores sobre el deterioro del legado y la declaración de persona no grata por parte de los vecinos de Padrón, donde se asienta la institución. Luego, en el 2013, cuando se casó en terceras nupcias con el cirujano Enrique Puras, perdió el título de marquesa de Iria Flavia (ella defiende que aún es marquesa viuda). Y ahora llegan los recortes.

Un epílogo sin brillo para esta dama que en sus orígenes fue Reina por un Día en la tele, que condujo la sección infantil del programa El gusanito Gus y que, ya casada con Cela, se convirtió en tertuliana y asidua de los saraos de alto standing de Madrid.