"El neoliberalismo está dinamitando el feminismo"

Towanda Rebels : "Queremos ser libres para ser presidentas del Gobierno, no para enseñar las tetas"

Towanda Rebels

Towanda Rebels / periodico

Mamen Hidalgo

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Cuando reciben amenazas sexuales o violencia en las redes sociales, se crecen. Towanda Rebels—Zua Méndez y Teresa Lozano—refuerzan entonces la idea de que su mensaje es necesario, que interpelar a los hombres por consumir porno o prostitución es el camino de la revolución feminista, y que la igualdad solo pasa por una guerra donde todas y todos ganemos. Lo expresan así en #HolaGuerrera, un libro de alegatos feministas "para la revolución" carente de eufemismos. "Es una lucha compuesta por batallas de pancartas, bombas de argumentos y balas de palabras". 

En el libro dividís el mensaje y os dirigís a "mujeres, hombres y aliados". ¿Por qué dividir a los hombres? Se entiende que confiáis perfectamente en el concepto de aliado y que merecen ser sacados de esa 'categoría'.

También decimos que es un libro para despertar a todas las guerreras que llevamos dentro y hay muchas que ya la tienen despierta. Los aliados han entendido la tarea que tienen que hacer, se han sumado a la revolución. Y luego están otros hombres que allá ellos si se suman o se quedan por el camino. A los aliados de cartón piedra no, pero cuando hablamos de aliados es porque entendemos que lo son de verdad. Si no, serían muy peligrosos. Parece que ser aliado feminista es el nuevo tocar la guitarra para ligar. Cuidado, que estamos hablando de asuntos serios, de derechos humanos y de violencia real contra nosotras. Tenemos que ser bastante menos tolerantes con ellos igual que no lo somos con los medios cuando son machistas o no lo somos con las instituciones. No hay que ser paternalistas con los hombres. Esos aliados tienen que estar siempre en deconstrucción, incluso más que nosotras. 

Precisamente esta semana respondíais así a críticas que recordaban el pasado de Teresa trabajando con gogós en discotecas. Hay veces que la gente pierde esa conciencia de que las mujeres también estamos en proceso de aprendizaje, como se cuenta en el libro. ¿En qué punto os sentís ahora mismo vosotras?

Es muy difícil dejar atrás por completo los tics machistas. Tu cerebro está configurado de una manera que sin darte cuenta caes en estereotipos y roles machistas. Es muy difícil de deconstuir, pero el primer paso es saberlo y reconocerlo.

Es gracioso porque no ven como algo constructivo que una persona cambie, no les interesa ese cambio, solo la crítica. Buscan lo que has hecho en el pasado para desligitimar lo que haces en el presente. Pero ya no funciona porque las mujeres no tenemos que avergonzarnos de lo que hemos hecho. Buscar la crítica es machismo puro.

¿Os atacan mucho por el pasado? ¿Os buscan tuits o fotos?

Nos atacan por todo. Nos han dicho que somos puritanas, mojigatas, que no podemos quitarnos de la cabeza la religión cuando las dos somos agnósticas. Y a la vez nos critican por tener enlaces con el lobby proxeneta. Vamos a ver si nos aclaramos. Nos critican también por vivir del feminismo. No lo hacemos, y muchas veces ni cobramos. Pero esto no debería ser así. Cuando la gente especialista en otros temas va a hablar nadie se plantea si tiene que cobrar o no. Sin embargo a las mujeres se nos sigue cuestionando. Se nos cuestiona incluso cobrar por un libro. Es absurdo. Las mujeres tenemos que dejar de pedir perdón por trabajar y creer que nuestro trabajo es gratis. Te guste más o menos somos comunicadoras y creamos mensaje y corrientes de opinión. No está en nosotras valorarlo sino en la gente que nos quiere publicar un libro o que nos sigue. Es el mismo machismo de siempre que calladitas en casa. "¿Te joroba que te saque la mierda? No lo hagas".

Ellos dicen “tú hiciste esto en una discoteca, no tienes derecho a hablar” y nosotras decimos “estamos cansadas de no poder hablar”. Pero es mucho más molesto cuando acosan a compañeras o cuando buscan difamar con cosas más graves, con amenazas sexuales o con violencia. O cuando nos acusan de tener las manos manchadas de sangre. Es peor y es difícil de entender. No se comprende que digamos que este país es democrático y las mujeres estemos sufriendo la violencia extrema cada vez que abrimos la boca.

¿Os limitan este tipo de mensajes?

Lo replanteamos pero para reforzar la idea. Cuando recibes ese tipo de mensajes es porque el machismo sigue latente, furioso y es necesario nuestro trabajo. Sientes impotencia porque no puedes pelearte con todo el mundo. El pataleo es un comienzo, es que algo de lo que hemos dicho les ha tocado.

Acostumbramos a ver cómo las campañas dirigen sus mensajes hacia las mujeres, a que se defiendan. Vosotras rompéis totalmente con eso en los vídeos e interpeláis directamente a los hombres. ¿Por qué decidisteis que ese era el método?

No puedes acabar con una enfermedad con el cuerpo sano, tienes que atacar donde se genera. La enfermedad no se genera en nosotras, aunque también cargamos con el machismo y toleramos y educamos en machismo. Pero lo cierto es que los que se van de putas, los que violan y los que matan son hombres en un 99% de las ocasiones. Seguir interpelando a las mujeres y haciéndonos responsables de lo que hacen otros no tiene sentido y es profundamente injusto. Todas lo hemos vivido, todas nos hemos sentido culpables por cosas que nos han pasado o nos han dicho. Hay que poner el foco en los comportamientos que no se pueden tolerar, y esos los hacen los hombres.

A veces da la sensación de que hay una división dentro del feminismo, de quienes ponéis el foco en los hombres y quienes creen que no deben tener ese protagonismo. 

Hay división, pero es que hay que entender que todo es compatible. Puedes lanzar un mensaje para que la mujer se empodere, para que se fije muy bien en cómo le trata su pareja, pero hay que mandar el mensaje de “tío, no violes”. En ese sentido hay un vídeo muy viral que empieza como de amor y al final el chico presiona a su novia para tener relaciones. Es muy habitual.

Parece el siguiente reto, concienciar a la gente de que la violación sucede en la pareja.

Cada vez que se dice eso, arde Troya. Estos días se ha liado con el tema del consentimiento expreso. ¿Cuánto miedo tienes a que te denuncien por violación? ¿A las mujeres nos preocupa que nos denuncien por violación? A quien le preocupa, es por algo. Plantéatelo. Si te molesta que sea necesario demostrar que sabías que ella quería o no quería, plantéatelo. Algo está pasando aquí.

No tenemos claro cuál es el concepto de violación. Muchas mujeres se han dado cuenta de que han sido violadas cuando salió el #MeToo o el #Cuéntalo y en las narraciones de otras mujeres se han dado cuenta de que lo que les había pasado era una violación. Nos han educado con un cuento donde ocurre en una narrativa de noche, en un callejón oscuro, por un desconocido que te apunta con una navaja. Hay muchas maneras de violarnos desafortunadamente, y las más violentas o las que más te rompen no son precisamente esas, son con tu familia. Una mujer cuando le hacen daño de verdad lo sabe, pero hemos aprendido a justificarnos.

Tenemos un discurso de que no somos víctimas, que dejen de decir que todas las mujeres hemos sufrido machismo. Chico, es que todas hemos sufrido machismo todos los días. No queremos ponerle nombre porque nos ha costado tanto trabajo estar en una situación de empoderamiento que creemos que si hablamos de nuestra realidad y rompemos el espejismo de que somos iguales nos van a ver como víctimas y nos van a deslegitimizar. Todo bien hasta que rompo tu burbuja y como eres víctima no te voy a dejar hablar, estás dañada. Hay que ir de Wonder Woman de la vida callando abusos y violaciones. Toda la vida te dicen que no es para tanto, que no seas exagerada. ¿Empoderarte es vacilar a un tío? Es una mentira tremenda. Es una idea muy perversa porque exprostitutas te dicen que es la misma manera en la que las proxenetas las hacen creer que tienen cuotas de poder. "Eres una chica lista, puedes sacar dinero, haces lo que quieras con ellos".

Hablando de prostitución, ayer se debatía en redes sociales una respuesta de Amarna Miller a la Guardia Civil. Hablaba de “horror de tuit” ante un mensaje contra el consumo de prostitución.

Horroroso es lo que hace ella, lo de blanquear el tema una y otra vez. El derecho de una mujer supuestamente libre, como dice ella. Frente a ese derecho está el del resto. El resto es una realidad muy cruda, un 90% que no quieren trabajar en prostitución o porno y que se ven abocadas a eso. Ella nunca habla del mensaje que sigue perpetuando el porno, de que las mujeres somos objetos que estamos aquí para dar placer y ser agujeros o caras en las que correrse.

¿Porque habla desde una posición de privilegio?

Pero se le está acabando el privilegio, ha dicho que va a dejar el porno, que es muy difícil porque tiene un estigma. Estigma es tener que convivir en el pueblo con los que te han explotado. El tuit de la Guardia Civil era correcto porque estaba poniendo el foco en ellos. Para justificar el concepto de trabajo sexual, estás legitimando a los puteros. Pero es que los puteros que van con la puta que es libre también van con la puta que no es libre. No hacen un análisis exhaustivo.

En esa corriente están pervirtiendo una cosa muy fuerte del discurso abolicionista. El discurso abolicionista jamás va a ir en contra de la mujer que diga que ella libremente quiere ejercer la prostitución y lo haga. Nadie las está atacando en su ejercicio libre. Dicen “nos estáis precarizando nuestra vida laboral”. Primero: la prostitución y el porno no son trabajos. Las mujeres no estamos en venta, no somos mercancía y desde esa premisa no puedo seguir tu argumentario. Y además no puedo precarizar algo que ya es precario. No es porque te falten derechos laborales, es porque abusan de ti. El sexo no puede ser un trabajo.

Vuestros vídeos están muy enfocados a esa mercantilización del cuerpo de la mujer.

Vamos a la mercantilización porque todo lo que las mujeres hemos dicho que no vamos a consentir, como denigrarnos o insultarnos, dejamos que ocurra aquí legitimado por una transacción económica. Es super perverso porque estamos diciendo que hay unas mujeres y otras. Y nosotras somos las primeras que a pesar de que nos digan putófobas y esas cosas somos las que estamos diciendo que somos iguales, que no tenemos ninguna diferencia con la mujer que está en la calle Montera, solo que soy una privilegiada porque las circunstancias me han permitido estar aquí y no en la calle.

Nuestros vídeos nunca han nacido de la provocación. El feminismo tiene un camino pero es un feminismo en el que todo el mundo está más o menos de acuerdo en cuestiones como la brecha salarial, el techo de cristal o la igualdad. Sin embargo, el neoliberalismo está entrando en el feminismo y lo está dinamitando, lo está dejando vacío de contenido completamente. Ahí es cuando nosotras descubrimos el feminismo radical con muchos temas que abarcar. A la gente le están diciendo que el feminismo es hacer lo que cada una le da la gana. No, eso no es el feminismo. Tenemos que contar que esto es mentira.

Detrás de esas realidades nunca hay mujeres que hacen lo que les da la gana. Hay condicionantes que les abocan a estar ahí. Hay un montón de condicionantes en los que hay de todo menos libertad. La vulnerabilidad no solo es económica, es laboral, social, emocional, legal… El neoliberalismo es individualismo absoluto y voraz.

Hay un discurso totalmente opuesto al vuestro donde ese mensaje neoliberal cala.

Desde pequeña te han dicho que tu valor como mujer depende de tu belleza, cosa que a los hombres no. Es muy importante saber que no significa lo mismo que un hombre lo haga a que una mujer lo haga. Su valor nunca va a depender de eso. A él no le van a dar un trabajo en televisión por estar bueno. Si está bueno, mejor, pero no le van a dar el trabajo por eso porque hay un montón de tíos feos, gordos y calvos haciendo programas. No veo a ninguna fea, gorda y calva de renombre en la televisión.

En #HolaGuerrera habláis de esas imágenes, de cómo hace veinte años veíamos a Jesús Gil rodeado de mujeres guapas y ahora seguimos igual.

Igual, pero nos han dicho que eso es libertad. El problema es que cuando tocas cualquier tema de sexo y le ponen la etiqueta de liberación sexual, que es moderno, que es transgresor, eso cala en el discurso de los jóvenes. Claro que tenemos que ser libres, pero es lo mismo de siempre: tú libre en tu burbuja no puedes ser, porque tu burbuja no es la realidad. Fuera hay una sociedad que te aboca a una serie de cosas. Tenemos que dejar de vivir dentro de estereotipos. Si yo digo que soy super libre pues estaré alienada completamente e iré en contra de la realidad. Podemos decir todos que todos somos super libres, y seguirán matando mujeres, habiendo violaciones múltiples en las fiestas y en la misma realidad que nos abofetea y nos despierta de nuestra burbuja. Es lo que la gente no entiende.

Claro que una mujer debe enseñar su cuerpo si es lo que le apetece, y no tiene sentido que una mujer no pueda enseñar los pezones en Instagram y sin embargo veamos cualquier tipo de violencia. Lo que se critica es a gente que lo hace vendiendo marcas. Ni siquiera le criticamos eso, le criticamos que diga que eso es feminista. Claro que puedes hacer lo que quieras, pero no me digas que ponerte en bikini para vender una colonia es feminista porque estás vendiendo a través de tu cuerpo una colonia. No pasa nada, pero no me digas que eso es feminismo. No me digas que hacer lo que te sale del coño es feminismo porque si lo que me sale del coño es esclavizar a mujeres, no puede ser feminista. Si lo que me sale del coño es perpetuar la idea de que las mujeres somos cositas bonitas para poner en bragas en las campanadas…

¿Es peligroso ese mensaje de Pedroche?

Es importante que haya puesto sobre la mesa cuestionar este tipo de cosas. Ella no lo hace deliberadamente, lo hace porque no sabe, desconoce, le faltan herramientas. Está en su proceso de deconstrucción. Ella es una privilegiada, puede elegir no hacerlo. El problema es que el resto de las mujeres no pueden decidir. Ella no lo hubiera podido elegir al principio, pero ahora mismo sí. Si decide ir con un traje, será noticia. Es una buena profesional, y ahora sí podría decidir. Lo que pasa es que nos gusta gustar de una manera que los hombres no tienen necesidad. Está divina, no tenemos ningún problema con la belleza.

El problema es el mensaje, lo hacen para aumentar su valor. No puede ser lo mismo que lo haga un hombre porque culturalmente no significa lo mismo. Decía Rousseau que las mujeres están para alegrarles, para hacerles la vida más fácil. Pues seguimos ahí. Como el Fary en el famoso vídeo en el que dice que la mujer es lo más bonito en el mundo, pero la mujer necesita a su lado un buen hombre, un tío que se vista por los pantalones. Nos han vendido la liberación sexual de la mujer y esa nunca ha tenido lugar. La liberación sexual no es liberarse para enseñar las tetas a los tíos, para ser putas, para ser vientres de alquiler. Quiero ser libre para ser presidenta del Gobierno. Luego cuando alcancemos la igualdad real, a ver quién quiere ser puta.

¿Tenéis la sensación de que este año es el del cambio en ese sentido? Que tras el 8 de marzo y las distintas manifestaciones hay un cambio social.

Ha sido un momento histórico, pero no ha salido de la nada. No es una flor en el desierto, hay una historia de 300 años luchando por derechos de las mujeres a golpe de calle y a golpe de reivindicación. Es mentira cuando se echan las manos a la cabeza y dicen que las mujeres presionan a la Justicia. Sí, presionamos a todo. Porque si no, no habríamos conseguido ni votar ni tener alma ni tener una cuenta en el banco para poder trabajar. Vivimos un momento de sororidad brutal, de redes sociales que han creado redes reales en la vida, de mujeres que ya no están solas, que han reconocido que lo que les pasa a ellas nos pasa a todas, que han entendido que nos habían engañado, que nos la habían colado con la democracia y la igualdad. Ya no nos callamos.

La realidad no nos va a dejar confiarnos. Ahora mismo ha salido que al militar de La Manada le han rehabilitado. Es para salir al ministerio de Defensa y manifestarse. Sobretodo cuando dentro de Defensa las mujeres son cuestionadas por llevar un tatuaje o les sancionan por irse a cambiar un tampón. Pero ellos mientras violan no pasa nada.

En todas estas movilizaciones, ¿qué importancia creéis que tienen las redes sociales?

Mucha. Si las mujeres de hace un siglo hubieran tenido redes sociales, hubiéramos acabado ya con el patriarcado. Era lo que nos faltaban, herramientas. Cuando la mujer coge la tecnología y la usa a su favor. Llevamos años potentes de feminismo porque mucha gente lo ha conocido a través de las redes sociales. No estudias nunca el feminismo como movimiento social e histórico, como mucho te dan el dato de cuándo conseguimos el voto. Estábamos desarmadas, no nos habían dado herramientas ni nos habían contado quiénes eran esas mujeres valientes. Nos han jodido la mitad de la historia, han reinterpretado como les ha dado la gana.

Cuando llegan las redes sociales se empiezan a despertar los tentáculos del feminismo llegan más lejos. Encuentras el discurso de muchas mujeres que se están empoderando y avanzando a través de las redes, como un hilo que te abre otros mundos y otras realidades: entiendes que tiene que ser interseccional, ves realidades de mujeres racializadas, que no puede no ser ecologista, que tiene que ser anticapitalista porque el capitalismo va de la mano con el patriarcado… Ves la foto completa. A veces estamos tan cerca de lo que nos pasa que solo vemos un punto, pero te alejas a través de otras personas que te acercan a la panorámica y el cuadro tiene sentido. Te haces una operación de cataratas, el feminismo llega a tu vida para quedarse, te jode referentes y te hace ver otra realidad. Se necesita formación con perspectiva de género, porque es una cuestión de perspectiva, de dónde miramos la realidad. Es importante que las mujeres estemos en esa realidad, y nuestras particularidades tienen que estar en la perspectiva general. Y si no lo entienden, lo tendrán que entender a la fuerza.