ES LA PERSONA MÁS VIEJA DEL MUNDO

Emma Morano, la superabuela de 116 años, explica los secretos de su longevidad

La anciana italiana recomienda comer huevos crudos y estar soltera para seguir soplando velas

Emma Morano, en Verbania, al norte de Italia, el pasado día 14.

Emma Morano, en Verbania, al norte de Italia, el pasado día 14. / GB

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Tras la muerte la semana pasada, el día 14 de mayo, de Susannah 'Miss Susy' Mushatt Jones, ahora la superabuela planetaria es una mujer italiana llamada Emma Morano que acumula 116 años de edad y que, además del Guinness de los Récords, es la única persona viva en la actualidad que ha transitado por tres siglos: ha concodico el XIX, el XX y el XXI.

Oriunda de Verbania (Piamonte), a Morano se la conocía hasta ahora como la 'abuela de Europa' y la persona más longeva de Italia de todos los tiempos -nacida el 29 de noviembre de 1899, en el 2015 desbancó a su antecesora, la ítalo-estadounidense Dina Manfredini (1897-2012)-.

COMO LAS MONTAÑAS

Morano recibió la noticia del deceso de su antecesora en el podio, tan solo varios meses mayor que ella, el pasado viernes. Al enterarse de su nuevo título la anciana dijo ya era "tan vieja como las montañas", tal como recogió 'The Telegraph'. Ahora vive en una casa de un solo dormitorio junto a la frontera con Suiza y recibe a su médico, Carlo Bava, una vez por semana en en casa. Este certifica que su estado de salud es bueno.

Una vez, de adolescente, un médico le dijo que comer huevos crudos era bueno para la anemia. Y aún hoy en día continúa con esta costumbre (toma dos huevos crudos y uno cocido a diario). Esa dieta y estar soltera, tras un matrimonio infeliz- serían la clave de su fenomenal longevidad. Aunque también confiesa que incluye carne picada y pasta en su dieta diaria. Para desayunar, leche y galletas.

BRANDY Y POCAS VERDURAS

Al contrario de lo que recomiendan los expertos, ella come pocas verduras. De vez en cuando también toma un poco de brandy, y suele dormir la siesta. 

Infeliz, en 1938 abandonó a su marido -con el que había tenido un hijo, que murió en la infancia-, una acción poco común en un país católico en aquellas fechas. Tuvo que trabajar en una fábrica de hacía sacos de yute y, luego, de cocinera. Durante muchos años tuvo muchos pretendientes, pero nunca volvió a casarse.