TERREMOTO POLÍTICO EN DOS PAÍSES EUROPEOS

El UKIP pretende forzar el abandono de la UE

Nigel Farage habla con los medios tras conocer su victoria en la noche electoral.

Nigel Farage habla con los medios tras conocer su victoria en la noche electoral.

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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La descomunal victoria  del UKIP ha dejado noqueados a los líderes de los grandes partidos británicos. Ninguno se ha salvado del vapuleo electoral. «Los he visto en televisión y parecen peces de colores a los que acaban de sacar de la pecera y están en el suelo tratando

desesperadamente de respirar», comentaba Nigel Farage, que ayer dijo «haber convertido un sueño en realidad» al ganar una elección nacional con un partido que ni siquiera tiene un representante en el Parlamento británico. «Es algo que no había ocurrido en este país en 100 años y estoy enormemente orgulloso», señaló.

Farage prometió apretar las tuercas a todos sus rivales políticos para forzar cuanto antes la salida del Reino Unido de la Unión Europea, aprovechando las elecciones generales en la primavera del 2015. «Nuestro objetivo ahora es sacar el máximo provecho de nuestros recursos para obtener un buen número de escaños en Westminster el próximo año y quién sabe. Si el UKIP se convierte en el árbitro de las fuerzas de poder, habrá un referendo», afirmó.

El UKIP casi dobló el número de escaños. Pasó de 13 a 24 y se hizo con el 27,5% de los votos. Los laboristas quedaron en segundo lugar con el 25,4% y 20 eurodiputados. Los conservadores, por primera vez en unos comicios nacionales, fueron relegados a una deshonrosa tercera plaza, con un 24% de votos y 19 escaños.

CLEGG NO DIMITIRÁ / En cuarta posición quedaron los verdes con el 8%  y tres representantes. Los liberaldemócratas, el único partido proeuropeo en el Reino Unido, sufrió una catastrófica derrota, descolgado en la quinta posición con el 7% de votos y pasando de  11escaños a uno. En la cuerda floja, Nick Clegg respondió ayer a los que le piden que se marche   que no dimitirá.

El UKIP colocó por primera vez a uno de sus elegidos en Escocia, a poco más de tres meses del referendo de independencia. El Partido Nacionalista de Escocia (SNP) fue el más votado, con un 28,9%, de sufragios y dos eurodiputados, el mismo número que los laboristas, en segundo lugar, y seguidos de los conservadores y el UKIP con un escaño cada uno de ellos. El triunfo del SNP estuvo sin embargo por debajo de lo esperado. Su porcentaje en votos fue ligeramente inferior al del 2009 y tampoco logró el principal objetivo de aumentar a tres el número de sus eurodiputados y evitar que el UKIP se colara en territorio escocés. «Hemos penetrado en Escocia, algo que Alex Salmond seguro que no aprecia en absoluto», declaró Farage, quien prometió «inyectar una dinámica completamente diferente en el referendo sobre la independencia» del 18 de septiembre».

Las europeas  han mostrado la impopularidad de las grandes formaciones tradicionales. Los resultados «tienen profundas consecuencias para los líderes de los partidos», advirtió Farage, augurando que el jefe de los laboristas, Ed Miliband, tendrá que ceder y comprometerse a celebrar un referendo sobre la pertenencia a Europa, como han hecho los conservadores. David Cameron rechazó ayer los llamamientos para adelantar esa consulta, prevista para el 2017, pero la presión no ha hecho más que comenzar. «La gente está muy desilusionada con la Unión Europea», afirmó el primer ministro. «No creen que los acuerdos estén funcionando suficientemente bien para Gran Bretaña y desean un cambio», añadió.

El asalto al Parlamento nacional que prepara el UKIP no será fácil. El partido gira en torno a un solo hombre, Farage, y dos temas, Europa y la inmigración. Ni planes económicos, ni política respecto a los servicios públicos o la sanidad. Las propuestas conocidas del UKIP incluyen la reducción de impuestos a los que tienen más ingresos. En privado han sugerido la reducción del permiso de maternidad y el pago por la asistencia en los ambulatorios. Farage debe esperar a partir de ahora ataques mucho más feroces por parte de sus rivales, que no volverán a cometer el error de ignorarle.