La gran decepción

La comunidad franco-portuguesa celebra en las calles de París la Eurocopa que se le escapó al anfitrión

Miles de aficionados observan en las pantallas gigantes, junto a la Torre Eiffel, la lesión de Cristiano.

Miles de aficionados observan en las pantallas gigantes, junto a la Torre Eiffel, la lesión de Cristiano. / periodico

EVA CANTÓN/PARÍS

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Portugal no sólo ha roto la maldición contra los Bleus, que habían ganado sus últimos diez encuentros contra la Seleçao desde 1975, sino que ha sumido a los aficionados galos en una profunda depresión cuando todo el país saboreaba la victoria desde que el doblete de Griezmann metió a Francia en la final al vencer a Alemania.

La Eurocopa se les ha escapado y con ella la alegría que el país necesitaba para poner algo de bálsamo en un ambiente social que en los últimos meses ha estado cargado de crispación. “No es posible, no es posible”, se lamentaban los seguidores de la selección francesa.

En París, donde estaba todo preparado pasar celebrar el triunfo de los chicos de Didier Deschamps, sólo hubo estallidos de júbilo entre la numerosa comunidad franco-portuguesa (1,2 millones en toda Francia) del sur de la capital.

El torneo debutó hace un mes bajo la elevada amenaza del terrorismo y la polémica sobre la conveniencia o no de instalar zonas para que los fans siguieran los encuentros. Se tambaleó por momentos ante el temor de que las huelgas en protesta por la reforma laboral alteraran la fiesta. Hubo inundaciones y una insólita crecida del Sena a su paso por París pero, al final, sólo la violencia de los hooligans le quitó protagonismo a lo puramente deportivo. 

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No se cumplieron los pronósticos del primer ministro, el ‘culé’ Manuel Valls. “Yo digo que nunca hay dos sin tres y que en casa somos prácticamente invencibles”, había augurado. Y el presidente François Hollande tendrá que esperar para ver si se cumple su deseo de que “si el equipo de Francia puede contribuir a que el país se quiera más habrá ganado su campeonato”. Su derrota no impedirá que los Bleus sean recibidos este lunes en el Palacio del Elíseo por el jefe del Estado francés.

ALTERCADOS CERCA DE LA TORRE EIFFEL    

El dispositivo de seguridad de la final ha sido excepcional. Unos 3.400 policías y gendarmes estaban desplegados en los Campos Elíseos, donde desde primera hora de la mañana estaba prohibido aparcar y a partir de las 22.00 horas se cortó al tráfico el tramo que discurre entre la plaza de la Concordia y el arco del Triunfo.

En la fan zone de la Torre Eiffel, llena hasta la bandera, había 1.400 agentes. En los alrededores se produjeron algunos enfrentamientos poco antes del partido entre fuerzas del orden y aficionados que pretendían entrar pasadas las 19.00 horas, cuando los accesos ya se habían cerrado para evitar que acudiera más gente de la que podían albergar los Campos de Marte. Finalizado el partido, los altercados se saldaron con unos 40 detenidos. 

Mientras, en el estadio de Saint Denis, primer escenario de los terribles atentados del pasado 13 de noviembre, unos 1.300 agentes vigilaban que todo transcurriera con normalidad. Otros 700 más estaban desplegados por la red de transportes de la capital.

Pese a la derrota, el 84% de los franceses muestran simpatía por los jugadores de la selección y el 77% se dice orgulloso de ser francés gracias a ellos. El 81% creía que una victoria mejoraría la moral de los franceses, aunque para el 35% es poco probable que el fútbol cambie la situación del país.