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Romuald Fons: «Si te dices a ti mismo: 'podría estar peor', ya no estás bien»

De tanto subir al Everest de Google, este hombre es hoy un sherpa digital, formando y ayudando a las empresas a posicionarse en las cimas de internet

Romuald Fons, emprendedor de internet, en Barcelona.

Romuald Fons, emprendedor de internet, en Barcelona. / JOAN CORTADELLAS

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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En el Sant Andreu de su infancia, Romuald Fons (Barcelona, 1977) inventaba juegos. Con nueve años se le ocurrió una estrategia competitiva, un juego de mesa del que incluso creó el libro-guía para instruirse en él. Veía negocios donde los otros niños veían juegos. Por ejemplo, con piezas de Tente creaba robots que se imaginaba vendiendo. Pero creció y las buenas ideas que sí empezaron a proporcionarle ingresos convivían con su dinámica de ganar y gastar. Durante diez años fue la música y su grupo, Rembrandt 42, su modus vivendi. Hoy lo es internet. Se ha ganado la confianza de quien decide levantar la persiana de su negocio 'on line'.

–¿Cómo ha llegado a ser ‘sherpa digital'? Gracias a las miles de horas que pasé solucionando problemas en mis primeros, segundos y eternos intentos de ascender yo a las cimas. No me daba por vencido.

–¿Cuál fue su primera expedición? En los años 90 descubrí los primeros chats en internet y ya intuí que aquello era un camino prometedor. Sin tener ni idea de conocimientos de programación, creé la web de nuestro grupo musical. Luego hice otra de compraventa de videojuegos de colección –subastó el Tetris para Megadrive más caro del mundo, ‘el Tetris del millón de dólares’, tituló la noticia la prensa internacional–.

–Y de webs... a 'start-ups'... Lo que da oxígeno a las empresas de verdad es el dinero que se gana con ellas.

–En ese obrador de negocios que es internet, ¿Existe un ingrediente clave? Después de haber fracasado un montón de veces, me atrevo a decir que ni trabajar muchísimo, ni los conocimientos aseguran la receta del éxito. Sí creo que la proactividad es el mayor valor de cualquier cambio y, por encima de ella, el conocimiento y crecimiento personales. Para diferenciarte, que es lo que abre paso al éxito, primero debes saber cuál es tu punto diferencial, tu mayor autenticidad. Y en función de ello, tú te haces la receta que mejor te sienta.

–¿Proactividad significa emprender? Cuidado con el tema de emprender, porque puede no solo vaciarte el bolsillo, sino arruinarte la vida. Para ser dueño de tu vida no es necesario emprender, sí lo es saber detectar dónde debes poner tu tiempo para obtener de él el mejor retorno, y el retorno puede ser muchas cosas: dinero, satisfacción personal, eso cada cual lo elige. Yo aprendí a hostias, porque no me conocía a mí mismo. Conocerse, en el sentido de saber qué puedes aportar, que al final es por lo que se te valora, y saber qué quieres lograr con ello, en el mercado elegido si emprendes un negocio, o en una empresa.

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–Siendo empleado en una empresa parece más difícil poder decidir tú dónde poner tiempo y energía y el retorno deseado. Cuando hablo de crecimiento personal, hablo de preguntarse: ¿Pasaré el 33% de mi vida haciendo algo que no me gusta? Yo pienso que no hemos nacido para estar relativamente bien, sino para expandirnos y brillar como personas y profesionales. Quien se dice a sí mismo: 'podría estar peor', para mí ya está mal. Por eso yo animo a conocerse a sí mismos. Durante mucho tiempo me cegué creando empresas y me arruiné porque no conocía al motor de todo ello, que era yo. A base de caer y levantarme supe quién era y dónde quería poner mi tiempo y energía. Y empecé a ganar dinero y a solidificar las empresas que son hoy BigSeo Marketing (www.bigseoagency.com); Mi taladro perforará el cielo SL; LibroBox... (www.romualdfons.com).

–¿Queda vida empresarial 'off line'? Claro, mucha, y con grandes oportunidades de negocio si somos capaces de encontrar nuestro target en el mercado, saber qué se busca y qué valor añadido aportar. La exposición en las redes nos lo facilita, siempre y cuando sepamos distinguirnos. No es que todo esté ya inventado, sino que todo el mundo tiende a hacer lo mismo.