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"El franquismo marcó a generaciones enteras"

Júlia Herrera, alumna de primero de Bachillerato del IE Costa i Llobera, explica en una redacción su visión del franquismo

Un grupo de alumnos de primero de Bachillerato del Institut-Escola Costa i Llobera, en el barrio de Can Caralleu de Barcelona, han escrito unas redacciones en las que exponen su visión del franquismo, ahora que se cumplen 40 años de la muerte del dictador, Francisco Franco.

Algunos de los alumnos del Instituto Escuela Costa i Llobera que han escrito unas redacciones sobre el franquismo con motivo del 40º aniversario del muerte del dictador.

Algunos de los alumnos del Instituto Escuela Costa i Llobera que han escrito unas redacciones sobre el franquismo con motivo del 40º aniversario del muerte del dictador.

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JÚLIA HERRERA

Los treinta y seis años que duró el franquismo fueron uno de los periodos más oscuros de la historia de España. En Catalunya se vivió una etapa de retroceso y se perdieron muchos de los derechos conseguidos durante la Segunda República. Franco impuso una dictadura de 1939 a 1975 caracterizada por el miedo, el control ideológico y moral de la sociedad, la pobreza, la pérdida de las libertades y derechos humanos elementales y la represión política y social.

Pero, ¿cómo afectó el franquismo a la sociedad catalana? En concreto, ¿cómo afectó a mi familia? Mi abuelo nació en el Paral·lel, en Barcelona, al mes justo de estallar la guerra civil, el 19 de agosto de 1936. A pesar de que era muy pequeño, aún recuerda el miedo que sentía cada vez que sonaban las sirenas para avisar de un bombardeo y debía ir corriendo a esconderse en el metro junto con su madre y su hermana. Cuando paraban las sirenas, nunca sabían lo que encontrarían en la calle. Quizás su casa había sido bombardeada y no tenían adónde ir. Vivían en un sufrimiento constante que parecía no tener fin.

En el otro lado de Barcelona, mi abuela, su hermano y su madre vivían como podían gracias a las cartillas de racionamiento. Estas cartillas, publicadas en 1939 y retiradas en 1953, estaban provistas de una serie de cupones con los que la gente podía ir a los diferentes establecimientos para proveerse de los alimentos correspondientes: un cuarto de aceite, azúcar, mantequilla ... Cada semana te daban una cartilla y si la gastabas antes de terminar la semana, mala suerte. Mi abuela recuerda que llegó a pasar mucha hambre y que, incluso, algunos colmados les dejaban comer de "fiado", y que pagaran cuando pudieran. Para ella, su mayor felicidad era cuando, en ocasiones especiales como su cumpleaños, podían comer un huevo frito y beber un poco de gaseosa.

Mi abuela tiene la obsesión de tener siempre los armarios y la nevera llenos de comida "por si acaso". Dice que nunca más su familia volverá a pasar hambre Mi abuela tiene la obsesión de tener siempre los armarios y la nevera llenos de comida "por si acaso". Dice que nunca más su familia volverá a pasar hambre

Mi abuela fue a una escuela de monjas solo para niñas. En esta escuela había una clara distinción entre las niñas ricas y las niñas pobres. Las niñas ricas iban con un uniforme y abrigo azul marino y, en cambio, las niñas pobres iban con una bata blanca y un lazo rojo en el cuello. Ella pertenecía a este último grupo. Los dos grupos no se relacionaban casi entre si y solo coincidían en misa (aunque las ricas entraban por la puerta principal y las pobres, por una lateral). Eso sí, en Navidad y siguiendo la religión cristiana, las niñas ricas les lavaban los pies a las niñas pobres y les preparaban una cena. Era la única época del año en la que se relacionaban. Debido a su precaria situación, a los 11 años mi abuela tuvo que dejar la escuela para ponerse a trabajar de aprendiz de modista en una sastrería de Sarrià.

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El franquismo marcó mucho a esta generación que, como mis abuelos, vivieron con miedo y angustia gran parte de su vida. Aún no han podido olvidar todo lo que pasó y todavía les afecta en muchos aspectos de su vida actual. Mi abuela, por ejemplo, tiene la obsesión de tener siempre los armarios y la nevera llenos de comida "por si acaso". Ella siempre dice que nunca más ni ella ni nadie de su familia volverá a pasar hambre.

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