Gente corriente

Maxime Solera: "En la plaza tengo más miedo a los aficionados que al toro"

Del tenis se pasó al toreo. Lleva dos años como novillero. La faena la hace fuera de Catalunya.

El novillero Maxime Solera, en un entreno en Cerdanyola. 

El novillero Maxime Solera, en un entreno en Cerdanyola.  / RICARD CUGAT

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Óscar Hernández
Óscar Hernández

Periodista

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El toreo y el tenis pueden parecer dos actividades muy diferentes. Pocos defenderían la primera como un deporte. Pero Maxime Solera (Marsella, 1993) ha encontrado la relación. Este extenista casi profesional se lanzó al mundo del toreo. Lleva dos años como novillero. En total, 21 corridas. Ninguna en Catalunya, claro. Aquí vive y entrena. 

-De la raqueta a la muleta.

-Estudié para ser profesor de tenis. Me gustan las dos cosas y lo del tenis lo puedo recuperar más adelante. Prefiero dedicarme solo al toro para hacer una cosa bien.

-¿Qué relación hay entre el tenis y el toreo?

-La relación es sobre todo mental, psicológica. Tanto el toreo como el tenis son muy difíciles. En las dos estás siempre solo, aunque tengas un equipo alrededor. También coinciden a nivel técnico y de biomecánica. Los dos son de brazo, muñeca y codo.

-Pero usted ha acabado en el coso.

-Mi padre era novillero. En casa siempre he visto vídeos y carteles. Fui a la escuela taurina de Arlés. Empecé con vacas y becerros.

-¿Tiene miedo?

-Claro. Tengo dos tipos de miedo. Uno es el que tienes frente al toro. Pero el mayor, al menos para mí, es el de la responsabilidad que tienes con el público, con la afición. No quieres decepcionarles. Y cuando estás delante del toro sientes la adrenalina, una reacción química. Se acelera el corazón, mejora la vista, piensas más rápido. Hay que vivirlo. La noche anterior a la corrida y cuando empiezas a vestirte con el traje de luces ya notas que sube el miedo. Pero en esta vida hay que tener emociones.

-¿Es cierta la fama sexi del torero?

-En la plaza eres el centro de atención, pero ellas vienen a verte por lo que haces no por lo que eres. Les atrae nuestro tipo de vida, que es muy diferente. Y gusta el traje que brilla. Pero yo tengo novia desde hace tiempo.

-¿Cómo lleva ella el riesgo?

-Mi novia me quiere y por encima de todo acepta que haga lo que me gusta. Sabe que prefiero morir por  algo que es mi pasión. Pasa miedo cuando me ve torear, pero siempre que puede viene a las plazas porque prefiere estar ahí  a que se lo cuenten. Mi madre lo lleva peor. Es muy diferente. Pero no hay que dejar de hacer cosas por  los demás.

-Sorprende que siendo francés viva en Santa Coloma y entrene en Cerdanyola.

-Aquí hay buenos toreros, banderilleros, picadores y apoderados. Siempre se había toreado en Barcelona. Prefiero entrenar aquí. Durante la temporada, toreo en el sur de Francia y en el resto de España. Y dentro de pocas semanas me voy de gira a México.

-En  Catalunya el toreo ya no son popular.

-A mí me gustaría que la gente fuera a la plaza antes de criticar. Allí se viven muchas emociones. Es todo un arte. Hay que ver lo que mueve el toro. Y entre el público no hay violencia como a veces en el fútbol .Mucha gente no sabe que solo el 8% de los toros que se crían van a la plaza. Tampoco que antiguamente se toreaba en un pueblo cuando hacia falta carne, que se repartía entre los vecinos. Y la recaudación era para caridad.

-Pero el sufrimiento del animal...

-Imagine los animales que mueren para dar de comer en un bar o restaurante. Seguro que comemos mucha más carne de la que necesitamos. La gente no ve esas cosas.

-¿Y el picador? ¿Y las banderillas?

-El toro también tiene adrenalina. En la plaza como en la dehesa no huye del picador, sino que siempre se vuelve. Otros animales no lo hacen. El toro te lo da todo, pero también te lo puede quitar.

-No creo que los jóvenes lo vean igual.

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-Pues cada vez veo más en las plazas. Al final son emociones. Y nos gustan a todos.