Josvany Sánchez: «El verano debería inspirar toda nuestra vida sexual»

Josvany René Sánchez (Matanzas, 1970) se había licenciado en Medicina en Cuba y trabajaba allí como endocrinólogo. Estudiaba y aplicaba su especialidad en reproducción humana e infertilidad masculina. Y un día cayó en sus manos la Revista Internacional de Andrología, especialidad que desconocía. En la publicación se daba como referente en ello a la Fundació Puigvert de Barcelona. Allí envió Josvany una carta solicitando venir a formarse. Hoy es jefe del gabinete de andrología en el centro. De Cuba a Barcelona, motivado por la calidad de vida que el sexo procura a las personas.

–¿Qué puede enseñar Cuba sobre ello? En mi país, como aquí, estamos expuestos a elementos sociales y económicos que nos causan estrés, una influencia muy negativa para la calidad de la vida sexual. La diferencia es que en Cuba no se permite que el estrés influya mucho en algo que genera tanto placer y relajación como la sexualidad. Aquí todo se programa, también el sexo. Toca el sábado a la hora de la siesta, por ejemplo. Y así, la espontaneidad que enriquece la vivencia sexual se pierde. Aquí nos dejamos machacar por las necesidades materiales y económicas. Presión social y laboral aplastan nuestra necesidad básica de placer.

–Bueno, al menos en verano se programan más siestas, incluso entre semana... Sí, del verano deberíamos tomar nota, inspirarnos para toda nuestra vida sexual. El buen tiempo y el relax son condiciones que favorecen nuestra sensación de bienestar, básica para una vida sexual de calidad.

–Y el deseo sexual, ¿por qué aumenta? Al aumento de deseo sexual en verano parece que también contribuye un aumento de la síntesis de oxitocina y endorfinas, además de unos niveles de serotonina más elevados, lo cual pudiera estar relacionado con la mayor excitación sexual y sensación de placer. Algunas sustancias como la serotonina aumentan cuando hay más luz.

–¿Qué hace el sexo por nuestra salud? Los estudios dicen que mantener relaciones sexuales mejora la tensión arterial máxima (la sistólica); estimula las defensas del organismo (el sistema inmunológico) y puede incluso disminuir el dolor, por sustancias que se liberan en el acto sexual. Tras un orgasmo podemos descansar mejor porque aumenta la concentración de la hormona llamada prolactina. Y el sexo es un ejercicio y, como todo ejercicio, es bueno para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular, entre otras cosas. Y relaja, por lo tanto, desestresa.

–¿Qué constatan en sus consultas los andrólogos durante o después del verano? En verano aumenta el consumo de comprimidos y otros fármacos utilizados para mejorar la calidad de la erección y también aumenta la incidencia de infecciones de transmisión sexual. En cambio, muchos pacientes comentan que en verano la calidad de sus erecciones mejora, sus disfunciones eréctiles disminuyen. Todo eso también nos viene a confirmar que se practica más sexo durante los meses vacacionales. 

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–Hacia abril o mayo, pues, ¿podría ser que nacieran más niños debido a ello? Hasta finales de los años 60, la mayor cantidad de nacimientos se concentraban en el mes de marzo. Entre los años 72 y 89 lo hicieron en mayo, o sea, los embarazos sí se iniciaban en agosto. Pero después de los 90 no hay un mes que marque una diferencia significativa respecto al resto. Los métodos anticonceptivos y la coyuntura laboral seguramente tienen que ver con ello.

–¿Qué cambios ha notado en sus años de consultas sobre temas sexuales aquí? Sobre todo, que al hombre cada vez le cuesta menos reconocer un problema en sus relaciones sexuales y pedir ayuda. Y, por ejemplo, la vasectomía está muy aceptada como método contraceptivo, cosa que, cuando yo trabajaba en Cuba, recuerdo que era más frecuente atender una consulta sobre la inserción de una perla en el dorso del pene para propiciar más estimulación en el clítoris de la pareja durante la relación sexual que solicitar una vasectomía o reconocer un problema de erección. El sexo forma parte de la cultura.