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Inés Serra: «Todo el mundo tiene derecho a un cruasán»

Participa en un voluntariado para abastecer de pan y bollería excedente cada noche un comedor social barcelonés

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zentauroepp45106914 barcelona 19 09 2018 contra in s serra s volunt ria a la on180923230007 / FERRAN NADEU

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Al final va a ser verdad eso de que con muy poco se puede hacer mucho. Y si no que se lo digan a Inés Serra (Barcelona, 1992), voluntaria que coordina un proyecto de la asociación Need Ü consistente en abastecer de pan, bollería y alimentos básicos el comedor social de la parroquia de Santa Maria Reina, adonde acuden cada día unas 150 personas sin recursos. Dos voluntarios llegan a la iglesia cada noche sobre las 00:00 h con tres bolsas llenas del pan que han recogido como excedente en panaderías. Un gesto extremadamente sencillo para que desayunen a diario decenas de barceloneses.

-¿Cómo empezaron?

-El voluntariado lo comenzaron en el 2015 un grupo de jóvenes de la parroquia Verge de la Pau con ganas de ayudar y participar socialmente. Yo entré el año siguiente, cuando una amiga me dijo que necesitaban voluntarios.

-¿Había participado antes en otros proyectos? 

-Siempre me ha interesado el tema de la solidaridad, desde aportar alimentos hasta dar clases voluntarias a niños que lo necesitan. Al acabar la carrera, estuve en Nicaragua estudiando los problemas de una cooperativa que fomentaba el desarrollo de distintas poblaciones. 

-¿Cuántos voluntarios son?

-En el proyecto del pan somos unos 20 ó 30, pero no todos somos fijos: hay gente que esporádicamente sustituye a otra cuando no tiene disponibilidad.

-¿Cómo se organizan?

-Cada día, dos voluntarios diferentes llevan el pan a la iglesia. Yo, por ejemplo, voy los martes con mi prima. Todos nos conocemos y nos sentimos parte de una pequeña comunidad.

-Es decir, que cada noche hacen una ruta.

-Sí: cada noche a las 23:00 h vamos a tres establecimientos SandwiChez, nos dan el pan, bollería y comida que les ha sobrado durante el día y terminamos dejando unas tres bolsas en la parroquia.

-¿Por qué colaboran con esa marca concretamente?

-Desde el principio, en SandwiChez estuvieron encantados cuando se lo propusimos y llevamos 4 años con ellos. Concretamente, colaboramos con los locales de las calles Amigó, Via Augusta y Travessera de Gràcia, y ahora vamos a empezar a hacerlo con el de Reina Elisenda.

-¿Por qué hacer este tipo de voluntariado?

-Es una manera indirecta y muy sencilla de ayudar a gente de tu propia ciudad, sin ser necesario irte lejos. 

-Y ayudar con algo tan básico como el pan.

-Exacto. El coste es mínimo y, de no llevarlo a la parroquia, se acabaría tirando. Las personas que van al comedor social no tienen por qué estar permanentemente a pan y agua; tienen el mismo derecho que todos a tomar un cruasán de chocolate algún día.

-¿Alguna vez ha estado con esas personas durante la mañana siguiente?

-No. Es algo que me falta y que me gustaría hacer, pero me siento más cómoda haciendo este tipo de voluntariado por un tema de horarios.

-¿Seguro que es por eso y no por no ver una realidad dolorosa?

-No, no. Es por los horarios. Además, creo que hay personas a las que se les da mucho mejor el trato con otras personas que a mí. Pero sí, la verdad es que no había llegado a planteármelo. Me lo apunto.

-¿Tiene el proyecto un trasfondo religioso?

-Por mi parte, no. Colaboramos con la iglesia porque tiene un comedor social en una zona donde no hay muchos, pero no hay implicación religiosa.

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-Una curiosidad para acabar.

-Algunos días, cuando vamos a los SandwiChez, no les ha sobrado nada. Esas veces, los trabajadores de los establecimientos nos han llegado a dar su propia cena. Dicen: "Oye, mira, te saco del bolso el bocadillo que me había guardado y se lo dais a ellos".