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Jordi Calafí: "El esperanto forja una visión sabia del mundo"

Forma parte de la tercera generación de una familia esperantista de Barcelona y el mes pasado participó en el congreso mundial de esta lengua

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zentauroepp44822269 jordi calafi180831140415 / ÁLVARO MONGE

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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Jordi Calafí se revuelve un poco por dentro cuando le cuenta a alguien de su dominio del esperanto y la persona en cuestión le pregunta: "Ah, ¿pero todavía se habla esperanto?" Calafí tiene 15 años y es la tercera generación de una familia esperantista y, en cierto modo, una prueba andante de que el esperanto está vivo. Calafí participó el mes pasado en el Congreso Mundial de Esperanto que tuvo lugar en Lisboa.

-Cuénteme: ¿cómo llegó al esperanto? Por la familia, me han dicho.

-Por mi abuelo. El padre de mi madre. Cuando iba a visitarlo de niño me enseñaba maletas llenas de recortes de los congresos, cartas que le mandaban otros esperantistas, postales… A mí me despertó la curiosidad.

-Pensé que habían sido sus padres.

-No, mis padres no lo hablan. Mi tía, sí, que es más de letras. Mi abuelo ha ido con todos sus nietos a los congresos de esperanto, y siempre nos insiste en que le ha sido muy útil en la vida.

-¿Qué les cuenta?

-Pues, por ejemplo… Ya no sé si fue durante la guerra civil o más tarde. El caso es que en esa época en que la gente pasaba tanta hambre mi abuelo era sexador de pollos, y para mejorar la producción y que la gente tuviera qué comer se puso en contacto con un experto japonés que lo ayudó. Él no hablaba japonés, el japonés no hablaba español, pero pudieron comunicarse porque los dos hablaban esperanto.

-¿Y entonces? ¿Se lanzó a aprenderlo, usted?

-Es muy fácil de aprender, es una de las cosas buenas que tiene este idioma. Además, está demostrado que saber esperanto te facilita aprender otras lenguas. Yo he aprendido portugués gracias al esperanto, por ejemplo.

-¿Qué más le ha aportado?

-Valores. Es una lengua que aporta valores. El esperanto es una lengua como cualquier otra: la gente se comunica en esperanto, hace negocios en esperanto, se enamora en esperanto. Pero a diferencia de otras, es una lengua neutral, sin intereses de ninguna clase detrás. Ningún país o nación o poder económico o político tiene interés en que la gente hable esperanto.

-Eso en la práctica implica que…

-Que te comunicas con la gente desde la igualdad. Y mi opinión es que si te comunicas desde la igualdad, eso te impregna de algún modo.

-¿A qué se refiere, exactamente?

-Bueno, yo creo que el esperanto forja una visión sabia del mundo.

-Al igual que a su abuelo, le permitirá comunicarse con… japoneses, turcos, no sé. Gente de todo el mundo.

-Sí, y en ese sentido el esperanto es una herramienta para aniquilar prejuicios. Para mí es una práctica muy habitual relacionarme con extranjeros. Tengo amigos mexicanos gracias al esperanto y una visión de lo que ocurre en ese país que creo que es muy distinta de la que sale en los medios.

-Me imagino que no tendrá muchas oportunidades de usarlo en su vida diaria. ¿Lo habla con su abuelo?

-No, con mi abuelo… No, cuando voy a su casa nos saludamos en esperanto y ya está. Pero sí hay oportunidades de hablarlo. Hay muchos congresos. Hay un congreso catalán cada dos años, cada año nos reunimos por Sant Jordi, están los congresos internacionales… Además, gracias a las redes sociales estás en contacto con la gente que vas conociendo por ahí. Viniendo para acá, por ejemplo, estaba hablando con una amiga esperantista de Lituania.

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-Entonces, ¿goza de buena salud, el esperanto?

-La percepción que yo tengo es que sí. Es más, yo creo que están aumentando los hablantes. Hay países, como Corea del Sur, donde hay cada vez más esperantistas. Hay escuelas allí donde se está experimentando con la enseñanza del esperanto. Creo que cada vez seremos más.